Si bien las expectativas varían, muchos estudiantes, por ejemplo, de China deciden estudiar en el extranjero para después quedarse a trabajar en otros países y abrirse camino en ultramar.
Hoy en día, las familias chinas tienen que analizar detenidamente los beneficios antes de enviar a sus hijos a estudiar al extranjero. Por ejemplo, los salarios básicos que perciben los jóvenes profesionales chinos retornados han descendido mucho, situándose en los 40 mil remimbi anuales (US$5.805).
Si bien las expectativas varían, muchos estudiantes, por ejemplo de China, deciden estudiar en el extranjero para después quedarse a trabajar en otros países y abrirse camino en ultramar. Sólo cuando se graduan y se dan cuenta lo difícil que es conseguir un trabajo como ellos lo soñaron, entonces es que deciden regresar a China.
Como su plan original es trabajar en el extranjero después de graduarse, en comparación con los que estudian en China, ellos se preparan de otra manera.
También las grandes diferencias entre el mercado laboral chino y en la mayoría de los países que eligen para estudiar, también enmudece el sueño de muchos retornados que esperan tener en China rápido acceso a un empleo bien remunerado y cómodo.
Además, aquellos jóvenes que estudian en el extranjero durante muchos años podrían perder el ritmo y el pulso del desarrollo del país. También se pueden atrasar en muchas áreas, ya que no pueden mantener el intenso ritmo de sus compañeros que estudiaron en China. Incluso, algunos estudiantes que regresan demuestran que son menos capaces de lidiar con determinadas situaciones o carecen de las habilidades comprensivas al respecto para lograr el éxito, por lo tanto lo que hacen es demorar y demorar el momento de entrar a adaptarse al cambiante entorno que les rodea.
Especialmente aquellos estudiantes que forman parte de los programas internacionales de intercambio y que conocen bien la esencia de la globalización, dadas las incertidumbres del mercado laboral global, no pueden focalizarse en una solo área del conocimiento. Están obligados a dominar varios idiomas, numerosas habilidades, estar familiarizados con diferentes temas y ser capaces de adaptarse a los nuevos cambios. Una tarea nada fácil.
Lo que debe definir si un joven chino debe o no ser enviado al extranjero para cursar sus estudios es la honesta suma de aptitudes, coeficiente intelectual y nivel de adaptabilidad. Esa es la clave.
Los estudiantes chinos que se forman en el extranjero deben saber que las cosas han cambiado. A su regreso, hay muchas más probabilidades que sus empleadores los traten de la misma manera que tratan a los graduados en China.
Los estudiantes chinos graduados de universidades extranjeras cada vez disfrutan menos de las ventajas que tenían aquellos que retornaron en décadas pasadas.
Hoy en día, un joven profesional chino graduado en el extranjero, con respecto a un joven graduado en China, no hace la diferencia.
El autor es investigador del Instituto Nacional de Ciencias de la Educación de China.
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