Su función sería la de dirigir nanopartículas sintéticas a la sangre para analizar la existencia de irregularidades en el cuerpo del paciente.
Google registró una patente que anticipa los planes de la empresa en el ámbito de la tecnología wearable y los dispositivos médicos.
La solicitud de patente describe una correa montada en el brazo inferior, con una apariencia similar a un reloj o pulsera inteligente. Su función sería la de dirigir nanopartículas sintéticas al torrente sanguíneo para analizar la existencia de irregularidades en el cuerpo del paciente que pueden tener un efecto adverso para su salud, en particular, por cáncer.
Esto se lograría mediante la transmisión de energía en los vasos sanguíneos para estimular las células y las moléculas, aumentando su eficacia en la lucha contra las enfermedades.
La patente se presentó ante la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en setiembre de 2013 por Andrew Conrad, jefe de la división de Ciencias de la Vida de Google.
Además de sus capacidades para el tratamiento físico, estas nanopartículas podrían generar grandes cantidades de datos: desde la sensación de frío o cansancio hasta la de estrés. Esta información puede ser utilizada para complementar otros parámetros fisiológicos que contribuyan al diagnóstico y control de la enfermedad.
Para hacer viable el tratamiento, la pulsera trabajaría en conjunción con una píldora de nanopartículas de óxido de hierro. Según informó el diario ABC, las nanopartículas estarán diseñadas para unirse selectivamente o reconocer las moléculas específicas. De esta forma, las nanopartículas “pintarían” las células con el óxido de hierro. Por ejemplo, podrían adherirse a las proteínas que favorecen el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.
Por el momento, esta suerte de pulsera es solo una patente; no se ha informado de la existencia de ningún prototipo.