Investigadores y expertos advierten los cambios y efectos cognitivos que está provocando la forma en que interactuamos con la tecnología hoy en día.
Ya casi no usamos nuestra cabeza para recordar cosas. Esa función pasó a formar parte de las computadoras, tabletas o celulares; estos dispositivos pasaron a ser nuestra agenda, nuestra enciclopedia, nuestro mapa virtual.
Tanto esto es así que ya hace tiempo está sobre la mesa la siguiente pregunta: ¿el uso excesivo de internet y los celulares están modificando nuestra memoria?
Hace algunos meses la profesora Maria Wimber realizó una investigación sobre "hábitos relacionados con la memoria" que reveló que más de un tercio de los 6.000 adultos de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, España, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo examinados recurrían al teléfono para recordar alguna información.
La profesora Wimber sostiene que si esta modalidad se mantiene y se masifica puede generar un impacto negativo en el desarrollo de la memoria.
Un claro ejemplo es la agenda digital del teléfono móvil. Antes eran muy pocas las personas que no sabían de memoria los números de casa de los amigos, ahora encontrar una persona cada 10 que recuerde el número sin necesidad de fijarse es todo un acontecimiento.
Otra característica del mundo digital que está afectando nuestra capacidad de recordar distintas cosas es el contenido virtual que podemos observar cuando estamos leyendo algo en páginas web. Todo ese material distrae al lector y le impide procesar la información y, por lo tanto, dificultan la concentración. Y, sin concentración, los recuerdos se vuelven frágiles.
Pero si vamos a hablar del real culpable de que la mente humana se esté "atrofiando" cada vez más es Google. Las personas ya buscan por buscar, hasta algo que sea mínimo, incluso si ese dato ya se sabe es más fácil preguntarle a Google nuevamente que intentar recordarlo por nosotros mismos.
Las nuevas tecnologías están cambiando la forma en la que los seres humanos se comportan, con el resto de las personas, con el medio ambiente, etc. El profesor Manuel Armayones de la OUC definió a este fenómeno como: infoxicación pasiva.
Según Armayones, es "necesario y urgente" cambiar el protocolo de uso de los smartphones y concientizar a la ciudadanía de los efectos nocivos que pueden causar.
La tecnología avanza más rápido que el ser humano y ya es inevitable pararla, pensar en combatirla no es la solución; sino que todo lo contrario. Encontrar la manera de sacar el mayor provecho y beneficio de ella, sin que nos logre dominar, es el mayor desafío.
Como indicó Manuel Sebastián, investigador de la Unidad de Cartografía Cerebral de la Universidad Complutense, procesar la información de una manera u otra no es un aspecto negativo: "El hecho de que la información se procese de forma diferente, no es necesariamente malo".