De manera general, el 2012 deja un sabor agridulce en el desempeño de Apple y fue marcado por el desempeño de Tim Cook, el sucesor del famoso fundador de la empresa.
Este año marcó el primer aniversario de la muerte de Steve Jobs y el primer año de presentaciones de productos de Apple bajo el mando de Tim Cook. Sin duda, el 2012 trajo una gran presión para la compañía, su CEO y el equipo de desarrollo.
Las dos características que más destacan en este cambio de liderazgo son el desempeño de Apple en el mercado accionario, muy de la mano de sus productos y resultados financieros; así como en el estilo de dirección de Cook.
En relación con el primer punto, la acción de Apple tocó un máximo histórico de US$702,10 el 19 de septiembre, tras la presentación del iPhone 5. Sin embargo, para el 26 de diciembre los títulos valían US$513, una pérdida de 26,9% frente al máximo. ¿Por qué? Como algunos analistas han remarcado tras los anuncios de nuevos productos y la divulgación de resultados financieros, a pesar de la solidez de la compañía, los inversionistas y consumidores se han acostumbrado a resultados espectaculares, los cuales son cada vez menores.
Por otro lado, hemos podido ver una marcada diferencia en el estilo de dirección de Cook, en comparación con el de Steve Jobs. El punto más importante es la humanización del puesto directivo, dejando atrás el culto a la persona.
Por ejemplo, gracias a la liquidez con la que cuenta Apple, Tim decidió otorgar dividendos a los accionistas, algo a lo que Jobs se había negado. Además, gusta de estar en contacto con el personal, por lo que es común verlo con ellos en el comedor de la empresa o asistiendo a las reuniones con inversionistas. Quizá, lo más sorprendente haya sido su visita a una de las fábricas de Foxconn para supervisar las condiciones laborales de quienes fabrican sus productos.
Pero también la manera de trabajar ha cambiado. Los procesos creativos de los nuevos productos han pasado a ser más inclusivos, no dejando todas las decisiones al equipo de ingenieros sino tomando en cuenta la opinión de todos los equipos involucrados.
Incluso el más grande reto para Apple fue muestra del estilo particular de Tim Cook. Mientras que Steve Jobs se negó a reconocer error de diseño alguno tras el “Antennagate”, en el que los usuarios reportaban pérdida de señal en el iPhone si lo tomaban de cierta forma, Cook aceptó el error de la compañía en su nuevo servicio de mapas.
En un movimiento sin precedentes, el CEO de la compañía ofreció disculpas por los errores y recomendó el uso de aplicaciones de terceros. Esto hubiera sido impensable bajo el reinado de Jobs. Aunque, claro, esto no evitó que algunos responsables de su desarrollo perdieran su puesto.
De manera general, el 2012 deja un sabor agridulce en el desempeño de Apple. El próximo año podría ser el periodo en el que la compañía consolide un nuevo estilo y el rumbo que seguirá ahora que su fundador no está.