Dos investigadores rusos han creado una impresora ecológica que no emplea tinta tradicional sino un modelo de color inspirado en la naturaleza.
Por Pablo Bejerano para ThinkBig. Existe a veces la impresión de que las tecnologías que se encuentran tan asentadas como la impresión no tienen recorrido para avanzar más. En concreto la técnica de inyección de tinta lleva largo tiempo funcionando y otras tecnologías, como la impresión láser, no han logrado acabar con su reinado. Sin embargo, tiene desventajas que no siempre se ven a simple vista. Los modelos de color que utilizan, ya sea CMYK o RGB, mezclan pigmentos para llegar a las tonalidades deseadas y para lograrlo se emplean sustancias que pueden dañar el medio ambiente.
Entre las sustancias que se utilizan para mezclar colores hay algunos tintes que son tóxicos para el medio marino, incluso los hay que reaccionan con materiales más comunes, como desinfectantes, para formar derivados dañinos.
Este fue uno de los motivos por los que dos científicos rusos de la Unviersidad ITMO, en San Petesburgo, han dedicado tiempo y esfuerzo a crear una impresora ecológica, que tiene una forma de crear el color inocua para el medio ambiente. En realidad la clave se encuentra precisamente en el tipo de tinta, pues la tecnología de impresión es la misma que hay en las máquinas de inyección de tinta.
Los efectos de esta tinta se consiguen gracias a su nanoestructura. Los investigadores se inspiraron en la naturaleza para llegar a este método. Y es que algunas especies, como el calamar, son capaces de modificar la nanoestructura de su piel para adaptarse al medio en el que se encuentran y camuflarse.
Esto llevado al papel –o a cualquier otra superficie de impresión– quiere decir que es necesario que la nueva tinta permita cambiar la nanoestructura del material para que refleje la luz de una determinada forma. Las investigaciones que se hicieron anteriormente habían encontrado dificultades para hacer algo así, debido a que los materiales empleados necesitaban de altas temperaturas para fijarse (lo que invalida al papel como superficie de impresión).
Tras experimentar con varias sustancias, los investigadores rusos comprobaron que la que más se ajustaba a su objetivo es una tinta incolora basada en dióxido de titanio en sistema coloidal. El material empleado no necesita de altas temperaturas para fijar color, con lo que se puede utilizar en una gran variedad de superficies. El color se controla variando el grosor del chorro de tinta que se lanza sobre la superficie de impresión.
Los científicos no solo han conseguido crear una impresora ecológica sino que el color no se borra con la exposición de los rayos solares. Aunque es cierto que aún no han logrado obtener algunas tonalidades muy fuertes, como un rojo intenso, con este método. Aún queda por investigar.
* Foto: danielfoster437