En la capital japonesa se está fraguando un estrategia para poner en circulación vehículos con esta tecnología en sólo tres años.
Por Pablo G. Bejerano para Think Big. Cada vez queda menos para los Juegos Olímpicos deTokio. Poco más de tres años para que al ceremonia de apertura lance de nuevo el deporte y el espectáculo a las pantallas del mundo entero. Los millones de espectadores a distancia se unirán a una avalancha de visitantes que llegarán a la capital nipona. Y aquí está el problema. Las infraestructuras tienen que estar listas para acoger a todo el mundo. En el transporte, al ser uno de los recursos básicos, están puestas muchas miradas. Los taxistas de Tokio tienen un plan.
Un plan que viene de un problema. La compañía Hinomaru Kotsu, una de las 10 principales de taxis de Tokio, se queja de la escasez de conductores. A esto se le suman las previsiones para Tokio 2020. ¿La solución? En los coches autónomos, según los responsables de la firma de taxis.
Hinomaru Kotsu, con una flota de 607 coches, se ha asociado con la compañía de robótica ZMP. Esta trabaja desde hace tiempo en el desarrollo de software y hardware para coches autónomos. Su objetivo es vender su producto a compañías de transporte y fabricantes de coches.
Parece que Hinomaru es un cliente ejemplar. No solo tiene disposición a instalar los desarrollos de ZMP sino que tiene margen para probarlos. Los vehículos que esta empresa construye se basan en cámaras y en sensores láser. La idea es empezar a probar estos automóviles durante 2017. Si es así habría margen suficiente para que al empezar los Juegos Olímpicos una flota de taxis autónomos estuviera lista.
La escasez de trabajadores no es un problema nuevo en Japón. El país prácticamente no tiene desempleo y, según para qué trabajos, cuesta encontrar personal. Con una tasa de paro del 3% y la población estancada, las islas buscan soluciones. Hay que ponerlas ya, porque el envejecimiento de la población no contribuye precisamente a crear mano de obra.
De ahí que una de las soluciones que prueba el país es la introducción de robots como alternativa a la mano de obra. En este caso no se destruye empleo sino que se cubren las vacantes que las personas no alcanzan a cubrir.