Este nuevo dispositivo no solo puede volar sino que también acompañar a su dueño desde el aire, eliminando el típico e indispensable control remoto.
A diferencia de los drones tradicionales, los cuales están especialmente diseñados para volar, la nueva Lily Camera se propone dar un paso más allá y no solo pretende volar sino que también acompañar a su dueño desde el aire.
Se trata de un dispositivo que posee 12 megapíxeles en sus fotografías y graba a 1080p a 60 cuadros por segundo, o bien si el usuario lo quiere, puede bajar a 720p pero consiguiendo 120 imágenes por segundo. Además incluye un sistema integrado de GPS con el que se consigue eliminar el típico control remoto del cual dependen los drones y un sistema de streaming basado en conexión Wi-Fi y Bluetooth 4.0.
"El usuario simplemente lanza a Lily en el aire, se pone a hacer sus actividades y, al final, tendrá todos sus movimientos registrados en un video de alta definición", dijo a Mashable el co-fundador del proyecto Henry Bradlow.
Es que el dron portable -que es a prueba de agua, puede flotar y posee una batería que le permite volar por 20 minutos- sigue los movimientos de un pequeño dispositivo cuyo tamaño le permite al usuario guardarlo en un bolsillo o cualquier mochila.
Mientras el usuario se encuentra en movimiento, Lily puede seguirlo a 40 kilómetros por hora y desde 1,5 a 30 metros de distancia, y si en algún momento se pierde la conexión, este dron puede simplemente aterrizar automáticamente.
Aún faltan varios meses para que Lily Camera sea un producto terminado y esté a la venta. Se estima que su precio rondará los US$899 en EE.UU., cuando sea lanzado en febrero de 2016. Sin embargo, ya existe en la página web oficial la posibilidad de reservar el dron a un precio de lanzamiento: US$499.