Las reglas incluyen una cláusula que impide a sus usuarios unirse a una demanda colectiva si tienen más de 30 días de unirse al servicio.
Después de las protestas que Instagram recibió contra sus nuevos términos de servicio -donde un supuesto mal uso del lenguaje llevó a pensar a los usuarios que sus fotos serían vendidas sin su permiso- el servicio para compartir fotografías no ha querido hablar de otras secciones controversiales de sus términos, las cuales pueden causar más revuelo que lo sucedido hace unos días.
Kevin Systrom, fundador y CEO de Instagram, escribió otro post donde anunció que Instagram está revirtiendo la sección de publicidad atualizada a la versión original creada en 2010. Esa fue la parte que causó molestia entre los usuarios ya que sugiería que algunas fotos se podrían vender.
"Para ayudarnos a ofrecer contenidos interesantes pagados o patrocinados, usted acepta que una empresa u otra entidad puede pagarnos para que aparezca su nombre de usuario, imagen, fotos (junto con los metadatos asociados), y/o acciones que realice, en relación con contenido pagado sin compensación alguna para usted".
Los expertos no están convencidos de que esa jerga legal (que ya se encuentra retirada del documento) significaba que Instagram comenzaría a vender las fotos. Systrom publicó ayer que "en el futuro, en lugar de obtener el permiso de usted para introducir posibles productos publicitarios que no se han desarrollado aún, vamos a tomar el tiempo para completar nuestros planes, y luego volver a nuestros usuarios y explicar cómo nos gustaría que nuestro negocio de publicidad trabaje", escribió en su blog.
Pero lo más preocupante ahora es la cláusula que hará casi imposible llevar a Instagram a la corte en una manera significativa. Los usuarios sólo pueden unirse a una demanda colectiva si "envían por correo una declaración escrita a la sede de Facebook en Menlo Park dentro de los 30 días de haberse inscrito Instagram".
Facebook, compañía matriz de Instagram, sabe algo acerca de demandas colectivas y el hecho de que los usuarios comunes de Instagram han quedado legalmente impotentes contra el servicio de fotografías y su equipo de abogados es lo que debería estar en debate.