Las herramientas que otorga el software abarcan soluciones para todas las industrias. Conocer su lenguaje puede ser la clave para las nuevas economías y el alfabetismo juvenil en la materia, fundamental.
La Hora del Código se ha convertido en una de las iniciativas icónicas que incentiva a niñas y niños de más de 180 países para aprender a programar jugando. A partir de este emprendimiento se llevan cabo actividades en diversos países del mundo, y nuestra región no es la excepción.
En palabras simples, la programación es la forma de darle instrucciones precisas al computador para que éste pueda resolver por nosotros un problema de manera general. Se dice que aprender programación es como aprender un nuevo idioma, el idioma que el computador habla, el idioma del futuro.
Este idioma enseña de forma clara a los niños a estructurar, planificar y ordenar sus ideas, lo cual permite que quien domine este idioma digital podrá crear aplicaciones, videojuegos, y páginas Web, entre muchas otras cosas, y todo depende del análisis y creatividad.
Pero, obviamente, esto no se queda sólo en un juego de niños. Dagmar Pearce, quien se desempeña como director de Ingeniería Civil Informática de la Universidad San Sebastián en Chile valora tener en consideración el potencial transversal del lenguaje de la programación, pues permitiría "alcanzar más y mejores soluciones dependiendo de la problemática que se quiere abordar" para todas las industrias y profesiones.
"Este lenguaje, cada día es más necesario para complementar otros conocimientos que puedan manejarse en el mundo profesional. Claramente lo es más para el área informática de una organización, pero también para inteligencia de negocios, medicina, agricultura, minería, etc., que son sectores donde se puede potenciar el desarrollo de softwares o apps", señala Pearce.
UNA APUESTA AL PRESENTE Y FUTURO
Atendiendo esta necesidad y oportunidad, Laboratoria, el programa tecnológico de innovación social destacado por el presidente Obama y el fundador de Facebook Mark Zuckerberg, está enseñando los conceptos básicos de la programación a niños de la comuna de Recoleta en Santiago de Chile, con el apoyo de Microsoft, Kodea y Fundación Telefónica.
Hasta el día de hoy, Chile es el país con la mayor cantidad de eventos de programación organizados después de Estados Unidos. Por eso, según la directora de la Fundación Kodea, Mónica Retamal, “además de que los niños puedan dar sus primeros pasos en la programación computacional, nuestro objetivo es sensibilizar a todos los actores en la importancia de que nuestros niños no sólo consuman tecnología sino que aprender a crearla. Queremos que se discuta la relevancia de incluir este nuevo lenguaje dentro del currículum escolar”.
Retamal agrega que “estamos muy atrasados en el desarrollo de innovación basada en tecnología y eso cuestiona nuestra capacidad de participar en la economía digital. Los países que no preparen a su población en las llamadas “competencias del siglo XXI” corren el riesgo de quedar fuera de esta revolución.
Una iniciativa similar se vive en Argentina, donde Microsoft lleva a cabo la semana maratónica de #YoPuedoProgramar, que consiste en acercar el lenguaje del código a jóvenes de todo el país. Las actividades involucrarán a más de 500 niños de manera presencial y otros miles en forma online, en cursos interactivos, gratuitos y básicos de programación para estimular el desarrollo de habilidades que les permitan acceder a mayores y mejores oportunidades de trabajo y emprendimiento.
El caso de Argentina es particularmente interesante, pues allí, la Asamblea del Consejo Federal de Educación declaró de importancia estratégica la enseñanza y el aprendizaje de la programación, por lo que hoy es una materia obligatoria. El objetivo de esto es fortalecer el desarrollo económico-social de ese país.
UNA HABILIDAD ESTRATÉGICA
Con un aumento cada vez mayor de la población joven, el desempleo es un problema para muchos países que se enfrentan al desafío de formar fuerzas de trabajo modernas, capacitadas en las habilidades necesarias para realizar los trabajos de hoy en día.
Además, una realidad transversal en América Latina es el enorme déficit de profesionales capacitados en el sector de la tecnología. A modo de ejemplo, de acuerdo a cifras de ACTI (Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información), hoy existe un déficit de 7000 profesionales TI en la industria chilena, justamente por la falta de personas calificadas en este rubro.
Por eso, insertos en lo que hoy se denomina la Cuarta Revolución Industrial, donde las habilidades computacionales y las tecnologías de la información y la comunicación son cada vez más relevantes, la programación toma un rol clave.
“La programación permite capacitar a los jóvenes en las habilidades necesarias para el siglo XXI. El año pasado más de 3 millones de chicos en América Latina y 200.000 en Argentina aprendieron a programar. En esta edición queremos llegar a más, sobre todo a quienes viven en zonas más alejadas”, explicó Jorge Cella, Director Nacional de Tecnología y Filantropía de Microsoft para Argentina y Uruguay.
Considerando la Cuarta Revolución Industrial y de la Transformación Digital, Alex Pessó, Director Legal y de Asuntos Corporativos de Microsoft Chile, comenta: “El pensamiento y las habilidades computacionales, son cada vez más relevantes para el trabajo del futuro, por lo que la incorporación y el fomento de la asignatura de programación en la malla curricular, permitiría que entreguemos a nuestros niños habilidades esenciales para enfrentar las necesidades laborales del Chile 4.0”.
Un buen ejemplo de esto es el caso de Laboratoria, la ONG que capacita a jóvenes mujeres en programación, y que indica que la empleabilidad que tienen las estudiantes al terminar los cursos de programación, es de un 70%, “Esto es un potente motor de incorporación al mundo laboral para quienes no tienen el acceso a una educación superior tradicional”.
INICIATIVAS EN OTROS PAÍSES
Respecto a la realidad que ofrecen las políticas educacionales para niños y jóvenes, el profesor Dagmar Pearce explica que en el caso de Chile “son sólo algunos los liceos técnicos profesionales donde sí aprenden, a un nivel básico, de lenguaje de programación, lo que les permite llegar a una carrera técnica o de ejecución o de Ingeniería Civil con una buena base y en ventaja con respecto a quienes no tienen una formación de ese tipo”.
Sin embargo, en cuanto al tipo de iniciativas que vemos hoy en día enfocadas en los niños y gracias a la enorme cantidad de material disponible en la red que apela a los autodidactas, Pearce concluye: “ En estos momentos, lo único que se requiere es querer aprender”.
Revisando casos internacionales encontramos que en 2014, Inglaterra fue el primer país del grupo del G7 en incluir la enseñanza de ciencias computacionales en el currículum escolar para todos los estudiantes entre 5 y 16 años. Así también, la iniciativa Computing in the Core busca el mismo objetivo en los Estados Unidos y en la misma dirección avanzan otras naciones como Dinamarca y Alemania. La carrera ha comenzado y Latinoamérica está entendiendo que no puede quedarse atrás.