Se trataría de la primera computadora con sistema de cómputo exaescala del mundo; es decir, que pueda realizar un trillón de cálculos por segundo.
La posibilidad de contar con el arma computacional más poderosa del mundo asoma como un baluarte más allá de lo estrictamente tecnológico. En este entorno, como en muchos otros, siempre ha existido un toque de competencia nacionalista que anima a los gobiernos por desarrollar innovaciones que los posicionen a la vanguardia mundial.
Este parece ser el caso de las supercomputadoras. En los últimos años, China se ha posicionado como el gran dominador de estas herramientas, algo que Estados Unidos pretende contrarrestar desde ahora con un nuevo plan de trabajo.
El presidente Barack Obama anunció un robusto programa para construir la supercomputadora más poderosa del mundo, capaz de superar ampliamente las capacidades de procesamiento de las actuales. Según informó "The New York Times", Obama firmó una orden ejecutiva, la Iniciativa Nacional Estratégica de Informática, que permitirá unir en un solo órgano varios departamentos gubernamentales con el fin de construir la supercomputadora más rápida del mundo.
La puesta en marcha de este proyecto está previsto para antes del año 2025 y se trataría de la primera computadora con sistema de cómputo exaescala del mundo. Esto implica que pueda realizar 1.000 pentaflops, es decir, un trillón de cálculos por segundo (o lo que es lo mismo, un exaflop).
Hoy por hoy el Tianhe-2 de China, que tiene una capacidad de procesamiento de 33,86 petaflops, es el computador mas poderoso del mundo, capaz de hacer 38.860 billones de cálculos por segundo. A este gigante le sigue el estadounidense Titan, con una capacidad de 17,59 petaflops.
Vea además: "Infografía: el poderío de las 3 supercomputadoras más poderosas del mundo".
Según reporta el medio estadounidense, las principales funciones de la nueva supercomputadora son variadas; desde velar por la seguridad nacional hasta promover la investigación en el campo de la energía nuclear. La tecnología será utilizada para mejorar "la competitividad económica y los descubrimientos científicos" de cinco agencias nacionales: la NASA, el FBI, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).