Elon Musk ha encabezado la redacción de una carta abierta a la ONU que demanda el fin del desarrollo de las armas autónomas, entre las que destacan los drones militares.
Por Antonio Sabán para ThinkBig. Elon Musk, un grupo de 116 expertos en inteligencia artificial y alguna otra figura ilustre como el CEO de DeepMind (detrás de la división dedicada en Google) han unido fuerzas para trasladar en un escrito destinado a la Organización de Naciones Unidas su opinión sobre las armas autónomas. En él piden que salgan de circulación y se abandone su desarrollo.
El mensaje tiene coherencia con lo que el CEO de SpaceX y Tesla viene defendiendo desde hace algún tiempo. Sin ser ningún tecnófobo, y es que de hecho es todo lo contrario, incluso demasiado idealista a veces, ha afirmado en múltiples ocasiones que si bien la inteligencia artificial será un gran campo aliado de la especie humana, tiene que regularse y controlarse si no queremos que cuando alcance un desarollo determinado se nos vuelva en nuestra contra y pasemos de dominar a ser dominados.
Respecto a armas autónomas, que son aquellas que no necesitan ser controladas para que efectúen daños, como los drones que Estados Unidos lleva años enviando a países árabes en misiones cuestionables, el grupo afirma que pueden suponer un antes y un después tras la pólvora y las armas nucleares. Como hizo Musk con la inteligencia artificial, el grupo ahora no sólo pide medidas para frenar el avance de la industria armamentística en ese sentido, sino que demandan que éstas lleguen con la mayor celeridad posible, pues de lo contrario podría ser demasiado tarde.
La gran polémica alrededor de estas armas, que queda patente en la carta abierta, es que, si bien en ciertas ocasiones su uso podría tener cierto sentido si no hay más remedio, su desarrollo puede ser fatal en el momento en que llegue a manos de un terrorismo internacional que va en aumento y que no dudaría en emplearlas contra la población civil. Tampoco resulta tranquilizador el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte en este sentido, pero al menos parece que las fuerzas se miden más ante posibles repercusiones.
Tras muchos años de demandas, no se ha conseguido llevar a cabo el desarme nuclear, por lo que será complicado que amenazas menores como estas sean concebidas como tal en el seno de la ONU, pero el fin de las armas autonómas es algo que al menos hay que intentar.