Educación y adquisición de habilidades son los conceptos que giran sin cesar en la mente de este abogado peruano, a cargo hace año y medio de gestionar los vínculos de la firma estadounidense con sus distintos públicos. Un resabio de sus días como Chief Learning Officer a nivel global, encargado del área enseñanza, justamente, y que lo tienen embarcado en una cruzada por cerrar la brecha entre la oferta de la formación tradicional y lo que realmente demandará la fuerza del trabajo del futuro.
Por Gwendolyn Ledger
-¿Cómo evalúa que sea un latinoamericano el encargado del área de enseñanza, para cerrar la brecha digital de conocimientos, y con qué énfasis lo está llevando?
-Es super natural en IBM, donde ni siquiera es tema. Desde acá llevamos todas las iniciativas de trabajo en nuestras comunidades y con los grupos sociales que nos interesa integrar dentro de nuestro negocio. En 2019, redefinimos nuestro foco mediante una co-creación con nuestros empleados y el tema principal que de eso resultó es cómo IBM puede ayudar a la sociedad en general a avanzar el paradigma general de educación y habilidades; cómo IBM crea tecnología, crea una forma de trabajar en la sociedad distinta, la sociedad digital. Porque si hablamos de que a futuro muchas cosas estarán manejadas por IA, (primero) nosotros tenemos que ayudar a que estudiantes y profesionales puedan cerrar la brecha digital de conocimientos. Y ese es el centro de nuestro trabajo: ayudar a cerrar la brecha.
-Es algo muy en sintonía con el tópico de ‘fuerza de trabajo para el futuro’ y de instancias como el foro de Davos, el trabajo del BID, el Banco Mundial…
-Es súper importante para nosotros. Primero, por una responsabilidad corporativa, de que si creamos la tecnología que cambia el mundo, hay que ayudar a que toda la sociedad se alinee con ella. Y segundo, porque para extender nuestro negocio, para que nuestros clientes puedan usar los inventos que estamos haciendo, necesitamos que exista talento en los clientes y la sociedad para usarlos.
Un ejemplo de eso es algo tan simple como si quieres salir a correr en la mañana, solo tienes que ver una app que te dice cómo está el índice de calidad del aire para entender por dónde puedes correr y por donde no. Es algo muy sencillo, pero es de educación también. Y las herramientas están ahí y no es una barrera cerrada, porque todo esto es público. El talento tiene que estar distribuido.
-Eso implica una formación continua de las personas, entonces.
-Y significa también que hay que cambiar los parámetros tradicionales educativos. Por ejemplo, nos han vendido por años que el pasaporte al éxito es un título profesional universitario. Todo el mundo te dice ‘termina la universidad, si no, no serás nadie en la vida’. Eso es falso, porque estamos tratando de encasillar a todo el mundo en una sola avenida. En la sociedad digital del futuro lo importante son las habilidades, no los diplomas. ¿Quiere esto decir que no habrá universidades? Por supuesto que no. Pero estudiar en la universidad no es el único camino. Si yo necesito un analista de ciberseguridad, no necesito que tenga una maestría en ingeniería industrial o que se haya pasado cinco años en la universidad; probablemente, con dos años (de formación) es suficiente. No quiere decir tampoco que esa persona en el futuro no quiera ir a la universidad. Pero el tema clave de que este único pasaporte al éxito es la universidad, es un paradigma que hay que cambiar.
-Cambiar el paradigma es interesante, porque hay gente que está en la otra senda: termina la universidad, no encuentra empleo, de inmediato toma un posgrado, no se foguea laboralmente y hay una frustración grande, porque a pesar de los títulos, el mercado no está respondiendo a sus expectativas.
-Es que esa es la parte de los paradigmas que tenemos que cambiar.
-¿Y cómo llegamos a eso? Porque parece que estamos claros en el "qué".
-Lo otro que hay que cambiar, y es parte del cómo, es la separación que hemos hecho entre los distintos actores del mundo educativo. Hemos separado (los contenidos) en educación primaria, secundaria y la universitaria o terciaria, la técnica, con murallas chinas que dividen. Así lo hemos organizado, porque venimos de la sociedad industrializada y del Ford T de producción en cadena; eso nos cambió los parámetros mentales y creemos que aplica lo mismo para los colegios, que están diseñados para producir en cadena profesionales. Eso es una separación ilusoria, ineficiente, además. Educación secundaria, terciaria, universitaria, tienen que juntarse; hay muchos conceptos de colaboración, trabajo en equipo, flexibilidad, pensamiento crítico, que no pueden comenzar (recién) a los 18 años, tienen que partir antes, y hay conocimiento de industria que tienes que saber antes. Eso es un cambio.
El otro cambio, es el rol que la industria y las empresas juegan en el mundo educativo. Con la revolución industrial y de procesamiento en masa, las empresas nos sentamos a esperar que salga el producto de la universidad, y cuando sale el producto, sea de la universidad o de la escuela técnica, empezamos a corregir lo que no nos gusta o no nos sirve y gastamos millones de dólares para reentrenar la cabeza de las personas. En vez de decir, ‘vamos a la universidad y trabajemos con ellos’. Los gremios medievales eran los que formaban a todos los artesanos calificados, ¿por qué nos hemos salido de ese rol? Eso fue un motor de desarrollo y generó el Renacimiento. Es importante repensarlo.
Y, finalmente, lo más interesante probablemente, es que el mundo de construir para promedios está en extinción. El televidente promedio, el consumidor promedio, el estudiante promedio, el paciente promedio, el ciudadano promedio. Todo lo hemos regulado antes para el promedio. La tecnología y la ciencia está cambiando eso. Ahora en vez de ver lo que te ofrecen los canales de televisión, como hace 20 años, puedes tener tu propia lista de videos, te los organizas con plataformas online y nunca más tocas la televisión...
-Sí, la cultura, la entretención, hoy son “a la carta”.
-No solo eso, la medicina también está personalizándose, porque la tecnología está ayudando a tener tu cadena genética y saber que este medicamento genérico no es necesariamente lo que necesitas. Entonces, ¿por qué en la educación seguimos trabajando para el estudiante promedio, en vez de personalizar las intervenciones? La tecnología te puede permitir hacer esas cosas; podemos trabajar mucho más en el detalle de qué necesita Juan, Rosita, Pedrito, en vez de decir: "el estudiante promedio necesita esta currícula" (plan de estudio)... entonces, eso es importante también repensarlo y hacerlo distinto para el futuro.
-Pero todos necesitamos un bagaje cultural común. Leer, escribir, las cuatro operaciones aritméticas, saber de nuestra historia, tener pensamiento crítico leyendo a filósofos, el rol del arte.
-Hay un tema fundacional que aplica a todo el mundo, pero no aplica de la misma medida. Lo que me has dicho es fantástico. Ahora, si Rosita y Pedrito llegan a la vez, Rosita viene de una familia supercultural. Te aseguro que Rosita va a llegar al mismo grado que Pedrito con un bagaje cultural más amplio que Pedrito. Entonces, ¿por qué le vas a dar el mismo contenido a los dos? Si Rosita ya adquirió mucho de este contenido, hay que acelerarla; en cambio, no sabe nada práctico la pobre Rosita, al revés de Pedrito. No está en su casa eso, pero a ella se lo podemos enfatizar. Lo que no estoy diciendo es que haya que quitar cosas generales, sino que no se las tienes que dar en el mismo orden, ni con la misma intensidad.
-¿Qué hace hoy IBM por la educación y la superación de estas brechas, entonces?
-Con nuestro foco en educación y habilidades estamos trabajando a varios niveles. Tenemos un proyecto relacionado con la escuela y cómo romper la barrera entre primaria, secundaria y terciaria, que se llama PTech, donde pones a tres actores del sector educativo más un partner de industria, para que recreen la currícula, tanto de la secundaria como del título técnico universitario. Y en vez de hacer que los chicos terminen secundaria y dos años, después terminen el título técnico; lo juntamos y le añadimos componentes específicos de industria. Y esto no es solamente para tecnología, es para agricultura, para hospitales, manufactura. Es un programa que IBM ha creado y que hoy es open source, con 225 colegios Ptech en el mundo y 125 mil estudiantes en 24 países. IBM es solamente el patrocinador de 20, el resto son grupos industriales o empresas como VW, Microsoft, SAP, AT&T o American Airlines.
Otro programa es skill build, construyendo habilidades, que está enfocado más bien en los profesionales que están en la mitad de su carrera, que necesitan ser reentrenados para el futuro. Acá nos enfocamos en las poblaciones que durante muchos años no han tenido atención. En este programa lo que hacemos es aplicar el principio de learning journeys, donde se incluye lo online, incluye prácticas, proyectos, coaching y mentoría, entrenamiento para conseguir trabajo o para promociones en el trabajo. Y lo hacemos con ONG locales. El programa ya funciona en Francia, Alemania, UK, India, se lanza en Japón este año, España y Latinoamérica, donde trabajaremos desde Colombia físicamente, pero con un alcance simultáneo en Brasil, Perú, Chile, Argentina.
Hay otro programa denominado Skills Academy, que trabajamos con nuestros socios internos de relaciones académicas en las universidades. Ahí ponemos contenidos disponibles online donde se pueden integrar las currículas de las casas de estudios y creamos microcredenciales digitales para profesores y alumnos. Gracias a ello, desde que lanzamos este programa hay más de 1,2 millones de microcertificaciones que se han emitido para las personas.
DIALOGO Y EDUCACIÓN
-Volviendo al rol con la sociedad, en distintos países del continente existe un descontento social, que tiene que ver con las desigualdades que se han ido perpetuando, mientras que ustedes están trabajando por superar esas desigualdades, al menos en educación. ¿Cómo ven como empresa este proceso de levantamiento mundial?
-Nosotros vemos que hay en la sociedad una serie de cambios que están pasando y estos cambios, en muchos casos, están relacionados con factores socioeconómicos, tecnológicos u otros. IBM es un actor en estas sociedades y nuestra posición siempre ha sido que las soluciones se encuentran cuando los actores sociales trabajan juntos.
-¿Rescata el valor y la necesidad de diálogo?
-Del diálogo y de ponerse de acuerdo para llevar a cabo las iniciativas. Con el diálogo (por sí solo) no se solucionan los problemas, se solucionan con las iniciativas. Entonces, lo que nosotros estamos haciendo, desde nuestra pequeña esquina, es ayudar a crear este diálogo en temas de educación, en temas de responsabilidad ética con las nuevas tecnologías. Hemos invitado a un consorcio de empresas a suscribir los principios de Inteligencia Artificial (IA), el principio de que la data pertenece al usuario, que la IA está hecha para hacer que los humanos sean más eficientes y no para sustituirlos... ese es nuestro rol, ser un facilitador y un líder en la industria que lleva esa voz.
-Claro, porque sigue perpetuándose este miedo de que vamos a ser reemplazados por robots, y de que las big techs no pagan impuestos, que el capitalismo está roto, que las mismas empresas mataron la gallina de los huevos de oro… ¿Cómo las empresas pueden recuperar la confianza de la gente?
-Nosotros pensamos -y esto lo ha dicho muy claramente Ginny Rometti, CEO de la compañía, también en Davos- que todas las empresas y las industrias necesitan una licencia para operar de (parte de) la sociedad. Y la sociedad te da una licencia para operar cuando tus prácticas de negocios están alineadas con los valores de esa sociedad. En el momento en que rompes ese pacto, tu licencia para operar, el consumidor no la va a usar, no te va a comprar. Entonces, para tener esa licencia tienes que cumplir con ciertos parámetros: en IBM creemos que esos parámetros están alineados con nuestros principios de diversidad, inclusión, ética, valores, uso de la tecnología para el progreso de la Humanidad, no para sustituirla. Y en nuestro rol, invitamos al resto de las personas a catalizar este pensamiento.
El año pasado, el Business Round Table (BRT), el grupo de CEOs más poderosos de Wall Street, donde IBM participa, emitió un comunicado cambiando un paradigma, pasando de "las empresas están para generar ganancias", que fue lo que los Chicago Boys en los 70 dijeron, y que hoy el BRT considera que no es correcto. Porque las empresas están creadas para servir a todos sus stakeholders: a los inversionistas, sí; a los consumidores, también, a los empleados y a la sociedad donde operamos.
-También hay un movimiento fuerte para que las empresas efectivamente paguen los impuestos que les corresponden.
-IBM paga sus impuestos. Pero además invertimos alrededor de US$400 millones para responsabilidad social corporativa, globalmente. El breakdown para Latinoamérica es de setenta y tantos... Y para comentar el tema de los impuestos, volvamos al tema básico: las empresas necesitan una licencia para operar de las comunidades en las que están. En IBM creemos que eso incluye cumplir con tus responsabilidades locales y cumplir con lo que la ley y el parámetro regula. Entonces, no hay nada distinto que podamos decir. IBM no tiene una opinión sobre cuál debe ser el sistema de taxación global; esa no es nuestra área. Nosotros tenemos una opinión sobre el cuánto, tenemos una opción sobre cómo usar IA y tenemos una opinión sobre sostenibilidad y cómo debe implantarse un sistema de impuestos al carbón que contamina. Todo eso lo tenemos claro.