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Regatear en e-commerce, ¿por qué no?
Miércoles, Diciembre 23, 2015 - 10:24

Un algoritmo que permite que los compradores pidan rebaja sobre el precio nominal de los productos puede convertirse en una novedosa alternativa a implementar en más negocios.

“¿Por qué uno, como consumidor, tiene que pagar lo que la tienda pide? ¿Por qué el cliente no tiene opción de decidir cuánto paga por algo?”. Quizá no hay comercio que pueda aceptar el potencial total de estas inquietudes, eso está claro. Pero la pregunta de fondo de Mateo Benavides está relacionada con la posibilidad de regatear, de negociar el precio fijo de un artículo. La práctica es moneda común en negocios de todo tipo, excepto en aquellos que viven en línea. La cosa cambia cuando se trata de una vitrina en internet porque, en últimas, ¿a quién se le pide la rebaja?

En el planteamiento de Benavides, la regateada se realiza contra un algoritmo que este ingeniero civil diseñó y que, después de sopesar una serie de variables (ventas históricas de un producto, ofertas de otros clientes y así), decide si el precio que pide el cliente es viable. Todo en transacciones que se resuelven en unos pocos segundos.

Zapateo.co es el resultado de esta idea: un sitio web dedicado a vender zapatos en donde, técnicamente, todos los productos son susceptibles de rebajas. En otras palabras, cada negocio realizado en la página conlleva un descuento que puede ser explotado por el cliente.

El modelo tiene condiciones, por supuesto: cada comprador tiene tres oportunidades de ofertar un precio menor al que pide el servicio por un par de botas, por ejemplo. Si ninguno de sus precios es aceptado por el sistema, ese ítem queda bloqueado durante una hora. La razón de esto es que el algoritmo se actualiza en tiempo real, dependiendo de quién está comprando qué. O sea, como cualquier mercado, los precios varían dependiendo de la oferta, la demanda, la disponibilidad de inventario… Lo que esto quiere decir es que unas sandalias pueden tener un descuento programado de 10% en un momento determinado, pero una hora después puede ser más alto, o menor.

“El concepto para el proyecto nació porque soy un negociador y un regateador de miedo. Es una dinámica que me parece muy interesante. Estoy seguro que si uno habla con quien debe, puede obtener 10% de descuento en lo que quiera, por decir un número. Los precios que mostramos en zapateo.co son los mismos de otros comercios en línea. O sea, el regateo no es posible porque el precio de entrada sea mayor. El cliente siempre va a recibir un descuento que no está disponible en otros lugares”.

Los límites y funcionamiento del algoritmo permanecen desconocidos para el comprador, de la misma forma que un vendedor en persona no revela hasta cuánto puede bajar el precio de su producto en una negociación. La inclusión de este nivel de incertidumbre en cada transacción parece no sólo atractiva, sino que puede tener un potencial amplio al momento para ser escalado por fuera de los límites de zapateo.co.

Benavides es consciente de la posibilidad de este hecho y cuenta que uno de los proyectos a largo plazo es poder aplicar este modelo a la venta de pasajes aéreos, por ejemplo.

El acto de pedir rebaja, aplicado a una base amplia de compradores, transforma la venta directa en una especie de subasta que, claro, beneficia al comprador, pero que también permite dinamizar el posicionamiento de precios por parte del proveedor.

El proyecto nació a finales de 2014. Desde ese entonces, el equipo de Benavides trabajó en cosas como el diseño del sitio y la programación del sitio. En agosto de este año, zapateo.co comenzó a operar y hoy registra unas 20 mil visitas mensuales y un crecimiento quincenal de 180%.

“Cuando la gente entra al sitio sabe que no se trata de un e-commerce tradicional, sino que se trata de un lugar en el que hay una especie de juego a la hora de comprar. Las reacciones de los clientes han sido positivas y cargadas de emociones”, en palabras de Benavides.

El proyecto participa desde noviembre en Apps.co, iniciativa del Ministerio TIC en la cual reciben acompañamiento de un mentor, así como asesorías en temas como branding y logística.

Autores

ELESPECTADOR.COM