Según un libro escrito por los periodistas Sean Silcoff y Jacquie McNish, el diseño de este dispositivo fue definitivo para que el producto de Apple acabara con el reinado del teléfono con teclado.
Como una escena de película empieza el libro escrito por los periodistas Sean Silcoff y Jacquie McNish (‘Losing the Signal: The Untold Story Behind the Extraordinary Rise and Spectacular Fall of BlackBerry): Un reconocido empresario haciendo ejercicio en una cinta de trotar, enciende la televisión y ve a Steve Jobs hablando sobre un nuevo producto: el iPhone.
“¿Cómo hicieron eso?”, se preguntó Lazaridis. Su curiosidad se convirtió en incredulidad cuando Stanley Sigman, presidente ejecutivo de Cingular Wireless, se acercó a Jobs para anunciar un contrato de varios años con Apple para vender iPhones. ¿En qué estaba pensando AT&T Inc., la matriz de Cingular? “Va a colapsar la red”, pensó Lazaridis.”, señala uno de los apartes del libro, que fue publicado por The Wall Street Journal.
En ese momento, el BlackBerry era el teléfono móvil más importante del mercado, atractivo para sus consumidores sobre todo por los seguros y eficientes sistemas de comunicación que ofrecía el dispositivo.
“Si el iPhone tomaba impulso, creían altos ejecutivos de RIM, sería entre consumidores a quienes les importaba más YouTube y otros escapes de Internet que la eficiencia y la seguridad”, dice otro de los apartes de la publicación.
En principio, RIM estaba asombrado por este celular, sin embargo, la poca duración de su batería, ocho horas, funcionaba sobre la red de segunda generación, más lenta y vieja, y colapsaba las redes de AT&T mientras descargaba videos y música, le generaba sus dudas sobre su futuro.
“Todo indicaba que el producto debería haber fracasado, pero no lo hizo”, dice David Yach, director de tecnología de RIM. Para él y otros altos ejecutivos de la empresa, Apple modificó el entorno competitivo y la razón de ser de los teléfonos.
La inquietante situación llevo a que los fabricantes de Blackberry unieran esfuerzos con Verizon Communications Inc. para hacerle fuente a la nueva amenaza tecnológica, que cada vez ganaba más espacio en las calles. Un millón de teléfonos fueron vendidos.
El primer intento fue el BlackBerry Bold que incluía el tradicional teclado y una pantalla táctil pero fue rechazado por los ejecutivos de Verizon. Querían su propio teléfono con pantalla sensible al tacto, sin teclado. Después de algunos intentos la apuesta fue el Storm: una pantalla de vidrio con movimiento y con la posibilidad de un teclado digital que aparecía al presionar la pantalla.
El presupuesto de marketing para su salida al mercado superó los US$100 millones y fue lanzado el segundo trimestre de 2008, justo antes de las fiestas navideñas. Sin embargo, los errores bajaron las expectativas: el navegador era lento y en ocasiones se detenía y reiniciaba.
“El éxito del Storm fue efímero. Para cuando Balsillie fue convocado a la sede de Verizon en Basking Ridge, Nueva Jersey, en el segundo trimestre de 2009, para analizar los datos de ventas del operador, los altos ejecutivos de RIM sabían que el Storm era un fracaso total. Prácticamente todas las unidades del millón de teléfonos que se habían despachado en 2008 necesitaban ser reemplazadas, le informó el director de marketing de Verizon, John Stratton, a Balsillie. Muchos de los teléfonos de reemplazo también estaban siendo devueltos. Stratton quería que RIM se hiciera cargo del costo total”.
De esta manera, Apple reestructuró la agenda de la telefonía móvil en el mundo. El rumbo de la compañía que lideró ese mercado durante muchos años era incierto. Steve Jobs obligó a la industria a repensarse.