El pasado 11 de marzo un fuerte terremoto y tsunami azotaron Japón dejando una cifra aún indeterminada de muertos y desaparecidos. Pese a la magnitud de la catástrofe, según expertos el daño pudo ser mucho mayor si el país asiático no hubiése contado con un sistema de comunicación preventivo. Conozca acá las principales características del complejo método nipón de alerta temprana de terremotos y tsunamis.
Santiago. El fuerte teremoto de 8,9 grados Richter que azotó a Japón el pasado 11 de marzo, provocando un tsunami que dejó una cifra aún no oficial de muertos y desaparecidos, pudo ser peor. Sí, pudo tener consecuencias mucho más catastróficas si el país asiático no contara con un sistema de alerta temprana de sismos y maremotos que le permitió a gran parte de la población ponerse a resguardo segundos antes que comenzara el movieminto telúrico.
El complejo sistema nipón fue implementado en 2007 y contempla más de 1.000 sismógrafos instalados en diferentes lugares del territorio que son manejados por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA). Los sensores determinan cuándo y dónde ocurre el movimiento, y si su intensidad supera los 7,5°. Además, entrega señales a sectores vulnerables como servicios públicos y ferrocarriles, de manera que puedan cortar emisiones de gas y frenar trenes para evitar accidentes.
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Asimismo, el sistema comunica mediante imágenes y sonido acerca de los sismos a través de la televisión, radio, internet y mensajes de texto a los ciudadanos, para que dejen sus actividades y permanezcan atentos a las indicaciones del gobierno y las autoridades. Este proceso permitió que en sólo 8 segundos toda la población japonesa estuviera informada.
Estos sismógrafos detectan las ondas P inicialmente, las que son de onda corta y permiten calcular el epicentro del sismo, y provocan pocos daños. Posteriormente se presentan las ondas S, de mayor longitud, que provocan una seria destrucción.
A pesar de que las alertas sólo avisan con segundos o un par de minutos de anticipación acerca de un movimiento telúrico, es tiempo suficiente para que las personas dejen de lado las actividades que están realizando y tomen las precauciones correspondientes.
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El sistema de televisión digital que se usa en Japón, el mismo que se utilizará en Chile, fue fundamental al momento de informar a la población acerca de desastre natural que estaba por ocurrir. Parte del espectro electrómagnético que no se usa en la transmisión televisiva ha sido reservado para enviar información a televisores y teléfonos móviles que capten ese tipo de señal. De esta manera, es posible encender remotamente los televisores, sin usar telefonía ni datos, evitando la congestión de las redes. Asimismo, desde 2007, no es posible generar celulares si no cuentan con un receptor para la norma digital.
Se calcula que los habitantes de Tokio tuvieron alrededor de 80 segundos para enterarse del movimiento telúrico que estaba por remecer al país, a unos 373 kilómetros de distancia, en la costa noreste.
Los tsunamis demoran más tiempo en ser detectados, lo que entrega menos tiempo para alertar a la población que pudiera ser afectada. Stephane Rondenay, geofísico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), dice a TechnologyReview que los sensores sismográficos deben haber tardado unos 10 minutos en recoger señales que indicaran la gravedad del terremoto, y así emitir las alertas correspondientes. Dado que las ondas secundarias y más destructivas viajan a 4 kilómetros por segundo, les habría llevado unos 90 segundos recorrer los 373 kilómetros hasta Tokio. "Este terremoto ha golpeado probablemente al que yo considero el país mejor preparado en el mundo en cuanto a preparación frente a terremotos".
En países como Taiwán y México se están implementando sistemas de detección similares. La Universidad de Stanford realiza una investigación que pretende obtener datos de los acelerómetros de los computadores portátiles para reportar tenblores, bajo el nombre de Quake-Catcher Network.
La consultora Gartner Dataquest dice que, de no haber existido los sensores sismográficos, los efectos del terremoto en Japón pudieron ser aún mayores y devastadores. Luego del sismo y tsunami que el 2004 afectaron las costas del Mar Índico y provocaron la muerte a unas 230.000 personas, varios países, entre ellos la nación nipona y Estados Unidos, dispusieron estrategias preventivas para actuar a tiempo ante estas embestidas de la naturaleza. Así, se desarrolló una red de sensores que se instaló en lugares estratégicos del mundo para la detección de tsunamis, conocida como Deep-ocean Assessment and Reporting of Tsunamis (DART).
Ese sistema consiste en boyas sensibles a la presión y sensores anclados al fondo oceánico que permiten detectar la actividad sísmica, y si ésta incrementa su tamaño y la intensidad de onda. Esta información es enviada a otras boyas con GPS, que a su vez transmiten estos datos hacia satélites en órbita y enviada a computadores para la creación de modelos que permiten determinar la posible propagación de las olas.
No obstante, respecto de los tsunamis existe imprecisión para determinar el momento de impacto, por lo que es fundamental un buen análisis del epicentro del terremoto para saber si están las condiciones para la formación de un maremoto. Dado que el centro del sismo ocurrió a unos 130 metro de la costa, el gobierno japonés advirtió luego de 3 minutos, y el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, a cargo de la National Oceanic Atmospheric Administration (NOAA), alertó 9 minutos después.