Científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias han usado al planeta como ‘laboratorio espacial’. Éstos son sus resultados.
Por Angela Bernardo para Think Big. Júpiter es el quinto planeta del Sistema Solar, y es considerado, después de nuestro astro, el mayor cuerpo celeste dentro de nuestro sistema planetario. Además de sus espectaculares dimensiones -tiene un tamaño trescientas veces superior al del planeta Tierra-, Júpiter posee características muy curiosas para la ciencia. Tanto que ha sido descrito como "un laboratorio para estudiar el Universo", y en particular, descubrir nuevos detalles acerca de los exoplanetas.
¿Cómo hemos convertido a este voluminoso planeta en un modelo de investigación? Lo cuentan científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias en un artículo publicado en la revista Astrophysical Journal Letters. Y es que Júpiter no es sólo un planeta enorme, sino que además cuenta con grandes satélites a su alrededor.
UN ESPEJO PARA ESTUDIAR EXOPLANETAS
Uno de ellos, denominado Ganímedes, ha servido de 'espejo' para analizar la atmósfera de Júpiter. De este modo, aprovechando un eclipse del satélite, los investigadores han podido estudiar a Júpiter como si de un exoplaneta en tránsito se tratara.
El método de tránsito es una técnica utilizada por los científicos para descubrir exoplanetas. De hecho, de los 1.800 planetas extrasolares hallados hasta el momento, el 65% han sido observados mediante esta aproximación. ¿En qué consiste? Los investigadores observan fotométricamente una estrella, y comienzan a buscar cambios sutiles en la intensidad de la luz. Estas pequeñas variaciones se deben a que un planeta pasa por delante de ella.
Además de conocer nuevos exoplanetas, el método de tránsito puede ayudarnos a estudiar la atmósfera que rodea al cuerpo celeste. Mediante una técnica conocida como espectroscopía de transmisión, somos capaces de hallar las diferencias entre la intensidad de la luz incidente y transmitida, averiguando así la composición química de las capas atmosféricas.
RESULTADOS SORPRENDENTES
Las observaciones del IAC durante los satélites de Gamínedes han permitido, por tanto, investigar Júpiter como si se tratara de un exoplaneta en tránsito. ¿Y qué hemos descubierto? Los resultados, de los que también se ha hecho eco la revista Nature, muestran la presencia de nubes (aerosoles) y brumas en la atmósfera de Júpiter.
Los científicos del IAC han descubierto también hallazgos inesperados, como cristales de hielo en una capa estratosférica y una fuerte absorción características del gas metano. Es decir, utilizar a Júpiter como ‘laboratorio espacial‘ no sólo ha servido para comprender cómo estudiar los exoplanetas, sino que los resultados nos permitirían en el futuro determinar la abundancia de agua en la atmósfera del planeta.
Con esta técnica, los investigadores piensan que también podríamos establecer en el futuro la tasa de impactos de cometas en Júpiter. Estos resultados darían nuevas pistas sobre la historia del planeta y la formación del propio Sistema Solar.