La empresa advirtió que el modelo de negocios de su sistema Android podría ser el principal afectado con esta medida.
La decisión de la Unión Europea de multar a Google por la posición de ventaja de Android, podría tener más consecuencias que el pago de US$5.000 mil millones. Al menos así lo ha revelado la compañía perteneciente a Alphabet, asegurando que si Chrome y sus aplicaciones de búsqueda deben desaparecer del sistema operativo, su modelo de negocios gratuito podría estar en problemas.
Por medio de una publicación en su blog oficial, el CEO de Google, Sundar Pichai, defendió la decisión de contar con estas apps por defecto, revelando que un usuario promedio de este sistema "instala alrededor de 50 aplicaciones por voluntad propia" y puede borrar fácilmente los programas pre instalados.
"Si los fabricantes de teléfonos y operadores de red móviles no pudieran incluir nuestras aplicaciones en su amplio rango de dispositivos, esto podría afectar el balance del ecosistema de Android", señala la publicación.
Además, Pichai asegura que gran parte de este modelo depende precisamente de la inclusión de estas aplicaciones en los teléfonos de los diferentes tipos de fabricantes.
"Hasta ahora, el modelo comercial de Android ha significado que no hemos tenido que cobrar a los fabricantes de teléfonos por usar nuestra tecnología, o depender de un modelo de distribución estrictamente controlado (...) pero nos preocupa que la decisión de hoy altere el cuidadoso equilibrio que hemos alcanzado con Android, y que envíe una señal de aviso a favor de los sistemas propietarios sobre las plataformas abiertas", comentó el CEO.
Hasta el momento, la Unión Europea no ha sugerido cómo deberá responder Google a esta multa, además de su pago. Sin embargo, está claro que buscan permitir que los fabricantes de teléfonos puedan incluir sus propias aplicaciones en los equipos, dejando de lado Chrome y otras opciones de búsqueda en línea.
Una decisión, que según Google, podría implicar problemas para la empresa, ya que estos sistemas constituyen más del 50% de sus redes de publicidad y ganancias.
En caso de que este modelo de negocios cambie, la empresa podría comenzar a cobrar licencias de Android a los fabricantes de teléfonos. No obstante, esta opción solo sería viable ante una baja del uso de las aplicaciones de la compañía, por los cambios que pida la Unión Europea. Algo que según analistas no es realmente posible, y dejaría la postura de Google como un llamado a la opinión pública y no realmente a un aviso de cambio de su sistema de negocios.
De acuerdo a Mark Skilton, investigador, consultor y profesor de Práctica en Sistemas de Información y Gestión de la Warwick Business School, "Google siempre ha sido contradictorio, ya que es un facilitador del mercado que también quiere controlarlo. La empresa afirma que tiene que competir con otros grandes jugadores y que el intercambio a un servicio de búsqueda alternativo está "a un clic de distancia", pero en mi opinión, ya tienen alrededor del 80% de los dispositivos móviles con software pre instalado de Google Android. Ese es el problema".
El académico asegura que el desafío central tiene relación "con los consumidores y sus opciones reales de optar a otros servicios, en lugar de estar encerrados en la visión mundial de un solo proveedor de la economía digital". Frente a esto, Skilton llama a los consumidores a no ser ingenuos sobre los dichos de Pichai. "Debemos recordar que Google 'define el mercado' y no es solo un espectador inocente".
La solución ante este problema, asegura el profesor e investigador, se resolverá una vez que Internet pase a su próximo nivel de evolución, "que será un mundo más distribuido y basado en los límites. Se está viendo que con el auge de Internet de las Cosas se multiplican la cantidad de conexiones a hogares inteligentes, productos, transporte y todo lo demás. Esto traerá un mercado más abierto".
De acuerdo a Skilton, este será el próximo campo de batalla para Google y los grandes jugadores tecnológicos, ya que las medidas que ha tomado la Comisión de la Unión Europea y las nuevas decisiones similares que surjan en el futuro, ya se están convirtiendo en un problema importante para las grandes empresas de tecnología internacionales.