Cada vez más arqueólogos han comenzado a usar esta tecnología que ya está revolucionando su campo.
Por Alexis Gómez para Mediatelecom Agencia Informativa. Debajo del estéril desierto de Nuevo México existen restos de una antigua sociedad que prosperó hace unos mil años. Durante 20 años, John Kantner, un arqueólogo de la Universidad del Norte de Florida, ha estudiado las arenas rojas en busca de antiguas estructuras religiosas llamadas kivas, pequeñas salas circulares donde los miembros del grupo Chaco realizaban ceremonias y rituales, y que solian situarse bajo los hogares, pequeños espacios que fueron enterrados y rellenados con tierra.
Durante dos décadas, Kantner ha descubierto algunas kivas en el desierto, pero la búsqueda de estas estructuras subterráneas a pie resulta una tarea muy complicada y sobre todo tardada. Por ello, él, como muchos otros arqueólogos, ha comenzado ayudarse de la tecnología que está revolucionando su campo: los drones.
Un elemento arqueológico enterrado retiene el calor de manera diferente que el suelo que lo rodea. Así que Katner utiliza la vigilancia drone junto con imágenes térmicas para identificar las sutiles diferencias de temperatura, mientras que la estructura se calienta y se enfría. Para realizar este trabajo, se asoció con Jesse Casana, un arqueólogo de la Universidad de Arkansas que previamente había equipado drones con tecnología de imagen térmica para la investigación arqueológica en Chipre e Irak. (Aunque la termografía ha existido por décadas, la vinculación con la tecnología drone es reciente).
El equipo voló sus ocho rotores drone muchas veces antes del amanecer, cuando el desierto estaba en su punto más fresco. Tomó instantáneas de los patrones de calor cada segundo. Cada cuadro extraído de la cámara térmica les proporcionó una huella de la tierra, que al combinar, creaba un mosaico mostrando lo que estaba por debajo de toda la zona. El equipo fue capaz de detectar señales de calor debajo de la arena que ayudaron a revelar diversas kivas. "Al final fueron solo dos horas de trabajo para encontrar algo que me he pasado años tratando de encontrar", dijo Kantner. "Lo cual es bastante notable." Ellos publicaron sus resultados el año pasado en la Revista de Ciencias Arqueológicas.
Los drones también ofrecen nuevas oportunidades de investigación cuando se combina con sistemas de imagen láser como LiDAR, que crea mapas de alta resolución y pueden revelar estructuras ocultas, que de otra forma sería imposible de detectar. "Lo que veremos el próximo año como innovación en la arqueología serán drones basados en LiDAR", dijo Casana. Aunque los equipos LiDAR son caros, y no todo los investigadores les agrada la idea de colocar en un dispositivo que tiene grandes posibilidades de chocar. "Si usted puedes conseguir que la gente coloque un LiDAR en un drone sería un logro enorme para la arqueología", dijo. "Las personas están salivando porque esto funcione."
Ante este posible riesgo, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Exeter está planeando hacerlo en la Amazonía. José Iriarte, líder del equipo, se establecerá juntos con sus colegas en las selvas tropicales a finales de este año para descubrir signos de antiguas civilizaciones que habitaron los bosques espesos. Pues entre la comunidad arqueológica existe un debate sobre si las civilizaciones nunca echaron raíces en el bosque. Algunos argumentan que la Amazoníaa fue un ambiente prístino que siempre estuvo desprovisto de grandes asentamientos humanos; mientras que otros creen, que las diferentes culturas que prosperaron transformaron la selva hace miles de años.
Una pista para decidir que teoría es la correcta se encuentra dentro de las obras de arte masivos llamadas geoglifos, que puede esconderse debajo de la vegetación del suelo de la selva. Hurgar a través de la espesura de la Amazonas no es una tarea fácil, por lo que encontrar estas antiguas obras de arte es un desafío, pero es ahí donde los drones pueden ayudar. Equipado con LiDAR, un drone puede volar por encima de las copas de los árboles y utilizar sus sensores para perforar a través de estas copas y revelar cualquier geoglifo oculto. "Nadie sabe realmente qué son", asegura Salman Khan, especialista en teledetección del equipo. "Pero son una firma de la presencia humana en la Amazonas pasada."
Hasta ahora, los arqueólogos han descubierto cerca de 450 geoglifos cerca de la selva utilizando herramientas como Google Earth. Khan considera que estos hallazgos sugieren que hay más geoglifos ocultos en la selva amazónica. Pues los diseños en forma circular y cuadrados pueden ser tan grandes como 300 metros, lo que equivale al tamaño de tres campos de fútbol, y lo que dificulta poder detectarlos desde el suelo. "No se pueden ver muy bien si estas encima de ellos, especialmente si están ocultos bajo la selva", dijo Khan. "Así que la única manera de verlos es desde un punto de vista elevado."
Él y sus colegas planean volar un drone, que luce igual que un avión en miniatura de un solo pasajero, sobre diversas partes de la selva. El equipo también buscará túmulos, zanjas, y parches de suelo oscuro que puedan ser indicadores de las viviendas antiguas. El equipo planea viajar a la Amazonas para lanzar drone durante los meses secos de septiembre y octubre.
"Tenemos la esperanza de encontrar todas estas obras de arte", dijo Khan. "El descubrimiento de nuevas características arqueológicas estimularía muchos a la comunidad arqueológica".
*Texto original de The Atlantic