La situación tiene lugar en la provincia de Tucumán, donde las agresiones contra los trabajadores de la salud ocurren en las horas de mayor concurrencia.
Cluster Salud. Los profesionales de la salud en la provincia de Tucumán, en Argentina, están sufriendo constantes insultos y golpes, los que incluso superan a los asaltos o hurtos, según informa LA GACETA. Es por esto que se están implementando botones de pánico como en el hospital Avellaneda. La idea es que este sistema de emergencia sea un complemento de las vigilancias mixtas que realizan el personal de seguridad privada y la Policía provincial.
"La alarma, una vez accionada, no deja de sonar hasta que uno de los efectivos de seguridad inserta una llave. Esto está especialmente pensado para un caso, supongamos, de una pelea. Si la alarma se desactivada solamente con volver a tocar el botón, entonces el agresor podría hacerlo fácilmente”, señaló a LA GACETA, Federico Jordán, coordinador del área de Seguridad del Ministerio de Salud.
Los gremios están preocupados por los peligros que viven los profesionales de la salud, ya que no son algo nuevo en el sector. Por ejemplo, a comienzos de agosto una trabajadora del Centro de Atencion Primaria de la Salud (CAPS) Bienestar de San Cayetano fue golpeada por una persona adicta a la que no quiso suministrarle drogas.
“La mayoría de los incidentes no ocurre durante la madrugada como uno puede llegar a creer desde el prejuicio, sino en el momento en que más afluencia de público. En el Hospital Padilla, por ejemplo, ingresan de 1.500 a 1.800 personas diarias. Allí el 58% de los incidentes se da en los consultorios externos y el 33% en el shockroom. El resto, menos de 10%, son robos, hurtos y daño a la propiedad. Por lo tanto, la violencia verbal y física son los delitos que más nos preocupan”, comentó Jordán.
Actualmente el sistema de emergencia se encuentra instalado en los hospitales Padilla y Centro de Salud, especialmente instalado en zonas sensibles, como salas de traumatología, que reciben pacientes alcoholizados o drogados tras sufrir accidentes. En una segunda etapa, los botones se implementarán en hospitales más pequeños y en los CAPS.
Desde el Sistema Provincial del Salud (Siprosa) aseguran que los agresores muchas veces son los mismos pacientes o sus acompañante.“En algunas ocasiones no entienden los tiempos de espera en las salas o en las guardias. Sabemos que si llega una emergencia se considera que esa situación es más importante. La comunidad debe comprender que hay tiempos de espera y la urgencia prima siempre. Vamos a pedir a la gente tolerancia y respeto en la espera. La atención es para todos”, dijo Jordán.
También existen otros agresores como drogadictos o gente con problemas de alcohol. A raíz de la violencia contra los profesionales, Jordán señaló que "todos los profesionales de la salud recibirán una serie de capacitaciones para poder interactuar con estos nuevos elementos de emergencia en los hospitales".
Gremio en alerta
Desde el Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud (Sitas) afirmaron que nadie les avisó sobre la instalación de los botones de pánico, en dónde están ni cómo deben utilizarse.
“Nosotros no podemos opinar porque en ningún momento se nos explicó nada. Todavía estamos esperando que se pongan en contacto con nosotros. Mal podemos opinar si no tenemos idea de cómo va a funcionar. Yo del único botón antipánico del que puedo hablar es el de mi barrio”, indicó la secretaria gremial de Sitas, Adriana Bueno.
Además agregó que no han habido capacitaciones para su uso y tampoco en el hospital Avellaneda. El próximo miércoles tendrán una reunión con las autoridades del ministerio pero no tienen muchas expectativas. “Nosotros conocemos este sistema por el periodismo. Pero es un tema del que queremos hablar, porque queremos saber qué más se va a hacer, además del botón antipánico”, añadió la dirigente gremial.
Al interior del gremio, existe una molestia mayor, ya que el tema de la inseguridad ha sido planteado en varias ocasiones a las autoridades, donde se diseñó un protocolo para prevenir delitos en hospitales. Sin embargo, los trabajadores creen que no han sido medidas suficientes.