Nuestra región ha hecho importantes avances para reducir la brecha digital respecto a los países industrializados. Sin embargo, aún tiene obstáculos por superar.
Por Pablo Rodriguez Canfranc. Qué duda cabe que la tendencia a la digitalización de la sociedad poco a poco alcanza a todos los rincones del planeta, si bien a distintas velocidades según cada región. Latinoamérica ha cosechado grandes avances en este sentido en las últimas décadas, pero todavía presenta una brecha digital respecto a las naciones desarrolladas que requiere afrontar una serie de retos políticos, algo que analiza la publicación de Fundación Telefónica El ecosistema y la economía digital en América Latina (descargable en PDF de forma gratuita).
Este trabajo, realizado en colaboración con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Banco de Desarrollo de América Latina y el Centro de Estudios de Telecomunicaciones de América Latina, realiza un exhaustivo estudio sobre el estado actual de desarrollo de las telecomunicaciones en los distintos países del subcontinente, para diagnosticar los avances y las carencias con el fin de elaborar recomendaciones para la aplicación de políticas públicas.
Los autores del informe circunscriben el ecosistema digital a tres elementos:
* Cambios en los modos de producción tanto en lo que hace a bienes y productos digitales como a su efecto de derrame en el resto del sistema productivo.
* Cambios en el comportamiento de usuarios y su relación con la producción de conocimiento
* Un creciente impacto económico y social.
Enfocando en América Latina, resulta evidente que los países siguen las tendencias de los países industrializados de adopción de comportamientos de consumo digital, salvando las brechas generales y las locales, tanto entre países de la región como entre zonas urbanas y rurales.
Entre los años 2006 y 2013, el número de usuarios de Internet como proporción de la población en América Latina se ha más que duplicado pasando de 20,7% a 46,7%. No obstante, esta cifra muestra una brecha significativa con la que presenta la media de la OCDE que se sitúa en el 79%. Igualmente, se pone en evidencia que la mitad de la población latinoamericana no accede a la red de redes.
Otro dato relevante es que la banda ancha móvil ha tenido una mayor difusión que la fija, algo que hay que achacar a la diversidad y asequibilidad de los dispositivos móviles y a la mayor cobertura de redes móviles. En 2013 la penetración promedio de banda ancha móvil en los países de la OCDE fue de 76% y de banda ancha fija de 29%; para América Latina fue de 24% y 9% respectivamente.
En relación con la calidad del acceso a las redes, la velocidad de descarga promedio en banda ancha global para Latinoamérica es de 7,26 Mbps, mientras que países como Japón, Francia o Inglaterra superan los 30,00 Mbps. En la región sólo cuatro países, Uruguay, Chile, Brasil y México, están por encima de la media latinoamericana.
Por otro lado, se constata que el análisis del volumen de tráfico de Internet indica claramente la importancia de plataformas y contenidos desarrollados fuera de América Latina, si bien también se han detectado sitios latinoamericanos de noticias, o un caso de comercio electrónico y una red social de origen latinoamericano, que registran un volumen elevado de tráfico.
El estudio concluye que Latinoamérica ha ganado terreno de forma significativa en la última década en términos de su digitalización y que ocupa una posición de liderazgo respecto del mundo emergente. Gradualmente, aunque a ritmo lento, va reduciendo la brecha respecto al mundo industrializado.
Los principales obstáculos al fortalecimiento del ecosistema digital de la región observados están relacionados con dos tipos de carencias:
* La dotación de infraestructuras.
* Disponibilidad de capital humano para avanzar en el terreno de la innovación.
El problema se centra en las distintas velocidades a las que evolucionan los componentes de la digitalización. La accesibilidad a las redes es la variable más dinámica, dado que una bajada de precios puede hacerla crecer significativamente.
Sin embargo, este rápido crecimiento de la demanda no es acompañado por el despliegue de las infraestructuras necesario para cubrirla, pues requiere de lapsos de tiempo más largos.
El otro elemento del modelo, el capital humano asociado a la innovación, aún presenta periodos de evolución más lentos que la inversión en infraestructuras puesto que depende en gran medida de cambios fundamentales en el aparato educativo y en la relación entre educación y el sistema productivo.
Es por ello que la publicación El ecosistema y la economía digital en América Latina hace recaer gran parte de la responsabilidad de la reducción de la brecha digital latinoamericana sobre las políticas públicas, capaces de actuar a medio y largo plazo sobre los factores estructurales determinantes.