Cuatro miembros, dos de cada país, serán los encargados de analizar los avances del proyecto, que contempla un túnel de baja altura, que demandará US$3.000 millones.
Mendoza. Con el nombramiento de los seis miembros que conformarán la ‘Entidad Binacional para el Túnel Ferroviario de Baja Altura’, continúa avanzando el desarrollo del proyecto que será parte fundamental del Corredor Bioceánico Aconcagua, que unirá Chile y Argentina, y permitirá aumentar el intercambio comercial entre ambos países y el resto de la región.
En una ceremonia en la que participaron los embajadores de ambos países, Ginés González y Luis Maira, los gobiernos entregaron los nombres de los dos expertos por país que integrarán dicha instancia. Por el lado argentino están Gabriela Stortoni, jefa de gabinete de Asesores de la Secretaría de Transporte, y Antonio Luna, subsecretario de Transporte Ferroviario. Los chilenos son Anselmo Pomés, director de Fronteras, y Roberto Riveros, subdirector de Estudios y Planes de Inversión del Ministerio de Obras Públicas (MOP).
Para Hugo Eurnekián, vicepresidente de la compañía argentina Corporación América, grupo que promueve el proyecto, la concreción de esta instancia representa una “hito institucional para la concreción del Corredor Bioceánico Aconcagua, el cual continúa avanzando a paso firme”.
La iniciativa, de 52 kilómetros de extensión y que estará operativo los 365 días del año, se convertirá en una alternativa eficiente al ya saturado Paso Cristo Redentor. Con una inversión aproximada de US$3.000 millones, unirá la provincia de Mendoza con la región de Valparaíso en sólo 4 horas.
Según se acordó en el ‘Protocolo Complementario del Tratado de Maipú de Integración y Cooperación Argentina-Chile’, suscrito por las presidentas Cristina Fernández y Michelle Bachelet en noviembre pasado, la entidad binacional tendrá entre sus objetivos examinar los temas referidos al diseño, construcción, mantenimiento, administración y explotación del túnel.
Eurnekián destacó que el proyecto integrará físicamente y comercialmente a ambos países, y al resto de la región, y será por sobre todo un canal de conexión confiable, seguro y expedito entre las economías de Asia y el Mercosur. “El corredor unirá el Atlántico con el Pacífico y tendrá un área de influencia que alcanzará también a Uruguay y al sur de Brasil, aprovechando la infraestructura vial, ferroviaria y portuaria ya existente”, agregó.
La iniciativa prevé pasar de los actuales 7 millones de toneladas anuales que se transportan por el Paso Cristo Redentor a un potencial de demanda proyectado a 50 millones de toneladas por año, en un plazo de tres décadas.
A la fecha, Corporación América ha firmado acuerdo con varias empresas ser parte del consorcio que ejecutará el proyecto. Entre ellas, destacan Queiroz Galvao, Contreras Hnos., Geodata, San José de España, la Compañía de Aceros del Pacífico S.A. (CAP), Empresas Navieras y Mitsubishi, la cual comprometió US$2 millones para llevar a cabo los estudios respectivos.