Según los líderes de la industria fintech de América Latina, pese a la explosiva expansión de la adopción digital de los servicios financieros en la región, todavía existen muchas brechas de bancarización, educación financiera y concentración del mercado, lo que, a su vez, representa una gran oportunidad para los distintos actores del ecosistema.
Sin lugar a dudas, la pandemia del coronavirus fue el acelerador de la digitalización de todas las verticales industriales y el mercado financiero no fue la excepción. Según la investigación de Americas Market Intelligence y Mastercard, más de 40 millones de personas de la región fueron añadidas al ecosistema bancario solo entre junio y agosto de 2020, mientras que el 66% de los latinoamericanos han dejado de usar o no usan en absoluto el dinero en efectivo por temor al contagio.
El boom también se notó en el ecosistema de venture capital de la región. De acuerdo a Latam Fintech Hub, solo durante el primer trimestre de 2021, las compañías fintech de América Latina levantaron un total de US$ 1.284 millones a través de 90 acuerdos, alcanzando casi el 50% de lo generado el año pasado (US$ 2.989 millones en total).
En este contexto, Sergio Jiménez, CEO y cofundador de Flink – la plataforma de servicios financieros, como cuenta de débito y posibilidad de inversión en la bolsa – considera que la pandemia de la COVID-19 no fue solo el propulsor de la adopción de productos y servicios digitales, sino que lo ha convertido en el status quo de las diversas industrias, incluyendo la financiera.
“Piensa en el delivery o en el viaje y turismo. Todo se hace a través de las aplicaciones y las personas ya conviven con este tipo de soporte en otros lados”, dijo Jiménez durante el evento Ecosistemas Fintech de AméricaEconomía. “Ahora simplemente debemos demostrar que tendrán la experiencia de solución 100% de forma digital con nosotros de forma digital”, agregó.
Juan Carlos Guillermety, quien también participó en la conferencia y es vicepresidente de estrategia y desarrollo de negocio de Nubank, el neobanco brasileño que recientemente se expandió a México y Colombia, va un paso más allá: “Más que un sustituto, diría que el canal digital entrega una experiencia superior. No tenemos tiempo ni interés en ir a una sucursal para tener una cita con un agente bancario. Entonces, tener acceso al servicio, con el mismo nivel de atención, desde la comodidad de la casa y a cualquier hora, es una mejor experiencia y que ya es bastante común en otros verticales de la industria”.
Además de la comodidad que entregan los servicios digitales, los líderes de la industria consideran que el mercado fintech fue capaz de conquistar a los nuevos usuarios a través del valor que va más allá de la digitalización de los productos y servicios financieros ya existentes: la simpleza y transparencia de los procesos financieros de las startups ha logrado cambiar el paradigma de que solo las instituciones pueden manejar el dinero de los consumidores.
Esto llevó a que las plataformas como Nubank no solo cuenten con usuarios debajo de los 30 o 40 años y que viven en centros urbanos –quienes normalmente son más rápidos en adoptar servicios tecnológicos– sino también tener un porcentaje importante de población de más de 80 años y estar presentes en el 100% de las ciudades y municipalidades de Brasil. Por su parte, el 20% de la base de clientes de Flink son personas de más de 40 años y su fundador comenta que los mismos usuarios están promocionando la plataforma por redes sociales y a sus familiares.
“Cuando comenzamos, los bancos tradicionales tenían los net promoter scores (indicador de satisfacción de clientes que se mide a través de sus recomendaciones) más bajos de la industria y creo que compañías como nosotros hemos logrado cambiar esa mentalidad porque entregamos servicios que realmente valen la pena”, dice Jiménez.
Un mundo post-Covid-19
Pese a los grandes avances en la adopción de servicios financieros digitales, los expertos que han participado en el panel de AméricaEconomía concuerdan que la industria fintech de la región está en procesos incipientes y no se ha explorado todo su potencial.
Juan Carlos Guillermety afirma que todavía los niveles de bancarización son bajos en la región, lo que lleva a un uso intensivo del efectivo, mayor informalidad y negocios sin acceso a servicios financieros. La alta complejidad de los servicios financieros tradicionales y la histórica concentración en la industria lleva a la baja educación financiera, altos costos, asimetría de información entre los usuarios y las instituciones y una mayor barrera de entrada para los consumidores.
Pero, por esa misma razón, el ejecutivo considera que se abre una ventana de oportunidades para los nuevos jugadores: “Por ejemplo, el comercio electrónico en la región creció más del 66%, pero si miras en Brasil, todavía representa sólo el 10% de las ventas de retail, mientras que en China supera el 50%”, compara Guillermety.
Por otra parte, los panelistas afirman que todavía existe un amplio espacio para la maduración del ecosistema fintech de la región, especialmente en la calidad y variedad de los servicios y productos que se ofrece.
“En México hay un centenar de participantes en el sector, pero muchos de ellos están haciendo exactamente lo mismo”, critica Jiménez, quien también añade que, en ciertas ocasiones, las fintechs replican soluciones creadas en otros países, como en Estados Unidos o en China, sin adaptarlas a las necesidades de cada país de la región.
El fundador de Flink considera que, en este aspecto, las plataformas seguirán solidificando y sofisticándose, buscarán encontrar una propuesta de valor diferenciada que esté enfocada en resolver los problemas del día a día de los consumidores y van a robustecer su gama de servicios de acorde a la cultura y comportamiento de los usuarios latinoamericanos.
Finalmente, ambos coinciden en que el ecosistema se verá más beneficiado a través de una mayor colaboración entre los distintos actores. Por un lado, Guillermety propone un ambiente colaborativo entre las mismas fintechs. Al compartir a los actores innovadores la base de clientes de una compañía más grande, como Nubank, “cada jugador no necesita llegar a tener decenas de miles de clientes de manera individual, sino que pueden conectarse a ecosistemas ya existentes, donde hay confianza y relación con el consumidor, para entregar productos y servicios de manera eficiente”.
Por el otro lado, Jiménez afirma que las instituciones tradicionales están cada vez más obligadas a cooperar con fintechs, ya que estas están convirtiéndose en la única manera para llegar al cliente final. “Ahora la cara a los clientes lo va a dar las fintechs y los bancos tradicionales deben saber relacionarse con este jugador. Ahora estamos en el momento en el que va a surgir más sinergia”, dice el emprendedor.