Altos ejecutivos "creen firmemente" que en 20 años más esta tecnología dejará de ser una prometedora debutante y se integrará completamente en nuestro día a día.
El constante cambio en el que está sumida la sociedad actual convirtió la tarea de intentar predecir cómo será el mundo dentro de unos años en una misión silo al alcance de un puñado de valientes visionarios. Un selecto grupo al que, desde el mes pasado, se han incorporado el presidente mundial y responsable de Asuntos Jurídicos de Microsoft, Brad Smith, y el vicepresidente ejecutivo de la división de Investigación e Inteligencia Artificial de la firma, Harry Shum, que en su nuevo libro The Future Computed dan su visión -y la de la compañía- sobre el rumbo que está tomando la inteligencia artificial y el papel fundamental que jugará dentro de dos décadas.
Smith y Shum afirman que es muy complicado vaticinar cómo será nuestra vida en los próximos 20 años, pero "creen firmemente" que en 2038 esta tecnología dejará de ser una prometedora debutante y se integrará completamente en nuestro día a día.
Ambos directivos señalan que dará el paso definitivo a través de los asistentes virtuales -como Siri, Alexa o Cortana- que evolucionarán hasta transformarse en el "alter ego" de cada usuario, una copia digital de ellos mismos diseñada para convertirse en una parte irrenunciable de su vida.
Así las cosas, no solo nos proporcionarán su ayuda en momentos puntuales y complementarán nuestras tareas cotidianas sino que se convertirán en verdaderos empleados a tiempo completo cuya misión será facilitar todos los aspectos de nuestra vida, un lujo reservado, hasta ahora, para los más ricos de entre los ricos.
Los ejecutivos afirman que, por ejemplo, se conectarán con el resto de dispositivos inteligentes que nos rodeen mientras dormimos para planificar cada jornada desde que nos levantemos. Así, nos ayudarán a despertarnos de la forma menos traumática posible y sin necesidad de una estridente alarma - conocerán todos los pormenores de nuestro ciclo de sueño-, nos mantendrán al tanto de las noticias que más nos interesen mientras nos preparamos -basándose en patrones sobre nuestros gustos y preferencias- y programarán nuestras salidas para que nos topemos con el menor número de atascos posible.
El más atento de los "mayordomos"
También mantendrán la heladera llena sin necesidad de que pisemos un supermercado, optimizarán nuestros horarios para que no desatendamos ningún compromiso y, entre otras cosas, organizarán planes automáticamente en fechas especiales. Por ejemplo, y para regocijo de los más olvidadizos, comprarán regalos para nuestros amigos y familiares cuando se aproximen sus cumpleaños o reservarán en el restaurante favorito de nuestra pareja para celebrar un aniversario o San Valentín sin que se lo pidamos. Asimismo, y gracias a la información que le proporcionarán los wearables que poseamos, intervendrán en caso de que necesitemos ayuda médica o propondrán concertar una consulta con el especialista que consideren oportuno si detectan alguna anomalía.
Este 'yo' virtual tampoco pasará por alto nuestro trabajo y hará que cualquier reunión vaya sobre ruedas traduciendo automáticamente las aportaciones de colegas extranjeros -si es que los hubiera-, resumiendo todo lo que se exponga y elaborando informes con posibles caminos a seguir en función de los temas que se hayan tratado. Además, será capaz de cribar nuestros emails y responder a los más rutinarios sin necesidad de intervención humana. Cuando necesitemos unas vacaciones, nuestro asistente sugerirá el plan ideal, organizado al milímetro y a nuestro gusto porque, señalan Smith y Shum, prácticamente, sabrá más sobre nosotros que nosotros mismos.
Aunque esta estrecha "vigilancia" futurista aterrorice a aquellos que ya temen hoy por su privacidad, los directivos de Microsoft consideran que tenemos que verlo como algo positivo, ya que este tipo de avance, a pesar de los lógicos desafíos que pone sobre la mesa, "nos ayudará a aprovechar uno de nuestros recursos más escasos: el tiempo". Eso sí, admiten que lo primordial es que se haga un uso ético de esta revolucionaria tecnología, por lo que es necesario que las compañías que ya están desarrollándola trabajen de forma conjunta con los gobiernos y la comunidad académica antes de que llegue el día en el que este 'mayordomo virtual' decida por nosotros hasta qué medias deberíamos ponernos.
* Fuente: Expansión.