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India, gracias por una conferencia sin Power Point
Martes, Diciembre 28, 2010 - 15:10

Alfredo Behrens es Profesor de Liderazgo y Gestión Intercultural en FIA, Sao Paulo

Un poco a lo Marco Polo les cuento que vengo de New Delhi de la reunión anual de la red de Recursos Humanos de la India (NHRD) donde fui moderador de la sesión de cambio organizacional.

Comparto esto porque lo que aprendí podría ayudarnos a tornar nuestras conferencias más productivas e interesantes.

Las conferencias suelen frustrarnos de varias maneras. Una de ellas es que los conferencistas no parecen muy interesados en comunicarse sino en leernos sus Power Points en voz alta. Son los peores, lo sé, pero son muchos y nos inducen a ignorarlos por completo, inclusive lo que podrían tener de novedoso y útil.

La principal diferencia visual de la conferencia en la India con nuestras conferencias en el mismo ramo es la grandiosidad y la relativa ausencia de mujeres en la reunión, compuesta de hombres en más del 90%. 

La conferencia fue realizada en el Kingdom of Dreams, con lo cual la ambientación tuvo algo de onírico, a lo que también contribuyó la recepción a los conferencistas con bandas de música, danzarinas y otros espectáculos. 

La ceremonia de apertura consistió en el encendido de la lámpara de fuego, simbolizando la luz de la discusión que iluminaria a todos los presentes. Durante la ceremonia, cada una de las autoridades invitadas encendió su vela en la fuente de luz y la llevó consigo a su lugar, mientras que la fuente de luz permaneció encendida durante toda la conferencia.

Los conferencistas fueron invitados a hablar sentados en sillones frente a la platea con más de 1.000 personas. Los sentaban de a tres o cuatro. No eran propiamente conferencias lo que presentaban. Más bien respondían a preguntas de moderadores bien informados. 

Entre los conferencistas y la platea no hubo más que el espacio que los separó, o los aproximó. En los sillones se sentaban académicos, profesionales autoridades estatales o miembros de organizaciones no gubernamentales.

Lo que vale resaltar es que desde la disposición de los conferencistas, sentados frente a la platea sin nada detrás de lo que esconderse, y sujetos al escrutinio de la platea, las presentaciones fueron despojadas, dinámicas y transparentes. Hubo pocas presentaciones del tipo Power Point, todas por extranjeros.

No es que los Indios no conozcan PowerPoint, es que no parecen haber perdido el buen hábito de conversar libremente. Por su vez los moderadores les extraen el destilado de su conocimiento, con frecuencia invitando a otros presentes a ofrecer otro punto de vista sobre el mismo asunto

Así, lo que es más una charla que una ponencia, se torna una forma muy eficiente de comunicación al impedir que un conferencista nos tome por asalto con su Power Point.

Al final de su charla los invitados respondieron a preguntas escritas que el moderador les proponía entre las que la platea le hizo llegar. Algunas veces la platea hizo preguntas directamente pero no había suficientes micrófonos para hacérselos llegar rápidamente a todos los que querían hablar, con lo cual las preguntas escritas eran más económicas en tiempo.

Un lugar donde se reúne tanto conocimiento, como en una conferencia, es para ser aprovechado al máximo intercambiando ideas, algo para lo cual una sesión de Power Point es menos apropiada que una buena conversación.

Podría decirse que todo en ese encuentro en New Delhi de la red NHRD estaba dirigido a tornar las personas más receptivas a dar y recibir. Desde la grandiosidad de los espectáculos iniciales, que descolocan a los participantes de lo cotidiano, tornándolos más receptivos, a la sencilla pero simbólica ceremonia de la luz, pasando por la disposición de los sillones frente a la platea, o por el estilo conversacional, todo favorecía la expectativa que nos torna más permeables a nuevas ideas o a nuevos puntos de vista.

Es para pensar en algo semejante para las conferencias en nuestro hemisferio porque son demasiado caras como para no aprovechar mejor la oportunidad de tener a tanta gente interesante junta.

Autores

Alfredo Behrens