Consideran que su protección, menor al 64%, la vuelve inútil. Pero su uso en niños en zonas fronterizas con Brasil podría ser clave para moderar el endemismo.
Cluster Salud. En Argentina hasta este momento se han detectado más de 47.700 casos de dengue (entre sospechosos, probables y confirmados) 22.940 de ellos correspondientes a casos confirmados o probables autóctonos distribuidos en 16 jurisdicciones del país. Aunque hubo algunos, incluso mortales, en Buenos Aires y la zona central del país, la mayoría de ellos tiene lugar en el noreste, donde la enfermedad ya es endémica.
Si bien es cierto que esta cantidad palidece antes los cientos de miles que afligen a Brasil, sorprendió que las autoridades sanitarias del nuevo gobierno argentino revelaran que no usarán la nueva vacuna disponible contra el citado mal. ¿Las razones? El director nacional de Epidemiología, Jorge San Juan, aseveró esta semana que ello se debía a "la baja protección, menor al 64%" que produce entre los vacunados. Cabe notar que el 64% de 22.940 enfermos significa es cerca de 12.000 enfermos. Aún así, San Juan afirmó que influye en la decisión el hecho de que, para que el paciente “esté inmunizado, debe pasar un año, ya que para generar los anticuerpos necesarios para enfrentar la enfermedad, se deben suministrar tres dosis, una cada seis meses”.
Por lo antes dicho, la Comisión Nacional de Inmunizaciones “en reunión con el ministro (de Salud Jorge Lemus), descartó su uso porque no es útil”, detalló San Juan en declaraciones a la agencia de noticias local Télam.
Desde Sanofi-Pasteur, Sandra Besada, directora médica de dengue para América latina del laboratorio francés, afirmó que “no existe una vacuna que cubra el ciento por ciento de sujetos”, a la vez que afirmó que “poder reducir dos de cada tres casos es muy importante”.
Una posibilidad intermedia entre no incluir esta vacuna en los planes universales en zonas endémicas es la inoculación sólo de niños de entre 9 y 11 años. Justamente, el primer país en incorporar la vacuna en programas escolares fue Filipinas, en tanto que en el resto de los países donde fue aprobada, que incluyen a México, El Salvador y Brasil “se están cumpliendo una serie de pasos para poder comercializarla, lo que ocurrirá a partir de junio de este año”. Justamente, dado que la mayor incidencia de la enfermedad se da entre los adolescentes, la OMS decidió establecer la preadolescencia (entre 9 y 11) como la franja etaria que más debiera recibir la vacuna.
Importa destacar que la vacuna es considerada apta contra los cuatro serotipos del virus, aunque opera con más eficacia contra el tres y el cuatro. Según los datos disponibles, su efectividad promedio del 60 % aumenta si el paciente ha estado expuesto con anterioridad al virus.
Llama la atención que las autoridades médicas argentina no hayan tomado una aproximación pragmática, enfocando la posibilidad del uso de esta vacuna en los niños de las provincias fronterizas con Brasil, ya que son esas provincias, donde abunda los mosquitos vectores, y los viajeros que regresan de su vecino los que propagan la enfermedad en los meses veraniegos de auge. Es posible que se trate de parte de los esfuerzos de ahorro fiscal en que se encuentra sumida la nueva administración, pero -como suele decirse- lo barato puede salir muy caro.
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