El primer SMS de la historia lo envió el ingeniero de Vodafone Neil Papworth en el Reino Unido, el 3 de diciembre de 1992. "Merry Christmas" era el contenido del texto enviado desde su computadora al celular de un colega.
Cromo - El Observador. Los SMS cumplen un cuarto de siglo y, aunque debilitados por Whatsapp y aplicaciones similares, resisten todavía tras haber cambiado el modo de comunicarse de miles de millones de personas.
El primer SMS (sigla para Short Messaging Service) de la historia lo envió el ingeniero de Vodafone Neil Papworth en el Reino Unido, el 3 de diciembre de 1992. "Merry Christmas" ("Feliz Navidad") era el contenido del texto enviado desde su computadora al celular de un colega de su red GSM. Este tenía un Orbitel 901, el primer teléfono celular en ofrecer ese servicio.
"Para mí era un día más haciendo pruebas; no parecía que estuviésemos haciendo algo tan grande en aquel momento", relató años después. La operadora descubrió entonces un sistema útil para comunicarse dentro de su propia empresa.
El concepto del SMS nació en 1984 de la cabeza de Matti Makkonen, quien nunca patentó la idea porque la consideraba un trabajo de equipo. No obstante, el primer SMS entre dos teléfonos celulares se envió en 1993, con el experimento de un pasante de Nokia, Riku Pihkonen.
La tecnología tardaría un poco más en prender, pero en el término de pocos años los SMS se volvieron masivos. El boom llegaría a fines de la década de 1990 pero recién en 2007 superaron a las llamadas.
Como el SMS es una cadena alfanumérica que no supera los 140 caracteres, con ese límite nacieron también algunas de sus derivaciones: especialmente los 140 caracteres de Twitter, ahora duplicada a 280. La brevedad del mensaje hizo que palabras o frases como "te quiero mucho" o "¿por qué?" se reducían a "tkm" o "XQ", independientemente de las faltas ortográficas.
Con la llegada de las aplicaciones de mensajería instantánea en los teléfonos móviles comenzó la debacle del texto simple. En 2012 por primera vez el volumen de los chats fue mayor que los SMS. Y así ha seguido.