Anunciado en el festival SXSW Chef Jet Pro es un dispositivo de impresión 3D que permite crear caramelos, chocolates y otros dulces. Tendrá un valor entre US$4.000 y US$10.000.
Imprimir la comida puede sonar a ciencia ficción, pero no para Kyle Von Hassein, quien esta semana presentó una impresora 3D que produce caramelos, collares de chocolate y adornos comestibles para tortas de casamientos.
Este nuevo dispositivo fue anunciado en el festival multidisciplinario de tecnología, música y cine South by Southwest (SXSW). Chef Jet y su versión más sofisticada Chef Jet Pro estarán disponibles en el marcado a finales de este años con un costo de entre US$4.000 y US$10.000 de la cantidad de colores en que pueda imprimir.
“Utilizamos este prototipo en Sugar Lab, una pastelería de Los Ángeles donde hacemos todo tipo de confites divertidos, incluidos chocolates y caramelos”, dijo Hassein director creativo de 3D Systems.
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El proceso para imprimir los dulces comienza con la elaboración por computadora de un modelo tridimensional del objeto que se quiere crear. Luego un programa informático divide ese modelo en capas que sirven de patrones para la impresora empezando con la capa inferior. La máquina distribuye un capa fina de azúcar que se rocía con agua. Este proceso da como resultado una réplica real de azúcar glaseado del modelo diseñado en la computadora.
“Para que la gente pueda entenderlo, les pongo el ejemplo de lo que ocurre cuando uno añade agua al azúcar y lo deja en un recipiente toda la noche, lo que uno se encuentra por la mañana es una especie de roca dura, azúcar cristalizado que es muy difícil de limpiar y ese es básicamente el proceso que utilizamos para imprimir caramelos”, señaló Hassein, quien indicó que el chorro de agua del cabezal de impresión permite también añadir color y sabor.
El emprendedor cree que, en general, la ventaja de la impresión 3D es que permite hacer objetos muy personalizados con una geometría que resultaría casi imposible de hacer a mano. “Nosotros podemos, por ejemplo, imprimir en tres dimensiones un collar de chocolate y lograr que cada una de las conexiones en el collar sea flexible”, explicó.
Iniciativas como la de Von Hasseln generan entusiasmo, pero también escepticismo. “Hace que nos alejemos todavía más del origen de los alimentos. Uno de los grandes problemas que tenemos en este país es que estamos muy desconectados de cómo se produce la comida, de dónde viene, y esto añade otra capa de tecnología que hace que parezca que la comida se produce de forma mágica”, dijo Nicole Vickey, experta en el sector alimenticio de la empresa Dinner Elf, en un video producido por el sitio web de emprendedores Tech Ranch Austin.
A pesar de las miradas negativas, la empresa de Von Hasseln firmó recientemente un acuerdo con el fabricante de chocolates Hershey para explorar “oportunidades innovadoras para el uso de latecnología 3D”. Entre los que están interesados en la tecnología está también la NASA, que firmó un contrato por US$125.000 con la firma Systems & Materials Research para desarrollar una impresora de pizzas que se pueda transportar en los vehículos espaciales.
Por su parte la firma Natural Machines espera lanzar este año la impresora 3D Foodini, capaz de imprimir raviolis listos para cocinar.