Un bastón que envía los signos vitales a una central y una pulsera-electrógrafo que transmite las frecuencia cardíacas vía comunicación móvil, son algunos de los ejemplos de la aplicación para la salud de la denominada "Internet de las cosas".
La vicepresidenta de la Sociedad Argentina de la Informática (SADIO), Rosa Wachenchauzer, comentó el trabajo realizado en la Universidad del Sur, donde desarrollaron también un electrocardiógrafo portátil que transmite la frecuencia cardíaca del usuario a un smartphone.
En particular, este desarrollo apuntó a reducir los costos de los electrógrafos para que el equipo pueda llegar a comercializarse a un valor inferior a los 500 pesos (US$95).
El electrocardiógrafo portátil se destaca por ser económico y versátil, capaz de digitalizar y procesar una señal cardíaca de 12 derivaciones (tobillos, muñecas y precordiales -electrodos de las costillas-) para luego transferirla a un dispositivo móvil (smartphone) o PC mediante bluetooth.
El modelo ideado por los estudiantes "permite obtener el diagnóstico a partir de la señal cardíaca, mediante este aparato certificado y avalado por un profesional médico y a un costo accesible".
Este tipo de desarrollos, remarcó Wachenchauzer, "ya se están trabajando en la Argentina, en el mercado o en los laboratorios. No hay límites para eso. Deberíamos apoyar a los emprendedores que estén pensando en este tipo de innovaciones".
Otro especialista, Gabriel Sakata, aseguró que "ya hay pruebas experimentales que demuestran que la era del internet de todo ya ha comenzado".
Citó el ejemplo de los fabricantes de autos que buscan "nuevas formas para comunicar los automóviles y no solamente con los fines de mejorar su funcionamiento y monitoreo de sus sistemas internos, sino también pensando que en un futuro los mismos autos puedan comunicarse con el mundo exterior y hacer una conducción más segura, más fácil, con menos tránsito y con menor emisión de gases".
Si bien la heladera (nevera) que se comunica con el supermercado para comprar la leche, el queso o los huevos, quedó restringida a un uso hiperselectivo, hay otros dispositivos con los que se puede comunicar el electrodoméstico para dar al humano información de, por ejemplo, cuantas calorías lleva consumidas en el día.
"Los riesgos y efectos no deseados son parte de los desafíos que también se deberán resolver", aclaró Sakara, un desafío que involucra tanto a "fabricantes y empresas proveedoras de servicios, y su vez organismos de control y gobiernos".
"Saber cuánto y cómo nos ha afectado Internet en estos 40 años, es difícil de precisar, pero si hay algo seguro es que internet cambió la forma de como trabajamos, jugamos, aprendemos y nos relacionamos con el mundo. Sin embargo, el cambio no se detiene", remarcó.