Scott Forstall y John Browett de Apple, Steven Sinofsky de Microsoft y Paul Otellini de Intel, han hecho noticia por el alejamiento (despido) de sus empleos en las últimas semanas.
Santiago. Cuando en julio de este año Marissa Mayer dejó Google y se fue a la competencia, Yahoo!, pocos encontraron una explicación lógica para tal decisión. A sus 37 años y con 13 en la compañía, la ejecutiva abandonó las oficinas del gigante de internet por una empresa considerada inferior.
Otro altísimo mando, esta vez de Apple, dijo adiós en Cupertino a finales de octubre. Scott Forstall sufrió el sacudón que Tim Cook, CEO de la empresa, impartió a la cúpula ejecutiva. Forstall fue uno de los supervisores de la tan criticada aplicación de mapas de Apple. El despido vino luego de que Cook debiera pedir disculpas públicas al respecto.
El cambio fue uno de los más relevantes en la compañía luego de la muerte de su líder original, Steve Jobs, y promete un cambio de rumbo en el diseño de software de sus productos.
La misma suerte corrió John Browett, quien controlaba la red de tiendas de Apple y desde hacía meses realizaba cambios “poco amistosos” en la gestión de la cadena, según el sitio All Things Digital.
Pocas semanas más tarde, el presidente de la división Windows de Microsoft, Steven Sinofsky, sorprendió con la noticia de su renuncia. La presentación de Windows 8 y de la primera tableta de la compañía, Surface, todavía estaba fresca en la memoria cuando el ejecutivo anunció su partida, luego de 23 años en la empresa de Bill Gates.
Este lunes, Intel anunció que su CEO y presidente, Paul Otellini, se retirará en mayo del año que viene. El veterano de la compañía de procesadores de computadoras se jubilará luego de casi cuatro décadas de carrera en la misma empresa.
Aunque la mayoría de los ejecutivos salientes dieron explicaciones públicas del porqué, las decisiones parecen ser más complejas de lo que es capaz de reflejar un escueto e-mail, como fue el caso de Sinofsky, o los anodinos comunicados oficiales de las distintas compañías.
En el caso de los más veteranos, como Sinofsky y Otellini, la decisión de irse fue, en teoría, voluntaria. Ambos se refirieron a la necesidad de hacerse a un lado para dejar lugar a los más jóvenes. “Traspasar el timón a una nueva generación”, dijo Otellini. Ser sustituido por “nuevos líderes”, expresó Sinofsky, quien también habló de “un cambio de era”, por el nuevo rol de las tabletas en un mundo otrora regido por las computadoras. De hecho, esta es la razón que ha puesto en crisis a Intel.
Los roces internos con otros mandos altos fueron razones suficiente para el caso de Forstall y Browett, de Apple. Y, aunque las fuentes que lo aseguran son anónimas, lo mismo sucedía con Sinofsky en Microsoft, cuya personalidad abrasiva lo apartó del presidente ejecutivo, Steven Ballmer.
Por su parte, la joven Mayer vio cómo incluso una empresa de la talla de Google le quedaba chica. La “cara bonita” del buscador fue tras el poder real que Google le negaba, explicaron algunos. Tras las críticas, la rubia tuiteó: “No busquen la respuesta ‘correcta’. Existen muchas buenas decisiones y luego hay una que eliges, con la que te comprometes, y te va genial”.