¿Conseguirá la robótica integrar a las máquinas en nuestro mundo? La comunicación es el primer paso para lograrlo, por lo que mejorar la interacción entre humano y robot se convierte en prioridad.
Por María Izquierdo para ThinkBig. La robótica, en la actualidad, es una tendencia incipiente y, de cara al futuro, se presenta como uno de los pilares más fuertes de la industria. La posibilidad de que una máquina sea capaz de llevar a cabo muchas de las acciones ejecutadas por los seres humanos es un concepto que intriga y, al mismo tiempo, intimida.
Pero los expertos no se quedan ahí, y hablan de que, en algún momento, no muy lejano, los robots y los seres humanos convivirán paralelamente en igualdad de condiciones. De hecho, hablan de una sociedad en la que, a simple vista, será imposible distinguir entre un ser humano y un robot, y podrán tener acceso a las mismas oportunidades.
Automatización y futuro del trabajo humano
El auge de la automatización está generando muchas preguntas sobre el futuro del trabajo para los empleados humanos desde que aparecieron las primeras máquinas. Pero también existe otra cuestión que da lugar a interrogantes: ¿cómo van a interactuar robots y humanos a medida que éstos se integren en nuestra vida cotidiana?
Poco a poco, la capacidad de los robots de realizar tareas de forma independiente ha ido creciendo y, por ello, es crucial enseñar a estas máquinas cómo comunicase con las personas, ya sean compañeros de trabajo o simples transeúntes que se crucen en su camino.
Se dice que en la comunicación humana, lo que se expresa mediante el lenguaje oral, solo comprende una pequeña parte de toda la información que se transmite durante el ejercicio comunicativo. Es por esta razón por la que se han de tener muy en cuenta el resto de factores que influyen en estas interacciones, como la expresión facial, la entonación, etc.
El proyecto Baxter, desarrollado por Rethink Robotics, ha intentado dar con una solución para mejorar la comunicación entre máquina y humano, dotando a su robot de una pantalla a modo de cara, en la que se proyectan un par de ojos digitales que ayudan a las personas a saber qué movimientos va a realizar.
De hecho, dirige su atención a uno de sus dos brazos antes de realizar cada acción, asegurándose de que todos los espectadores estén al tanto de qué tipo de movimiento se aproxima.
Interacción entre humanos y robots
Pero el problema no termina ahí. Los robots no solo han de ser capaces de mostrar y señalar sus intenciones a los seres humanos, también han de poder interpretar las señales de otros para ser efectivos en sus roles.
A este respecto, un equipo de Robótica Interactiva del MIT, dirigido por la doctora Julie Shah, ha utilizado técnicas de aprendizaje automático para enseñar a un robot a observar los indicadores de un ser humano que pueden revelar cuál es su intención.
Hoy en día, se tiende a pensar que los robots son buenos para realizar trabajos manuales, por precisión, fuerza y demás factores. Pero esto no es más que una de las miles de opciones que nos ofrece la robótica.
¿Conoces a Mario, el robot conserje?
Con avances adicionales que ayuden a los robots en las interacciones con humanos podrán adquirir una gama más amplia de vocaciones. Un ejemplo es el servicio al cliente, especialmente cuando las responsabilidades sean limitadas. Este tipo de trabajos no supondrán ningún problema para las máquinas, una vez logren mantener una conversación natural y productiva, además de fiable.
De hecho, un robot llamado Mario ya ha sido probado como conserje en Bélgica, entregando las llaves de la habitación y confraternizando con los clientes con un choque de manos, con lo que se busca adaptar la interacción a un lenguaje más humano.
La realidad es que estas nuevas tecnologías son capaces de llevar a cabo muchas de las tareas que realizan las personas de forma eficiente e incluso sobresaliente. Y es que, el miedo a la sustitución y la exclusión es algo que siempre ha existido a lo largo de la historia de la evolución tecnológica.
Pero, si conseguimos exprimir los beneficios dejando a un lado los temores, descubriremos todo un mundo de posibilidades.