Según John Chambers, CEO de Cisco, este floreciente negocio se convertirá en una oportunidad de US$19 billones en los próximos años. En sus predicciones, 25.000 millones de dispositivos estarán conectados a internet para fines de 2014 y el numero se duplicará para 2020.
“Va a ser más grande que cualquier otra cosa jamás hecha en la alta tecnología”, dijo John Chambers, CEO de la multinacional tecnológica Cisco Systems. “Va a cambiar la forma en que la gente vive, trabaja y juega”, agregó.
La máxima fue promulgada esta semana por un referente de la tecnología mundial, nada menos que en el marco del Salón de la Electrónica de Consumo (CES), una feria del sector que se desarrolla en Las Vegas y que marca las tendencias del año que recién comienza. Eso que cambiará el mundo será el internet de las cosas.
Hace muchos años que los especialistas vienen anunciando una nueva era donde cada objeto esté conectado a internet. No es una hipérbole. Todo aquello en lo que uno pueda pensar estará unido a la red: electrodomésticos, prendas de ropa y accesorios, muebles, vehículos y un infinito etcétera. Cada “cosa” podrá enviar información a un smartphone, tableta o computadora.
Según Chambers, este floreciente negocio se convertirá en una oportunidad de US$19 billones en los próximos años. En sus predicciones, 25.000 millones de dispositivos estarán conectados a internet para fines de 2014 y el numero se duplicará para 2020.
Por su parte, un estudio elaborado por General Electric en 2012 concluyó que, en los siguientes 20 años, el internet de las cosas podría añadir hasta US$ 15 billones al producto bruto interno global. Esta cifra equivalía al tamaño de la economía de Estados Unidos en ese entonces.
La vedete del CES
En la previa ya se sabía que el internet de las cosas sería la gran vedette de este CES. Es que puede adoptar infinitas formas, desde un sutién para monitorear la salud de las deportistas hasta un cepillo de dientes que permite saber qué tan bien se lava los dientes el usuario.
Pero en ese mar de novedades, hubo dos especialmente interesantes: uno capaz de conectar a internet todo objeto a la vista y otro que hace inteligente lo oculto.
El primero es Mother, “un sistema muy simple que permite transformar cualquier objeto de la vida cotidiana en un objeto conectado”, dijo Rafi Haladjian, fundador de la empresa francesa Sen.se. El versátil aparato, de unos 16 cm de alto con forma de muñeca rusa, permite una vez conectada a la red de internet del domicilio administrar hasta 24 objetos gracias a pequeños censores llamados cookies.
Las cookies, sensibles al movimiento o a la temperatura, se instalan en el objeto a controlar y transmiten una señal para indicar, por ejemplo, si alguien olvidó tomar un medicamento o regar las plantas. El producto, que empezará a entregarse en la primavera boreal, costará US$222 incluyendo la Mother y cuatro cookies.
En el otro extremo, está Barcelona. Durante la presentación de Cisco, Manel Sanromà, gerente del Instituto Municipal de Informática del Ayuntamiento de Barcelona, habló sobre la eficiencia del internet de las cosas. Por año, la ciudad gasta US$3.100 millones menos gracias a los sensores instalados en los sistemas de cañería de agua y estacionamientos.
¿Por qué ahora?
Este 2014 será el tan esperado año del internet de las cosas gracias a la conjugación principalmente de dos cambios tecnológicos que ya se venían gestando.
En primer lugar, para que cualquier objeto pueda conectarse a internet, necesita una dirección IP. Esa serie única de números identifica al aparato y le permite transmitir datos por la red. El problema fue que la última dirección de IP se asignó en 2011.
Por eso, en 2012 el mundo online comenzó la migración a un nuevo protocolo de internet. Este, en vez de tener 4.000 millones de direcciones IP, como tenía el anterior, pasaba a crear 340 trillones de trillones (es decir, el número 340 seguido de 36 ceros) de direcciones. Es así como desde la bombita de luz hasta el auto podrán conectarse a la red sin problemas de velocidad.
Aun así, a un año y medio del lanzamiento del nuevo protocolo, llamado IPv6, la adopción todavía no alcanzó el 3% de la conectividad mundial, según el monitoreo diario que realiza Google de sus usuarios.
El segundo problema que se resolvió recientemente está vinculado a los costos. “En el último año aproximadamente, compañías como Qualcomm, Intel y Texas Instruments han creado chips baratos y eficientes desde el punto de vista energético, los cuales permiten que prácticamente cualquier cosa pueda conectarse a internet vía Wi-Fi o a un teléfono celular a través de un estándar llamado Bluetooth Low Energy”, publicó el sitio de tendencias Quartz.
Estos chips pasaron a valer menos de US$5 y a tener baterías que pueden perdurar hasta un año. Ese es el caso de los cookies de Mother, por ejemplo.
De hecho, el límite del ahorro energético está siendo empujado a límites todavía más lejanos. En setiembre, Intel presentó un microprocesador de silicona que funciona con la ínfima energía que se encuentra en un vaso de vino.
Para que este ingenioso experimento o cualquier otro se convierta en la batería de la nueva era de internet omniprescente, es necesario una aplicación masiva. Y para eso, la gente debe adoptarlo.
Los desafíos
¿Para qué es necesario que la heladera mantenga un inventario actualizado de lo que hay en la heladera si uno puede simplemente ir anotando en un papel lo que hace falta comprar en el super? La pregunta es tan válida como lo era hace una década cuestionarse para qué sirve revisar el correo electrónico en el celular.
Las empresas detrás de los objetos conectados tendrán que convencer a los usuarios comunes de la importancia de tener cerraduras que se abran con solo acercarles el smartphone. Para eso, además de abaratar costos de venta, tendrán que simplificar sus modos de uso.
“Va a ser un nuevo tipo de tecnología de la información. Va a ser la primera de todas en tener un modo de uso muy sencillo”, dijo Chambers durante la mencionada conferencia en el CES.
Tras convencer a los usuarios de la utilidad de este nuevo uso de internet, las empresas deberán demostrar que tener toda esa cantidad de información circulando online es seguro. Si bien existen muchos mitos respecto a la computación en la nube, también es cierto que la información personal en la red se multiplicará de forma exponencial y será administrada por empresas que no están prontas para el reto.
En los últimos meses, han circulado noticias de hackers utilizando huecos en la seguridad de autos y puertas de hoteles para cometer robos. Incluso se supo que un pirata había ingresado a un monitor para bebé para decirle obscenidades a un pequeño de dos años.
La ciberseguridad es una ciencia profundamente imperfecta que está a punto de enfrentar una cantidad de nuevos desafíos.
Pero, también es posible que estos nuevos objetos conectados empiecen a funcionar mal simplemente porque la tecnología falla de vez en cuando. Así, es posible que una persona sea acosada con mensajes de texto de parte de un aire acondicionado que intenta avisarle al servicio técnico que está roto, pero tiene mal programado el número de teléfono de contacto para reparaciones.
Ha comenzado un año de cambios revolucionarios en la vida cotidiana. El tiempo dirá si esa serie de innovaciones serán para el bien mayor.