La ciudad de Bodegraven, en Holanda, ya ha instalado semáforos en el suelo debido a esta peligrosa práctica. Sin embargo, no es la única ciudad que lo ha hecho.
Por Pablo G. Bejerano para ThinkBig. El hábito de mirar el móvil mientras caminamos por la ciudad plantea un debate sobre la seguridad de los peatones. De esto no cabe duda, la cuestión es quién tiene que cambiar, ¿las ciudades o los millones de personas con este hábito adquirido?
De momento parece que las que mueven ficha son las ciudades. La localidad holandesa de Bodegraven, cerca de La Haya, ha instalado semáforos en el pavimento para evitar atropellos por distracciones. Y no es la única.
En el último año varias ciudades han decidido instalar luces en el suelo para los peatones que practican el llamado phone-walking. Cada vez son más los que escrutan su móvil mientras andan por la calle y esto representa un problema.
Los atropellos de peatones se producen con mayor facilidad y, lo que ahora es una cuestión relativamente minoritaria, al cabo de un tiempo se puede convertir en una generalidad.
Por eso algunas ciudades se han lanzado en plancha a experimentar con la colocación de señales luminosas en el suelo. La ciudad de Bodegraven solo es la última. Las autoridades han instalado franjas de luces LED, con los colores de un semáforo, en el pavimento. Se trata de unas bandas fabricadas por la empresa HIG Traffic Systems, originaria de Bodegraven e impulsora del proyecto.
Es un programa piloto, pero si funciona, la compañía espera llevarlo a otras ciudades. Probablemente haya mercado para que lo hagan. Pues al menos en Alemania y Australia ya hay poblaciones que han instalado sistemas de este tipo.
En Augsburgo, donde hubo algunos incidentes por culpa de fijar la mirada en los smartphones, se han colocado luces en el suelo de dos estaciones de tranvía. La idea es que los peatones vean el rojo de alerta cuando se aproxima un tren. Si las personas no miran los semáforos, los semáforos buscarán a las personas allá donde estén sus ojos.
En Sydney también han tomado cartas en este asunto. Allí las autoridades han instalado luces junto a varios pasos de cebra céntricos de la ciudad con el mismo fin.
Poner semáforos en el suelo no es la única iniciativa puesta en marcha para proteger a los que hacen phone-walking. En la ciudad belga de Amberes se pintaron unos carriles con líneas blancas destinados a estas personas. Así podían caminar de forma segura por la urbe, despreocupados de coches y de bicicletas.
Se trataba de un proyecto promocionado por una tienda de reparación de móviles, pero atrajo la atención hacia el problema. Es otra manera de atajar los riesgos de esta forma de caminar mediatizada.