El animal había sido herido en un choque con el motor de un barco, que lo había dejado en unas condiciones imposibles para la vida en libertad.
Por Pablo G. Bejerano para Think Big. La aplicación de técnicas de impresión 3D en la medicina está creciendo. Y no solo se benefician de ellas las personas, el conocimiento obtenido con estas también se puede emplear con animales. Ha ocurrido en el caso de una tortuga marina que perdió una parte de la mandíbula tras chocar con el motor de un barco. En un centro de rehabilitación, el reptil recibió un implante de titanio fabricado con una impresora 3D y se espera que pronto pueda volver a su hábitat natural.
Pesaba 45 kilos y tenía la mandíbula reventada. Así hallaron a esta tortuga marina en las costas de Turquía. Un choque con el motor de un barco la había dejado en unas condiciones imposibles para la vida en libertad. Aparte de la gravedad de la herida, el problema que esta acarreaba era la alimentación del animal, que no podía valerse por sus propios medios.
La tortuga fue trasladada al Centro de Investigación, Rescate y Rehabilitación de la Universidad de Pamukkale, en Denizli, situada en la parte occidental de Turquía. En un principio la gente de este instituto la alimentó cuidadosamente, con la mano. Pero esto solo era el primer paso para que el animal recuperara la salud. Si querían que volviera a vivir en su medio natural había que procurarle una nueva mandíbula.
El centro de rehabilitación se puso en contacto con BTech Innovation, una compañía turca especializada en implantes médicos producidos con impresión 3D. Ellos trabajan con humanos, pero se pusieron manos a la obra para crear una prótesis que permitiera al animal desenvolverse por sí solo.
Un equipo de veterinarios utilizó un escáner de tomografía axial computarizada (TAC) para obtener una imagen precisa del hueco que quedaba en la mandíbula de la tortuga. A continuación, desde BTech Innovation crearon una mandíbula impresa en 3D que encajaba perfectamente en el sitio de la herida. Se trata de un implante de titanio que completa la boca del animal, tanto en su parte superior como inferior.
Tras la operación la tortuga se recupera en el centro, donde se asegurarán de que se adapte a su nuevo trozo de mandíbula. No es la primera vez que se usa la impresión 3D para curar a animales. Precisamente se hizo hace poco con otra tortuga, cuyo caparazón se había deteriorado y se le acopló otro de plástico.
En cuanto a la medicina para seres humanos, con impresión 3D se ha logrado reconstruir la cara de una persona víctima de cáncer e incluso regenerar tejidos dañados mediante un polímero biodegradable.
Fotos: 3D Printing Industry