Desde hace algunos años las grandes empresas tecnológicas vienen coqueteando con la idea de desarrollar este tipo de pantallas, pero ¿son realmente útiles?
Cromo - El Observador. Un celular con una pantalla flexible no parecería ser un invento necesario. Y, sin embargo, gigantes de la industria de la telefonía móvil están jugando otra de las tantas carreras en este plano. Samsung, Microsoft y LG son solo algunas de las empresas que en algún momento patentaron algún modelo de celulares plegables con pantallas flexibles.
Este concepto no es nuevo. Desde hace algunos años las grandes empresas tecnológicas vienen coqueteando con la idea de desarrollar este tipo de pantallas, en algunos casos con materiales flexibles como una hoja, en otros plegables con bisagras o hasta prototipos que se pueden usar como pulseras.
En su momento, las pantallas con bordes curvos tampoco parecían ser necesarias. Hoy son la regla en cada lanzamiento de la gama S de Samsung Galaxy. Lo que logró la surcoreana fue llevar la pantalla hasta los mismísimos bordes, permitiendo así un área mayor para interactuar con el smartphone.
¿Son necesarios?
Pero, ¿para qué servirían las pantallas flexibles? En primer lugar permitirían distintas formas de interactuar con el equipo. Pero el mayor diferencial es que ofrecerían una pantalla más grande en un dispositivo más comprimido.
Samsung, por ejemplo, registró en 2016 la patente de un smartphone que podía desplegarse como una tableta de ocho pulgadas. En otra más reciente, propone un panel flexible con capas de electrodos en la parte superior e inferior de la pantalla, que puede doblarse al aplicar presión sobre ella. El secreto se encuentra en un sustrato flexible fabricado con un plástico durable y resistente.
El sitio The Verge divulgó una patente introducida por Microsoft en 2014, la cual muestra un celular que puede desplegar su pantalla hasta el tamaño de una tableta y replegarse para convertirse en móvil de nuevo. La clave está en su eje central; una de las mitades de la pantalla se convertiría en el teclado.
La innovación no llegará sin obstáculos. Para lograr que este tipo de dispositivos se vuelvan de uso común, los fabricantes deberán crear componentes internos que puedan adaptarse a la flexibilidad del teléfono, sin sacrificar la innovación y las prestaciones que se han alcanzado hasta el momento. Esto podría resultar un contratiempo, por ejemplo, en el caso de la batería, que tal vez deba achicarse y, por ende, duraría menos.
Además habría que pensar en materiales alternativos al cristal que sean resistentes al desgaste que puede generar un doblez continuo.