Alberto Matsumoto recibió el Premio Gratitud a la Cooperación Internacional para funcionarios de los países con los que Japón coopera.
Quien lo ve caminar por las calles de Yokohama jamás pensaría que no ha nacido allí. Sin embargo Alberto Matsumoto nació en la Argentina y vivió muchos años en el partido bonaerense de Escobar.
Desde allí viajó hacia el Sur para participar de la guerra de Malvinas. A la vuelta, viajó a Japón, la tierra de sus antepasados y se instaló en 1990 a unos 30 kilómetros de Tokio y se casó. Allí vivió el terremoto de Kobe y lo relató para varios medios argentinos.
Esta semana, Matsumoto se convirtió en uno de los ocho extranjeros en recibir el premio que entrega la Japan International Cooperation Agency (Agencia de Cooperación Internacional de Japón), una agencia autárquica pero gubernamental que brinda asistencia técnica, acondicionamiento de infraestructura, capacitación de recursos humanos para los países en desarrollo y emergentes y con estos últimos emprenden también proyectos conjuntos para asistir a los que más necesidades tienen.
Matsumoto recibió el Premio Gratitud a la Cooperación Internacional que la agencia suele entregar a funcionarios de los países con los que Japón coopera.
“Por sus 20 años de servicio en la capacitación de los becarios descendientes de japoneses (nikkei) de América Latina que llegan a Japón”, dice el texto que justifica el premio, que lo define como un "partner" entre Argentina y Japón.
“A estos estudiantes les enseño historia de los inmigrantes japoneses, sistema educativo de Japón y también instruyo a jóvenes japoneses que quieren cooperar como voluntarios en diversos países de América Latina”, cuenta el hombre que suele volver a la Argentina a reencontrarse con su padre y su hermano y que regresó a Malvinas como homenaje a sus amigos caídos.