Para el consultor en desarrollo de negocios, Horacio Gabriel Mendoza, se necesita “un directorio que reinvente, que innove y que actualice”.
La buena administración de una pequeña y mediana empresa no está supeditada sólo a las órdenes que dicte una misma cabeza, sino a una dirigencia que escuche a sus colaboradores, que fomente la cohesión dentro de la organización, una que advierta los riesgos que se presenten en el escenario empresarial, y que siempre esté dispuesta a aprender de los tropiezos.
Identificar y potenciar liderazgos así, sumados al aprovechamiento de los activos intangibles, las ideas y las oportunidades del mercado, aseguran la supervivencia de la entidad en el mediano plazo, aún en momentos de incertidumbre de la economía, expuso el consultor en desarrollo de negocios, Horacio Gabriel Mendoza Córdova.
Para la pyme es fundamental entender cómo crear líderes; comprender que liderazgo no siempre tiene que ser igual a dueño de la empresa. Estos son comportamientos que hace décadas comenzaron a aplicar los grandes corporativos, pero que por su naturaleza pueden ser replicables en la pequeña y mediana empresa.
La pyme entiende ahora que es el dueño el que debe encabezar los cambios. Quien debe rediseñar la organización, establecer metas, adaptar a la empresa a nuevos mercados o realizar los ajustes que considere necesarios, cuando éstos no siempre podrían ser los correctos, destacó el experto en el marco de la Semana del Emprendedor.
La diferencia con formar líderes deriva en que una compañía pude contar con una dirigencia con mayor legitimidad al haber sido designada por consenso; en que puede tener la preparación necesaria para enfrentar los retos del mercado, en que puede escuchar, en resumen, “en que puede tener mejores oportunidades en el mercado.
“Elegir un liderazgo no significa que el líder no debe ser el dueño o el hijo del dueño o la familia, o que a la empresa debe dirigirla más de una persona, sino por quien o quienes cuentan con la preparación oportuna. La empresa para algunos significa un sueño y si no quiere que se convierta en pesadilla, se debe elegir bien”, destacó el especialista en capital humano.
La pyme, añadió Mendoza Córdova durante su presentación en el Centro Banamex, no está acostumbrada a los “cambios fuertes”. El emprendedor además suele ser “autoritario” y ello deriva en que su empresa termine por ser “estática”, y en que el jefe no trabaje de cerca con sus empleados.
El mismo dueño es en muchas de las ocasiones el que se resiste a los cambios organizaciones. En cambio, un líder busca asesoría, escucha a sus trabajadores y continuamente se prepara.
En resumen, el liderazgo transforma y profesionaliza a la empresa; significa creatividad, mientras que una “simple jefatura” se entiende más con la resistencia a los cambios, significa intuición y ésta no siempre resulta cierta.
En México, la cultura empresarial todavía tiene mucho que ver con las costumbres, pero el mercado exige que las pymes generen “su propia vida, su propia personalidad” a partir de la integración de capital humano valioso y sepa relacionar a la empresa con su entorno.
El escenario empresarial de nuestros días, comentó el especialista, exige que la pyme no pueda ejecutar una estrategia empresarial con una dirigencia individual. “Se necesita energía, ideas e ideales, capital humano con lealtad y honestidad; valores compartidos, pese a las diferencias”.
“Se necesita de alguien que piense en una empresa, no en un changarro. La pyme necesita un empresario, no un propietario. Un directorio que reinvente, que innove, que actualice. Esa es la dinámica. El líder enseña y aprende; el jefe sólo ordena. Eso da como resultado que una empresa sólo tome pedidos o que trascienda el plano comercial”, aseveró Horacio Gabriel Mendoza Córdova.