Por Daniel Maranto y Rocío Gómez-Tagle, académicos de Egade Business School.
A la hora de la competencia global, las capacidades internas son más importantes que tener recursos financieros. Más que los recursos financieros es el desarrollo de las capacidades internas, lo que permite a una empresa competir con las grandes compañías multinacionales.
Con frecuencia se dice que la falta de recursos financieros o capacidad tecnológica impiden a las pymes mexicanas competir en los mercados internacionales. Sin embargo, como demuestra una investigación realizada por la Escuela de Graduados en Administración y Dirección de Empresas (Egade) del Tecnológico de Monterrey, el desarrollo de las capacidades internas de la empresa resulta ser de mayor peso para tener éxito frente a una creciente competencia multinacional.
En los últimos 20 años México ha experimentado un movimiento de una economía relativamente cerrada a una muy abierta. Esto representa importantes retos para las pequeñas y medianas empresas (pymes) que en su mayoría no estaban acostumbradas a la competencia. En consecuencia, algunas empresas han cerrado, otras fueron vendidas y otras buscaron algún tipo de apoyo gubernamental. Pero también existen empresas que han seguido estrategias más proactivas, por ejemplo, encontrar un nicho dentro de un cluster industrial o diferenciar su producto o servicio de los competidores más grandes. Para conocer cuál es la mejor manera de competir frente a una creciente presencia internacional, se estudiaron 55 pymes que operan en mercados internacionales.
Las teorías económicas proponen que uno de los elementos más importantes para incrementar la competitividad de una empresa es la disponibilidad de recursos financieros. Siguiendo esta línea, es común que las empresas argumenten que sus bajas ventas o disminución en participación en el mercado frente a la competencia multinacional se debe a no contar con la tecnología necesaria, a condiciones sociales y culturales, o a la falta de recursos financieros. Interesantemente, el estudio encontró que en las pymes mexicanas la disponibilidad de recursos financieros no juega un rol significativo como elemento determinante para contar con ventajas competitivas, sino que al contrario, representa sólo el 15% de los factores externos relacionados con los mercados.
Lo que descubrimos es que el desempeño de la empresa se relaciona de manera positiva con sus capacidades internas. Estas capacidades representan una combinación de bienes tangibles e intangibles, donde la innovación, la acumulación de conocimiento y el fortalecimiento de las capacidades técnicas internas son más relevantes a la hora de crear las ventajas competitivas especializadas y sostenibles para las pymes, que se traducen en una mejor posición en los mercados internacionales.
Un modelo para el desarrollo de ventajas competitivas puede proponerse como uno donde los procesos y métodos de la empresa, la tecnología (que incluya tanto equipo adquirido como el perfeccionamiento interno de maquinaria e innovación en materias primas), la mejora continua y la capacidad de cambio promuevan las capacidades internas que diferencian los productos o servicios de la empresa, de aquellos de los grandes competidores internacionales. Esto, a la vez, lleva a un desempeño más alto del negocio y a crear los recursos financieros necesarios para la inversión. Es así como se transforma el círculo vicioso de falta de recursos-falta de inversión, en un círculo virtuoso donde los recursos impulsan las inversiones y las inversiones crean los recursos.
Cumplir con las expectativas de los empleados por parte de la dirección también contribuye a crear las ventajas competitivas. El personal que cree que la dirección es congruente con lo que se promete se siente motivado a mejorar, por lo tanto se incrementa la competitividad de la empresa con empleados altamente capacitados y comprometidos. Es importante notar que aún cuando los recursos financieros no parecen tener un rol significativo a largo plazo, contar con políticas gubernamentales claras relacionadas con la industria, sí tiene una función significativa para la competitividad de las empresas.
Los resultados refuerzan el argumento a favor de desarrollar cadenas de valor y clusters, y la importancia de lograr sinergias a través de la colaboración con la participación activa y conjunta del gobierno, las empresas mismas, universidades y centros de investigación que alineen sus estrategias hacia la consolidación de regiones geoeconómicas.
Dentro de este panorama, los directivos que tengan la capacidad de cambiar sus paradigmas de negocio, estén abiertos al cambio y a incorporar nuevas prácticas de negocio, tendrán mayores posibilidades de estar al nivel de su competencia multinacional y participar con éxito en los contextos globales.