Los avances que manifiesta esta tendencia nos brindan un panorama abrumador por la cantidad de datos que implicará. Pero, ¿qué hay detrás de esta revolución?
Uno de los conceptos que más se irán escuchando a nivel general será Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Naturalmente, en el ámbito tecnológico no es ninguna sorpresa, pese a que se sabe que aún faltan muchas cosas para que se desarrolle plenamente. Sin embargo, eso no significa que hoy en día no sea tema de preocupación.
Sin ir más lejos, se espera que el mercado del Internet de las Cosas casi se triplique a US$1,7 millones de millones para el 2020, de acuerdo a la firma global de investigación de mercado IDC. A nivel de Latinoamérica, se prevé que generará en 2015 un mercado de US$8.800 millones, lo que equivale a un aumento de 14,3% con respecto al año anterior. Actualmente en la región hay 244 millones de objetos conectados, pero para 2020 se espera que esa cifra se incremente hasta un 22% anual.
El IoT considera desde una pulsera inteligente, un smartphone, sensores en los hogares para la luz, el riego u otra función e incluso dispositivos médicos. Se trata de un enorme ecosistema que incluso hoy en día es difícil de imaginar. Por lo mismo, queremos darte a conocer cuatro consideraciones sobre este fenómeno que nos ayudarán a dimensionarlo aún más y aclararlo con la ayuda de distintos expertos .
1. Antecedentes y puesta en marcha
Si bien sabemos que la idea de IoT está aún lejos de desarrollarse completamente, lo cierto es que sería un error pensar que eso es cosa del futuro y que por ahora no deberíamos preocuparnos tanto. Hoy por hoy, existen aplicaciones concretas de estas tecnologías que están ayudando a las empresas a optimizar sus procesos y capitalizar oportunidades. Uno de esos casos es AT&T, la cual está buscando conectar a más personas, procesos y máquinas precisamente con este fenómeno. Desde enero de 2015, la compañía de telecomunicaciones firmó acuerdos de IoT con más de 136 empresas a través de varias industrias, entre las que se incluyen: agricultura, automotriz, aviación, energía, salud, transporte, seguridad y logística de la cadena de suministro.
Un claro ejemplo de esto es la red de AT&T que tenía casi 22 millones de dispositivos conectados al IoT alrededor del mundo al 31 de marzo de este año. Efectivamente, estos es posible, en parte, debido a que las empresas y los consumidores se están abriendo al mundo conectado. Se quieren soluciones que abarcan desde autos conectados y dispositivos wearables hasta las herramientas que ayudan a las ciudades a ser más inteligentes (como redes de energía, alumbrado público y tuberías de riego).
2. Cloud
Uno de los pilares fundamentales para Internet de las Cosas es el soporte de todos estos datos y dispositivos; el alojamiento virtual de esta inmensidad de datos que se generan. Laura Voglino, vicepresidenta del Ecosistema de Desarrollo y Alianzas Globales de la Nube para IBM, explica que el potencial de IoT es realmente enorme, pues va acompañado de cloud, mobility, analytics y todo lo cual genera un poder muy grande. Por la misma razón, las inversiones que se hacen deben ser tan grandes como para capitalizar esa oportunidad.
De todas formas, con perspectivas de futuro, la ejecutiva aclara: “Si me preguntas: ¿puedes hacer hoy en IoT lo que va a pasar en 10 años? Te diría no, no tengo manera de saberlo”. Y bueno, es algo esperable, pues la capacidad de procesamiento que requerirán los datos que se generen con IOT funcionando plenamente, seguramente se distanciarán mucho de lo que vemos hoy día.
Pero más allá de eso, ¿estaremos dando los pasos necesarios y avanzando a un ritmo que nos asegure que en el futuro la industria cloud esté a la altura de las demandas de IoT? Voglino precisa: “No sabría decirte cuál es un ritmo sano de crecimiento, pero te puedo decir que la oportunidad es tan grande y tan poderosa que ciertamente da la impresión que no avanzamos todo lo que se puede llegar a avanzar; pero confío absolutamente que ese es el camino”.
3. Infraestructura
Así como hablamos de la infraestructura virtual, es importante considerar el impacto que generará el tráfico de datos de IoT, donde los servidores y centros de datos serán puestos a prueba.
Henry Merino, Gerente Regional de Canales de Panduit, empresa que asesora para obtener rendimientos óptimos en los data center, nos explica el crecimiento exponencial que significará. Por ejemplo: “Hace algunos años se hablaba de 10 Gigas como una velocidad de transmisión de información que se empezaría a ocupar varios años más adelante. La realidad es que hoy en día esa velocidad ya no es suficiente por lo que ya existen tecnologías de fibra óptica que permiten transmisiones de información a velocidades de 40 Gigas y 100 Gigas”.
Ante ese panorama, Merino sostiene que las empresas deberán prepararse con una infraestructura más moderna y robusta. “El cableado de fibra óptica y cobre es “la carretera” en la que correrán todos estos datos. No existe una estimación real de cuánto crecerá el volumen de datos que se generarán con el IoT, lo único que se sabe es que el crecimiento será de forma exponencial”, afirma el directivo. En ese sentido, la carretera que se comience a construir no puede hacerse pensando en las necesidades actuales, sino precisamente en la de los datos exponenciales.
Pero, finalmente, ¿existe claridad entre los distintos actores sobre este aspecto? Merino considera que la hay y de forma generalizada, aunque recién se vive un proceso de adopción y entendimiento sobre las acciones a emprender. Por eso, comenta: “ Lo que falta es que los gobiernos y empresas conozcan estas tecnologías para identificar cómo pueden cubrir sus necesidades”. Allí entrará en juego también el beneficio de hacerlo o incluso el riesgo no aplicarlo. Por eos, Henry Merino invita a preguntarse por “cuál es el costo de que no haga una inversión; cómo reaccionarán mis competidores y qué podría perder”.
4. Seguridad
Uno de los campos que ha suscitado más atención en el último tiempo, en el marco de esta nueva era tecnológica, es el de la seguridad y la privacidad. Es uno de los grandes peros de esta tendencia. Germán Jara, ingeniero senior en arquitectura de Intel Security en Chile, lo explica de la siguiente forma: “Cada objeto conectado captura los datos de cada uno de nosotros, en todo momento en que permanezca operativo. Esto hoy no cuenta con un marco regulatorio”.
Esto abre una serie de cuestionamientos. Por ejemplo, “¿Con IoT, quién es dueño de los datos e información que circulan en Internet? ¿Las personas, las empresas, los gobiernos? ¿Quién resguardará la protección de los datos que los mismos usuarios compartirán en la red, consciente o inconscientemente?, agrega el ejecutivo.
Es por esta razón que, a su juicio, se debe hacer un llamado por concientizar la necesidad de hacer un cambio de cultura. “Se trata de una tendencia que exige y amerita el cambio hacia una educación y promoción de una cultura de concientización, auto protección y responsabilidad de las personas y su comportamiento en Internet”, sostiene Jara.