En los últimos años han proliferado es tipo de elementos para aliviar la preocupación (o paranoia) de los usuarios que temen estar siendo vigilados.
Cromo - El Observador. En el último tiempo han proliferado los adhesivos y tapas para la cámara de las laptops o de dispositivos móviles para aliviar la preocupación (o paranoia) de los usuarios respecto a la vigilancia por gobiernos o ciberdelincuentes.
El director del FBI, James Corvey, es uno de ellos: el mes pasado confesó que cubre con cinta su cámara. "Puse un trozo de cinta adhesiva porque vi que alguien más inteligente que yo tenía un trozo de cinta adhesiva sobre su cámara".
Cubrir la cámara no es nada nuevo. Pero el mercado está explotando ahora los miedos de los usuarios. En la web se pueden encontrar diversos productos diseñados para encapuchar hasta los televisores inteligentes. Al fin y al cabo, durante años los especialistas en seguridad informática han demostrado que los hackers pueden secuestrar los equipos de forma remota y utilizar las cámaras para espiar a quien está en el otro extremo. En 2013, por ejemplo, se reveló que se podía activar la cámara de un Macbook sin encender el LED verde. Las grabaciones de los hackers son expuestas en cientos de foros y páginas web o pueden ser utilizadas como un arma para extorsionar al usuario.
Eva Galperin, analista de la Electronic Frontier Foundation, ha dicho que desde que compró su primera laptop con webcam incorporada, un MacBook Pro en 2007, la ha estado tapando para no ser vigilada. La organización comenzó a imprimir sus propios pegotines para cámaras web en 2013 en los que se lee: "Estos adhesivos removibles son una tecnología antivigilancia inhackeable".
Un producto disponible es el CamPatch. Cada adhesivo cuesta US$ 6,99. Krystie Caraballo no reveló datos financieros al ser consultada por The Guardian, pero sí dijo que la compañía ha tenido "ingresos de seis cifras durante los últimos años" y que ha vendido más de 250 mil parches.
También existe Look&Lock, un adhesivo que solo puede ser removido del equipo con una especie de llave. Esta no es más que un imán que mueve el bloqueo de la pieza colocada sobre la webcam. En internet se lo consigue por 10 euros.
En realidad, tapar la cámara solo es una solución que impide la grabación mientras la cinta esté puesta. Sin embargo, en el momento en que el usuario emplee alguna aplicación de videoconferencia, sus conversaciones pueden ser escuchadas a distancia si antes ha sido infectado con algún tipo de malware