Un elemento fundamental de gestión es tratar de entender cómo actuar en el día a día con un alcance a largo plazo.
En el actual escenario económico marcado por una alta competitividad y complejidad, el desafío de diferenciarse es cada vez más imperante para las empresas. Sin embargo, una de las opciones para ser diferentes es implementar una estrategia que sea fundamental para su desarrollo y éxito.
Para el ingeniero civil de la Pontificia Universidad Católica de Chile y profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Arnoldo Hax, un elemento fundamental de gestión es tratar de entender cómo actuar en el día a día con un alcance a largo plazo. Esto implica tener en mente la base de la estrategia, es decir, cuál es el propósito de la organización, sus objetivos fundamentales, cómo llevar adelante un plan coordinado de acción que sea pragmático y que permita alcanzar mejores niveles de actuación y aspirar a un grado de excelencia y liderazgo.
Y es que para Hax la estrategia obliga a esta reflexión, ya que compromete al grupo directivo de una organización -no es solamente una cosa que haga un individuo- y permite un dialogo enriquecedor donde hay aportes del grupo central que maneja la empresa. “Si lo haces bien conlleva a una estrategia entusiasta y compartida, que es central para tener una empresa con un alto grado de gerencia”, dice.
A raíz de esto, el académico explica las cinco grandes tareas que permiten mejorar los procesos de gestión y que además son parte del modelo Delta, que pone al cliente como eje central de la estrategia.
1. Segmentación y propuesta de valor al cliente:
Empezamos por entender y diferenciar al cliente. No se les puede tratar a todos por igual. Asimismo, comenzamos a definir la propuesta de valor que debe ser única, diferenciada y que tenga una capacidad de liderazgo que destaque.
2. Competencias existentes y deseadas:
Analizar cuáles son las capacidades que se tienen y cómo se puede confeccionar ordenadamente un catálogo. El modelo Delta produce una forma bastante coherente y enriquecedora en este sentido, porque permite plantearse cómo se puede hacer un reflexión de las competencias que se tienen.
3. La misión del negocio:
Es una reflexión que trata de comunicar la transformación que se está realizando en contraste con lo existente y lo deseable. La misión tiene por objetivo comunicar interna como externamente el compromiso de transformación que se tiene. Es un resumen estructurado del análisis estratégico que se ha realizado hasta ese momento, y que ha cubierto la segmentación y propuesta de valor a todos los actores relevantes, y el análisis de las competencias.
4. La agenda estratégica:
Es la depositaria de lo que queremos hacer. Involucra quien lo va a hacer, cómo se va a medir el progreso, cómo se va a influir en el desempeño de cada individuo y cómo se establecerán incentivos que permitan una cierta congruencia.
5. Monitoreo de la ejecución de la estrategia:
Permite estar conscientes de la medición de los resultados y de los refuerzos de implementación. Es necesario asegurarse que la implementación de la estrategia sea exitosa.
Cabe destacar que la clave del éxito se relaciona también a cómo el presidente ejecutivo conduce la estrategia. Es por eso que quien asume este cargo debe tener un conocimiento profundo de la empresa, la tecnología y los trabajadores. “Debe tener una capacidad de actuación y ser capaz de conducir la empresa inyectando un cierto grado de optimismo y entusiasmo contagioso” finalizó Hax.