Por Fernanda Vicente, presidenta de Mujeres del Pacífico y directora de Asociación de Emprendedores de Latinoamérica (ASELA).
Este 19 de noviembre celebramos a nivel mundial el día del emprendimiento femenino. Si bien esta fecha la instauró el año pasado la ONU, es una gran oportunidad para homenajear a las cientos de miles de mujeres que día a día se levantan para sacar adelante sus empresas y a sus familias, además de aprovechar a mostrar increíbles historias de esfuerzo y coraje.
Nuestro país aparece muy bien ubicado en los rankings globales como ecosistema para que las mujeres emprendan (número 1 en Latinoamérica y 9 a nivel mundial), pero en la realidad las mujeres aún tenemos mucho que aportar. Para el año 2025 se requiere crear 600 millones de puestos de trabajos en el mundo, de los cuales aproximadamente el 70% vendrán de empresas que hoy se están formando.
El impacto que la mujer emprenda en la sociedad es enorme. Con nuestro ejemplo de trabajo vamos traspasando este oficio a generaciones completas de hijos, sobrinos, hermanos, vecinos que ven que sí se puede. Que aunque hombres y mujeres todavía debemos empujar con fuerza para terminar con las barreras burocráticas, las mujeres tenemos que lidiar con trabas culturales fuertes, muchas de ellas tan sólo mentales y que hoy día juntas podemos derribar.
La mujer chilena debe atreverse a soñar en grande, saber que el mundo es su mercado. Que sí podemos emprender con familia que nos apoyen, que podemos cumplir bien los distintos roles, que nuestra sociedad nos necesita. Porque en este nuevo escenario económico tenemos ventajas comparativas importantes. Nuestra intuición nos favorece, podemos empatizar con facilidad, generamos redes sólidas rápido y podemos ponerle corazón a un mercado que parece cada vez más lejano del ser humano.
Chile es un país de emprendedoras valientes, fuertes, decididas. Hoy las condiciones para emprender son cada vez mejores, tenemos más redes de soporte, fondos públicos y privados, más y más ejemplos de mujeres que han logrado abrirse camino con su trabajo. Ya no hay excusas para postergar los sueños. Tomemos nuestro futuro y el de nuestro país en nuestras manos y construyamos el Chile que todos nos merecemos haciendo las empresas que liderarán la nueva economía de la colaboración.