Juan José Gálligo, consejero delegado de Structuralia reflexionó sobre los planes futuros de la española escuela de formación profesional a raíz de su compra por el Grupo Kaplan.
Cuando en 2001 Juan José Gálligo emprendía la aventura a bordo de Structuralia, no podía imaginar lo que deparaba el futuro para diez años después. Hoy día, Structuralia forma parte de uno de los grupos líderes dentro del profit education. El gigante Kaplan, propiedad del grupo Washington Post, es un conglomerado empresarial formado por unas 70 universidades dispersas dentro del mundo angloparlante, con ingresos que en 2009 alcanzaron los 2.600 millones. Structuralia es la escuela de formación que ellos han elegido como punta de lanza para insertarse en el mercado de educación profesional de habla hispana. Gálligo fue el artífice. El empresario español enamoró a Kaplan convenciéndole de que las virtudes de su compañía bien valen la inversión.
Pero, ¿qué es realmente Structuralia?
Es una escuela de formación. Generamos contenidos para los profesionales de un sector muy concreto, la ingeniería. Pero la ingeniería en su sentido más amplio, ofrecemos programas relacionados con la ingeniería civil, la aeronáutica, la naval, ingeniería de defensa, etc. Y un eje central de Structuralia es que se plantea formar a los profesionales a lo largo de su vida laboral.
Además, extendemos nuestro interés a todos aquellos que se desempeñan en áreas relacionadas con la ingeniería. Ofrecemos cursos a técnicos, gerentes comerciales, directivos de márketing, y comunicadores.
En estos momentos, tenemos tres grandes divisiones que son centro de nuestro trabajo: el área de la construcción, los servicios en torno a las infraestructuras y la energía. De hecho, estamos poniendo mucho énfasis en el tema de la energía.
Claro, Structuralia es también una plataforma e.learning, una herramienta tecnológica de comunicación digital que permite organizar contenidos y facilitar el intercambio entre profesores y alumnos, así como entre alumnos.
Usted insiste en que Structuralia no es solo una plataforma online, sino un generador de contenidos formativos. ¿Podría explicar qué tipo de contenidos son y cómo se construyen?
Pues nuestros contenidos son cursos. Y elaboramos estos cursos acorde una metodología simple pero efectiva. Primero identificamos la temática que nos parece interesante y es demandada dentro del sector. El siguiente paso es encontrar al máximo experto en el tema y animarlo a que produzca el contenido en bruto del curso. Luego ese contenido nosotros lo transformamos a un contenido multimedia, mediante el uso de tecnologías que nos ayudan a vincular la pedagogía con las aplicaciones multimedia. Finalmente, una vez creado el curso online, comenzamos a distribuirlo y hacerlo llegar al profesional.
Una característica particular de Structuralia es que no creamos los cursos bajo demanda. Nosotros invertimos en la creación y en ese sentido nos parecemos más a cómo funciona por ejemplo una editorial. Como mismo una casa editora invierte en un libro -en los derechos de autor, en la edición, en la impresión y luego en la publicación y promoción- así mismo nosotros creamos primero el curso y sólo después lo mostramos al mercado, a los profesionales, a las empresas, y a las instituciones públicas. Los libros de la editorial no están vendidos antes de salir al mercado y no se sabe si tendrán éxito las ventas, pues sucede igual con los cursos de Structuralia.
En cuanto a la comercialización, un 50% de nuestra actividad la vendemos a los profesionales directamente. El otro 50% lo vendemos a las empresas. A las empresas les vendemos paquetes de contenidos para diseñar sus planes de formación anuales. Son estas las que seleccionan de nuestro catálogo según lo que ya tienen evaluado que son sus demandas de formación.
Sin embargo, como compañía empezamos por proponer los cursos directamente a los profesionales. Nos dirigíamos a especialistas al margen de que estuvieran o no trabajando para empresas, o que residieran en España o en el exterior. Al profesional se le pide sólo que cumpla con las tarifas de matrícula, sea o no con sus propios recursos. Con ellos implementamos el sistema de la formación en abierto, que se distingue de la formación in company que desarrollamos para las compañías.
La diferencia entre ambas formas es que cuando las compañías pagan por cursos, nosotros generamos aulas virtuales que son cerradas, solamente los alumnos de esa empresa tienen las claves para acceder. Mientras, en las aulas en abierto convocamos ediciones y fechas concretas para que entren profesionales de varias empresas quienes toman el mismo curso, y por cierto también poseen sus propias claves de acceso.
Luego de la compra, ahora que Structuralia es parte del Grupo Kaplan, ¿qué ganaría un estudiante latino, por ejemplo, con postular al Executive MBA internacional en empresas del sector de las infraestructuras?
Primeramente, cada uno de los programas que Structuralia ofrece son diseñados por los mejores expertos. Además, cuando no se trata de un curso exclusivo de la marca Structuralia sino que se imparte en convenio con universidades, estas son de referencia, las mejores dentro de esa área determinada. En estos casos las universidades avalan también los títulos de los estudiantes. En España se conocen como títulos propios universitarios.
Eso es lo que gana el estudiante ahora. De cara a futuro, en cambio, se trabaja para generar convenios con universidades de habla inglesa. Una vez que estas también reconozcan los diplomas, el estudiante poseerá un título maestría, MBA o curso con validez en un territorio más amplio.
Y a lo que se apunta en el horizonte es a graduar profesionales que tengan títulos reconocidos en el ámbito angloparlante -con la colaboración de las universidades de Kaplan-, en la Unión Europea, cuando avance el acuerdo de Bologna, y dentro del área de América Latina, donde Structuralia pretende entrar con fuerza en el futuro inmediato.
Y en cuestiones más pragmáticas, los estudiantes latinoamericanos, precisamente los de ese MBA, pueden postular a becas auspiciadas por la OEA. Gracias a alianzas que hemos establecido, cada año la OEA destina fondos unas quince becas a las cuales tienen derecho los postulantes de América Latina. No cubren el cien por ciento del pago, pero es una parte importante.
¿Nos comenta cómo será esta expansión hacia América Latina? ¿Puede explicar cómo influirá el Grupo Kaplan en el desarrollo de Structuralia?
La influencia del Grupo Kaplan comienza por una cuestión básica. Structuralia ahora traducirá sus cursos al inglés y comenzará buscar mercados de habla inglesa. Ese es uno de los objetivos que se perseguía al proponerle esta negociación a Kaplan. Ellos ven la ventaja, porque hasta ahora no tenían un centro de formación especializado en ingenierías y evaluaron que en el mundo angloparlante también hay oportunidades de que Structuralia tenga éxito con su modelo de negocios.
Paralelamente, aprovechamos las pretensiones del grupo norteamericano de aventurarse en la formación en Español. O mejor dicho, insertarse en el territorio latino, porque Brasil está en nuestro punto de mira.
De hecho, además de la oficina en Santiago de Chile que ya tenemos desde 2005, próximamente vamos a establecernos en México, Brasil y Colombia, en ese orden. Y nuestra visión en este crecimiento es proveer de soluciones formativas globales a las multinacionales españolas que se extienden por todo el mundo. Tenemos grandes clientes españoles que son multinacionales y queremos darles soluciones globales en su proceso de globalización.
Creo que con el sello de calidad de Structuralia y el de un grupo norteamericano universitario potente como es Kaplan tenemos muchas posibilidades de éxito.
¿Por qué Brasil si ya implica una barrera idiomática? ¿No es bastante complicado crecer en un contexto tan distinto como la América Latina de habla hispana?
El tema del idioma no es una barrera para nosotros en el coste de inversión. En todo caso es cierto que hay que acertar con los contenidos que se necesitan en esos mercados. Idealmente, si un contenido fuera de interés general, para cualquier país, y con los temas financieros ocurre mucho, pues lo traduciríamos a tres o más idiomas con el inglés y el castellano a la cabeza.
Por supuesto, Brasil nos interesa mucho. De un lado, por su crecimiento y del otro, por la presencia de varias grandes empresas españolas allá.