Mediante un convenio que reúne a las principales universidades, al sector privado y la Alcaldía, esa ciudad busca convertirse en un campus que atraiga a estudiantes de todas las regiones del país.
Cuenta Guillermo Orlando Sierra que hace unos treinta años, a varios académicos y representantes del sector privado se les ocurrió una idea para impulsar a Manizales como una ciudad clave en la educación del país. Entonces, buscaban que la capital caldense se convirtiera en un distrito universitario capaz de seducir a los estudiantes de cualquier región. Algo así, pensaban, como un Oxford colombiano o una especie de Cambridge.
Formalmente la idea no la concretaron, aunque año tras año aparecían nuevas propuestas que buscaban lo mismo. Y toda esa insistencia, dice Sierra, fue, en parte, lo que permitió que hace dos días se firmara un convenio histórico en la ciudad. Bajo el nombre de “Manizales, Campus Universitario”, la academia, la institucionalidad y varias empresas se unieron para que poco a poco la ciudad se posicione como una de las principales en temas educativos.
“El convenio es un acuerdo de voluntades entre seis universidades y el sector público y empresarial para que los jóvenes tengan educación de alta calidad y puedan tener, además, calidad de vida”, dice Sierra, director del Sistema Universitario de Manizales.
Para él, la capital de Caldas tiene las condiciones propicias para convertirse en ese gran campus con el que han soñado por tres décadas. Por un lado, los índices de inseguridad son bajos, es una ciudad pequeña, su movilidad es buena y desde hace cinco años los rectores de las principales universidades están apuntando hacia un mismo lado en materia educativa. En 2010 decidieron dejar de lado sus diferencias y se concentraron en sacar adelante proyectos de investigación conjuntos que han beneficiado a unos 40 mil universitarios.
Hoy, de acuerdo con Pablo Jaramillo, gerente de la Fundación Luker, otra de los patrocinadores del convenio, casi el 40 % de los estudiantes de la ciudad son externos. Es decir, unos 15 mil. “Lo que queremos es que alumnos de otras regiones vengan a estudiar y que eso se convierta para ellos en una experiencia de vida. No se trata solo de un convenio, sino de una apuesta de toda la ciudad, de todos sus habitantes. Para ellos, este proyecto también se ha convertido en una motivación económica. Un ejemplo: por cada diez estudiantes que lleguen, se genera un empleo calificado”, dice.
El propósito, según Jaramillo, es que en unos cinco años haya otros 5.000 estudiantes foráneos. Y para eso tienen pensada una estrategia a largo plazo que tiene varios frentes. Por un lado, se han empeñado en mejorar su calidad académica: cuatro de las seis universidades que hacen parte del convenio (la U. de Manizales, la de Caldas, la Católica, la Nacional, la Autónoma y la Fundación Luis Amigó) están acreditadas como de alta calidad.
Además, dice Jaramillo, “somos la ciudad con el más alto número de doctores per cápita. En total, tenemos 221 Ph.D y ofrecemos posgrados que nos han posicionado, como la maestría en Bioinformática Computacional”. También, complementa Sierra, “tenemos fuertes convenios de investigación y acuerdos de movilidad. Entonces, los estudiantes pueden ver el 40 % de sus créditos en cualquiera de las seis universidades”.
Y, por otro lado, el pacto se enfoca en ofrecer condiciones de vida mucho más amables que otras ciudades colombianas. “Vamos a implementar wifi gratis en muchos lugares públicos, vamos a darles a los universitarios descuentos en transporte y alimentación y vamos a crear una aplicación para que puedan buscar vivienda con facilidad. Y eso es solo el comienzo”, asegura Jaramillo.
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