Los casos de pedofilia y robo de identidad encabezan el ranking, aunque especialistas estiman que entre el 50% y el 60% de las víctimas no denuncia los delitos porque desconocen sus derechos.
Las denuncias de delitos realizados a través de Internet registran un crecimiento anual del 50% sólo en la Ciudad de Buenos Aires, según datos de la policía metropolitana.
Los casos de pedofilia y robo de identidad encabezan el ranking, aunque especialistas estiman que entre el 50% y el 60% de las víctimas no denuncia los delitos porque desconocen sus derechos así como los canales con los que cuenta para protegerse y defenderse.
"La gran mayoría de las personas cree que no hay legislación ni norma que regule estas cuestiones", señaló en diálogo con Télam el abogado Daniel Monastersky, uno de los impulsores de la ley de grooming -u hostigamiento online-.
Monastersky dirige la consultora Identidad robada y promueve la creación de la figura del Defensor del Internauta con carácter oficial, ya sea a nivel nacional, provincial o municipal.
No obstante, reconoce que "llegar a crear la figura de un defensor podría llevar varios años", por lo que impulsa la formación de "un sitio web dónde los usuarios sepan que recursos tienen", según señaló en diálogo con radio Palermo.
Por su parte, el comisionado David Rojas de la policía Metropolitana sostuvo que cada año "la gente empieza a conocer que se puede denunciar" tanto a quien roba datos y usa los recursos financieros de otros como los casos de fraude, difamación o bien hostigamiento".
"Son muchos delitos que ya existían pero que ahora se realizan a través de estos medios", comentó, y señaló que la gravedad del bullying tiene que ver con que "antes el menor salía de la escuela o del club y dejaba de ser hostigado, ahora la agresión sigue por las redes sociales".
La ley de grooming, sancionada en 2013, dispuso penas de hasta 4 años para quienes contacten por medio de comunicaciones electrónicas -o cualquier modo de transmisión de datos- a un menor de edad con el propósito de "cometer cualquier delito contra la integridad sexual del mismo".
Asimismo, otros delitos como la violación de un sistema o del correo electrónico, fueron reconocidos como tales e incorporados en el código penal argentino.
Los casos más resonantes de este tipo de delito son aquellos en los que se ve afectada la imagen de alguna figura pública con la difusión de material multimedia que era de uso privado.
Como ejemplo Monastersky señaló el llamado “caso Camus”, el delincuente informático que publicó fotos privadas de personajes de la farándula, cuyo principal impacto fue "que la opinión pública estuviera atenta a cuidar su seguridad".