La industria se debate entre los proteccionistas y los liberales, mientras todos intentan comprar la mayor cantidad de patentes posibles para ser dueños de la posibilidad de crear. ¿Apple defendió la innovación o sólo el bolsillo?
UniversiaKnowledge@Wharton. Para algunos es el "juicio del siglo en el sector de patentes". Un gran jurado federal en California se inclinó a favor de Apple en una demanda judicial por infracción de patentes contra Samsung. Apple recibirá más de mil millones de dólares por los daños causados. Además, el jurado decidió que Samsung había violado diversas patentes de utilidad y diseño de Apple con la fabricación del Galaxy S II y del Fascinate.
Después del veredicto, Apple solicitó que ocho aparatos de Samsung no pudieran venderse en EEUU. Se ha fijado una audiencia sobre el caso para diciembre. En ese intervalo de tiempo, Samsung informó que recurrirá la sentencia. Diversos observadores creen que el veredicto puede abrir la puerta a más demandas de Apple contra otros fabricantes de smartphones, entre ellos, Google, fabricante del sistema operativo Android usado en los teléfonos y tabletas Samsung.
Para aclarar las cuestiones claves relacionadas con el caso, Knowledge@Wharton conversó con el profesor de Gestión de Wharton, David Hsu.
En la conversación, Hsu habla del impacto del caso en la innovación del diseño y la creatividad.
-David, en primer lugar, ¿quién salió ganando y quien salió perdiendo con la decisión del jurado?
-David Hsu: Sin lugar a dudas Apple salió ganando, y los fabricantes de aparatos con sistema operativo Android tendrán que hacer un gran esfuerzo de imaginación para descubrir en qué áreas tendrán que hacer ajustes, o crear un nuevo diseño para los productos. En toda esta historia, Google está en medio de la penumbra, en segundo plano, ya que la empresa no se ha visto afectada de forma directa, pero no falta mucho para que eso ocurra. Creo que la insistencia de Apple en llevar el caso hasta el final se explica por el hecho de que la empresa está convencida de que el diseño y los elementos funcionales de sus productos conforman, de hecho, la experiencia del usuario, y la empresa quiere protegerla. Como consecuencia de eso, competidores como Samsung, HTC, Motorola Mobility (propiedad de Google) y otros grandes fabricantes de aparatos que usan la plataforma Android tendrán que pensar qué hacer a partir de ahora.
-¿Quién más sale ganando aparte de Apple? Hay rumores de que Microsoft, fabricante del sistema operativo Windows Mobile, usado en los aparatos de Nokia, podría lucrar con la decisión del jurado, ya que su producto es muy diferente del sistema de Apple y de Android.
-Hsu: creo que eso es verdad en el sentido de que aumenta el panorama competitivo más allá de la funcionalidad. Tal vez fuera útil dar un poco marcha atrás y analizar las patentes en disputa en el caso Apple/Samsung. Varias de ellas tenían que ver con el diseño, por lo tanto no está en juego aquí la funcionalidad de la innovación, sino el embalaje del producto. Otras no afectan al núcleo del sistema operativo; están entre los aspectos más vinculados al diseño, como es el caso del recurso en que las páginas vistas en el sistema operativo iOS de Apple "retornan" a su lugar cuando el usuario llega a la parte superior o inferior, o a los varios iconos de la pantalla.
Creo que se trata del fortalecimiento de las patentes del diseño. Antes, si alguien era diseñador de muebles y creaba un proyecto innovador, eso no impedía de forma necesaria la posibilidad de reproducirlo anunciando una silla "parecida a la de Eames", por ejemplo, con tal de que quedara claro que no se trataba del producto original. No había ningún problema.
En el caso de los competidores directos del segmento de teléfonos, lo que está en juego es la adquisición de patentes, según pudimos observar en el transcurso de los últimos dos años aproximadamente. Hay un interés muy grande por la adquisición de "porfolios enteros de patentes" de smartphones. Es evidente que esos aparatos serán la navaja suiza del siglo XXI. De hecho, ya lo son, y no van a parar ahí. Por eso, hay una disputa mucho mayor por las patentes más básicas de la propiedad intelectual que sustentan esa plataforma.
-¿Entonces no cree que, a corto plazo, Nokia y Microsoft deban incomodar a Samsung, HTC, Google y los demás fabricantes de aparatos que usan Android? ¿Sería una disputa por el primer lugar, ya que los smartphones de Apple están en segundo lugar en el mercado americano?
-Hsu: No creo que ese caso vaya a reconfigurar de forma radical el panorama actual, porque en este tipo de espacio competitivo orientado a la plataforma suele haber puntos de inflexión. Es preciso que haya una suficiente masa crítica de usuarios, una comunidad de desarrolladores y soporte por parte de las empresas, porque las personas no están de forma necesaria mirando sólo a funcionalidades actuales: ellas están intentando anticipar la próxima funcionalidad para decidir si adoptan una u otra plataforma.
Aunque yo crea que deba haber un rediseño como consecuencia de este caso —no sólo en el mercado de smartphones, sino también en el de tabletas, en que esos sistemas operativos comparten naturalmente un código común—, lo que veremos, en realidad, tal vez sea un esfuerzo más creativo o innovador de los fabricantes de la plataforma Android en un intento de diferenciarse entre ellos.
Pero creo que hay una oportunidad en este momento, aunque pequeña, que permitirá a Microsoft y Nokia beneficiarse del caos en cuestión. Si serán capaces, o no, de aprovecharla bien, eso no lo sabemos.
-Acaba de mencionar el potencial de este caso para estimular la innovación del diseño. Podría darse exactamente el resultado contrario? ¿Habríamos llegado a un punto de inflexión en la disputa que vemos hoy en día por las patentes de los smartphones?
-Hsu: Voy a intentar exponer los argumentos de ambas partes. De un lado, están empresas como Apple, que desde hace años ha estado trabajando en un diseño que agrade al usuario, por eso lo protege e intenta prohibir cualquier intento de imitación. Eso tiene que ver mucho más con el valor simbólico de aquello que Apple está haciendo, a pesar de que el juez insistiera a los consejeros delegados de Samsung y de Apple para que llegaran a un acuerdo en privado. Eso no interesa a Apple, está claro, porque la empresa quiere delimitar su posición y enviar una señal al mercado en general de que está empeñada en proteger sus esfuerzos.
Creo que el equipo de Samsung intentó argumentar si sería realmente necesario proteger la carcasa del aparato, las esquinas redondeadas del rectángulo y el espacio entre los iconos de la pantalla. Hay que tener en cuenta que hay una distinción entre patentes de diseño y patentes de utilidad. Las patentes de utilidad están más asociadas a la funcionalidad del aparato; las patentes de diseño se refieren a los elementos no funcionales. Esas cosas se venden como un paquete único para el consumidor.
Creo que aquí está en juego el grado de protección que nosotros, como sociedad, debemos conceder a los innovadores. La innovación debe ser concebida de manera muy amplia, no sólo en el sentido técnico, sino también en lo que concierne al diseño, tomando como base una economía de libre mercado en que haya una competencia saludable que observe las señales del mercado, que busque construir sobre lo que ya se ha logrado y, básicamente, proporcione más valor para el consumidor.
Tal y como dije, antes las patentes de diseño eran consideradas relativamente ineficaces y sin aplicación. Las patentes de utilidades siempre han sido un dominio en que las empresas han tratado de ser ofensivas y defensivas. Ese juicio dará a las empresas y a los gerentes un motivo para que comiencen a pensar en el diseño como algo que hay que proteger.
Respecto a su pregunta, es decir, si eso es bueno o malo para la sociedad, creo que es siempre bueno que haya un punto de equilibrio. Nadie sabe cuál será el impacto del resultado del juicio de las patentes en cuestión sobre el mercado, porque lo que estamos viendo es sólo la punta del iceberg. Este ha sido sólo un juicio. Apple y Samsung están involucradas en cerca de 19 o 20 juicios en todo el mundo. Está claro que este juicio en especial afectará la producción de los aparatos de Samsung, además de otras empresas que usan el sistema Android, pero existe la posibilidad de apelación, así como otros juicios con jurado en diferentes jurisdicciones de todo el mundo. Por lo tanto, creo que no es de forma necesaria el comienzo de lo que está por llegar, y tampoco está cerca del final en lo que concierne a la guerra de patentes.
-Tengo entendido que Samsung está dispuesta a llevar el caso hasta la Corte Suprema, si es necesario.
-Hsu: Será un precedente interesante para muchas industrias creativas, no sólo para el sector de la electrónica o de la tecnología de la información. Yo hice referencia al diseño, a la moda, al diseño del producto, diseño industrial, todas esas cosas tienden a converger y están cada vez más diferenciadas [...] Creo que Apple mostró en diversas ocasiones que el usuario no quiere sólo una potencia técnica, sino también un producto con el cual pueda interaccionar. Por lo tanto, mi interpretación de este caso está mucho más relacionada con las implicaciones para la comunidad de diseño y con la protección de los avances creativos del intelecto, y no sólo con el espacio técnico.
-De momento, Apple venció en los tribunales, ¿pero qué pasa con el tribunal de la percepción del consumidor? En ese sentido, ¿de qué manera el episodio en cuestión afecta a Apple y a Samsung?
-Hsu: Eso tiene que ver con un punto que debía haber mencionado anteriormente: el ciclo de vida de esos productos tiende a ser muy breve. Estamos acostumbrados a un iPhone nuevo cada año. Aunque las empresas no estén dejando de lado ciertos elementos básicos del diseño, no es como en otras industrias en que un diseño reina durante varias décadas. ¿Por qué será entonces que Apple y Samsung llevaron el caso hasta el juicio final, ya que es muy probable que de aquí a algunos años el diseño en disputa ya esté obsoleto?
Respecto al público, Apple necesita ser más cautelosa, ya que el efecto puede ser doble. Por un lado, el consumidor puede reaccionar diciendo: "En realidad, prefiero la plataforma Android, pero Apple insiste en querer dictar normas sobre la forma del producto cuando no hay necesariamente ninguna novedad en eso y tampoco es algo que merezca protección". Por lo tanto, el consumidor puede querer experimentar otras plataformas, de Nokia, de Microsoft, etc.
Por otro lado, algunos consumidores tal vez crean que Apple realmente puso un gran esfuerzo en los detalles y en el diseño de sus productos, así como en su funcionalidad, por eso merece ser recompensada.
Apple tiene un historial de éxito de varios años seguidos en el mercado bursátil, y también en lo que concierne al valor de la empresa. Existe el peligro de que tal vez comunique la imagen de que será la próxima Microsoft, que produce una innovación y después intenta impedir que la competencia innove también. Es un arma de doble filo que puede aplicarse en este caso. Apple debe seguir innovando, tal y como he dicho. La empresa necesita encontrar el equilibrio entre su intento de proteger y de innovar y permitir que otros entren en ese espacio e intenten llevar adelante los avances del sector.
-¿Usted cree que ese caso reflejaría una nueva estrategia de Apple a partir de ahora? La empresa siempre ha conseguido sacar provecho de la estética moderna asociada a sus productos. ¿Eso quedaría comprometido si la empresa pasara a adoptar un estilo más proteccionista?
-Hsu: Ese es el peligro de ser líder de mercado: de pronto, se convierte en el blanco de todo tipo de reacciones por parte del consumidor. Fue sin lugar a dudas lo que sucedió en la época en que Microsoft mandaba. Apple es la empresa que, obviamente, pone énfasis en el diseño industrial, así como en la funcionalidad, y está obsesionada por los detalles. Creo que el consumidor ha percibido eso. Concuerdo con el argumento de que no parece justo que ahora que Apple se ha convertido en una empresa exitosa en el mercado, venga Samsung y tome básicamente todo lo que ha hecho, después de toda la experimentación puesta en marcha.
Por otro lado, a medida que casos como el que estamos discutiendo aquí se van definiendo en los tribunales en lo referente a la protección, o no, creo que aquello que está permitido frente a lo que no lo está quedará más claro. Antes, no era algo tan importante, no había tanto en juego. El escenario ha cambiado mucho.
Pero respecto a la imagen de la empresa en general, es evidente que la marca de Apple, y lo que ella significa como marca para el consumidor, tiene un valor inmenso. Por lo tanto, el litigio en curso es un esfuerzo —en conformidad con lo que pensaba su fallecido fundador, Steve Jobs— para defender la marca de la compañía. Pero existe el peligro de que la empresa transmita una imagen belicosa; o incluso, de compañía que impide el surgimiento de cosas más innovadoras, creativas y centradas en el diseño, lo que puede ser un problema para Apple. La empresa no quiere perder lo que siempre fue el centro de su identidad y lo que la convirtió en la empresa más valiosa del mundo.