Los animales electrónicos se utilizan para confortar y animar a ancianos en hogares de reposo cercanos a la planta nuclear Fukushima Daiichi.
Tokyo. Para algunos ancianos sobrevivientes del terremoto y el tsunami que azotaron Japón en marzo, el afecto viene en la forma de una pequeña foca robótica llamada Paro.
A solo 27 kilómetros al sur de la averiada planta nuclear de Fukushima Daiichi, en una colina encima de la zona devastada por el tsunami, el hogar de ancianos Suisyoen está enclavado en medio de la triple crisis de Japón.
Aunque la estructura del hogar de ancianos no fue muy dañada por el terremoto y el posterior tsunami, el temor a la contaminación por la radiación fugada de la planta de Fukushima Daiichi llevó a las autoridades a evacuarlo durante dos meses hasta mediados de mayo.
Una semana después de que los ancianos regresaran, la división de robótica de la empresa japonesa Daiwa House ofreció prestarle a Suisyoen dos focas robóticas recubiertas de piel antibacterial, que fueron bautizadas Amor y Paz.
El alquiler de los robots cuesta normalmente unos 12.000 yenes (U$155) por mes.
Las criaturas mecánicas son tratadas como animales domésticos por los residentes del hogar, muchos de los cuales todavía tratan de procesar los recuerdos del terremoto. Algunos residentes se aferran a las focas más que otros.
"Si me abrazo a esto me siento segura, sin importar si afuera hay un tifón", dijo Satsuko Yatsuzaka, de 85 años, después de haber estado abrazando a una de las focas durante media hora.
Aunque algunos hogares de ancianos han usado animales domésticos para ayudar en la terapia de sus residentes, el gerente general de Suisyoen, Taku Katoono, dijo que usar este tipo de robots tiene sus ventajas.
"Primero que nada para la terapia animal es necesario tener un animal que criar. Eso es difícil en ciertas situaciones, así que usamos un muñeco, un muñeco robótico, como método alternativo para ayudarlos a recuperarse", dijo.
Como los robots tienen batería sólo para aproximadamente una hora y media, son normalmente usados en la mañana, luego recargados a la hora del almuerzo y usados otra vez en la tarde.
Los robots ayudan incluso a hacer los ejercicios diarios, pidiéndole a los residentes que aplaudan y canten con ellos.
Los medios locales han reportado que más de la mitad de las víctimas del tsunami eran mayores de 65 años y los sobrevivientes aún tratan de superar las heridas mentales de la catástrofe.
Suisyoen no planea incorporar otros robots Paros, pero si uno de los residentes se aferrara demasiado a los muñecos podría considerarlo.