Estas compañías ecuatorianas han descubierto la receta para que la familia y los negocios se complementen exitosamente, y puedan perdurar de generación en generación.
Las cifras a nivel mundial señalan que el 70% de las empresas familiares no trasciende de la segunda generación y del 30% restante, solo la mitad llega a la tercera generación. Almacenes Juan Marcet forma parte de esta última estadística, con una particularidad: en la compañía distribuidora de papel y suministros están presentes una segunda, tercera, y hasta cuarta generación simultáneamente.
La empresa con base en Guayaquil fue fundada en 1947 por Juan Marcet Casajuana y su hijo, Jorge Marcet Alujas. Quienes hoy llevan las riendas del negocio son los hermanos Juan y Jorge Marcet Ghiglione, nietos e hijos de los fundadores; a la vez que empieza a empaparse de la logística operacional Juan Enrique Marcet Ortega, bisnieto y nieto de los fundadores.
Un mix generacional trabajando en armonía es el resultado de la sólida unidad que la familia Marcet ha mantenido a todo nivel. Porque en los negocios familiares a veces los problemas no surgen por decisiones ejecutivas, sino por lo que sucede a puerta cerrada entre los herederos. "Se ha tratado de mantener la parte familiar totalmente separada de la parte del negocio. Se maneja el negocio con políticas y procedimientos claros sin que la parte familiar se interponga", dice Jorge Marcet, gerente general de la compañía que tiene 15 almacenes en seis ciudades y que en 2007 facturó más de US$ 10 millones.
Un buen gobierno corporativo y un protocolo familiar han sido herramientas imprescindibles para mantener las cuentas claras en la contabilidad económica y en la personal, afirma Marcet. "Siempre van a haber diferencias de manera de pensar en una empresa familiar. Éstas son aclaradas por un buen gobierno corporativo y el directorio, por votación, decide por la mejor opción".
La empresa inició hace 62 años en el comercio de suelas para zapatos y luego dirigió su actividad hacia la papelería y suministros con el formato de ventas a través de mostrador. Hoy los locales son autoservicios en donde los clientes pueden, además, sacar fotocopias o navegar por internet. Su plan de expansión hasta el 2014 determina la apertura de dos nuevos locales por año, algo que se cumplió en 2009 con la inauguración de los almacenes de Urdesa y Samborondón. En cuanto a facturación, en cambio, las metas no se cristalizaron por la crisis: las ventas anuales de Juan Marcet suelen aumentar hasta en 14%, mientras que este año apenas crecerán en 3%. "Y debemos darnos por bien servidos porque muchas compañías han decrecido en ventas este año", dice Marcet.
La competencia es otro factor que juega un rol crucial, y en el rubro de suministros Juan Marcet tiene férreos contrincantes. Paco es líder del sector con ventas por US$ 33 millones en 2008, seguida por Papelesa, que el año pasado facturó US$ 28 millones, y por Dilipa, que tuvo ventas superiores a US$ 24 millones. Las tres constan entre las 500 mayores empresas del Ecuador, un logro que a Juan Marcet aún le es esquivo.
Con sello centenario. ¿Qué tienen en común el primer banco y la primera tienda departamental que se abrieron en Ecuador? Que ambos forman parte de las empresas de la familia Zunino, la cual a través de varias generaciones ha encontrado la fórmula no solo para impedir que estos negocios que datan de 1880 mueran, sino para expandir su área de operación y crear 13 nuevas empresas en diferentes sectores que hoy conforman el Grupo Zunino.
Francesco Zunino Anda es el presidente ejecutivo del Grupo integrado por 15 empresas dedicadas a variadas actividades, como el turismo o seguros, y que según el Servicio de Rentas Internas tuvieron ingresos consolidados por alrededor de US$ 100 millones en 2008.
Zunino Anda, de 35 años, es sobrino-nieto de Egidio Zunino Zunino, quien en 1938 asumió la dirección de Casa Tosi, fundada en 1919 y con siete tiendas en Guayaquil y Quito. Es, además, presidente ejecutivo del almacén, que fue la primera tienda por departamentos en operar en Ecuador; y también del Banco Territorial, la primera entidad bancaria que se abrió en el país, en 1886, y que se incorporó al Grupo Zunino en 2004.
Otro miembro de la familia que participa en las empresas del Grupo es Gabriela Zunino Anda -hermana de Francesco-, quien está al mando de Tecnomil, la compañía que produce artículos de la marca Nazzion para Casa Tosi. Francesco Zunino asegura que el principal desafío de su familia ha sido conseguir que dos empresas de tanta tradición como Tosi y el Banco Territorial se mantengan y crezcan. "El mayor reto está en la responsabilidad de llevar adelante los sueños de quienes hace más de un centenario fundaron estas empresas, lo que ha hecho que mantengamos una fe inquebrantable de que Ecuador es un país lleno de oportunidades", refiere. Los factores para conseguirlo han sido muchos, agrega: “tener un buen conocimiento del negocio, independencia en las decisiones y saber rodearse de profesionales con amplia experiencia”.
En cuanto a las relaciones familiares, lo esencial ha sido manejar una comunicación franca y abierta entre todos. "Eso ha permitido retroalimentarnos y mantenernos a la vanguardia de lo que nuestros clientes desean. Todos colaboramos para evolucionar al ritmo del mercado ecuatoriano", destaca.
Y como muestra de esa evolución está el cambio radical realizado hace unos años a la imagen de Casa Tosi, que transformó sus almacenes en tiendas por departamentos de gran extensión y con un mayor número de productos y servicios, que van desde la incorporación de artículos de electrónica hasta la venta de tours y pasajes aéreos. Además inauguró su mega tienda en el centro comercial Mall del Sol, de Guayaquil, que supera los 2.500 metros cuadrados y ofrece artículos para todos los segmentos poblacionales, con énfasis en el segmento alto.
La incorporación de marcas internacionales es lo que diferencia a Tosi de sus competidores directos, De Prati y Eta Fashion, cuya oferta se cubre primariamente con productores locales. La estrategia ha dado sus frutos pues en 2008, Tosi creció 47% con relación a 2007 al facturar US$ 48 millones.
Cosechando historia. A sus 66 años, Industrias Ales superó los pronósticos de los expertos, que estiman que el 70% de las empresas familiares no sobreviven a la segunda generación. Aquí la tercera generación está al mando del negocio. Patricio Álvarez Plaza, director Comercial de Industrias Ales y nieto de Oswaldo Álvarez Barba, afirma que la fórmula del éxito está en mantenerse fiel a la misión y visión de la empresa, establecidas desde su constitución y cuyo enfoque es el consumidor. Él dice que la ventaja de trabajar en esta empresa familiar es que cuenta con valores éticos sólidos.
El 27 de noviembre de 1943, con un capital de 400.000 sucres (US$ 16), nació Industrias Ales en la ciudad de Manta, provincia de Manabí. Los hermanos Oswaldo, Antonio y César Álvarez Barba iniciaron la producción de velas, jabones y aceites comestibles vegetales, tras la compra de la pequeña fábrica Beco, dedicada a la elaboración de similares productos y cuya área de construcción era de unos 10.000 metros cuadrados. La tecnología limitada de la época y la falta de mano de obra hicieron que el negocio de los Álvarez fuera desarrollándose lentamente. Solo el tiempo le diría a esta familia que aquella adquisición fue la mejor decisión de sus vidas.
Hoy, la facturación de Industrias Ales supera los US$ 184 millones, un crecimiento de más del 400% en relación al año 2000. Posee un portafolio de 16 productos propios -entre grasas comestibles y limpieza del hogar- y exporta a 11 países. Además es distribuidor exclusivo para Ecuador de las multinacionales Procter & Gamble y 3M, este último en el canal de productos masivos.
En 1998 la familia Álvarez incursionó en la plantación de palma africana para la elaboración de sus artículos. Y actualmente cuentan con más de 5.000 hectáreas de sembríos de esta planta, un 2% de más de 213.000 hectáreas de palma africana que existen en el país. De acuerdo a la Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Africana, la producción de dichos cultivos supera las 427.000 toneladas de aceite.
Como en toda familia, los Álvarez han tenido momentos de bonanza y otros de escasez. Un texto de Industrias Ales publicado en la página de la Bolsa de Valores de Guayaquil relata que "el 2007 fue particularmente difícil debido al incremento desmesurado de los costos de las materias primas básicas (aceite de soya y palma), los cuales tardaron en ser transferidos al mercado vía precio de venta a los productores finales. Como resultado se redujo la ganancia operativa en forma significativa". Pero en 2008 llegó la calma, cuando el precio de los productos se equilibró con el costo de la materia prima.
Ellos se definen como "una compañía con destacada actividad en el mercado de valores". En efecto, en 2008 titularizaron US$ 50 millones, emitieron obligaciones por US$12 millones e hicieron un aumento de capital de US$ 2,5 millones, con lo cual su capital suscrito asciende a US$ 27,5 millones. Pero Álvarez recalca que para seguir creciendo es crucial desarrollar un gobierno corporativo.
Los Álvarez están en el puesto 20 entre los 50 grupos económicos más grandes del país. Su conglomerado está conformado por 37 empresas, entre las que destacan Industrias Ales, Novopan del Ecuador, Panamericana del Ecuador, Acopio de Grasas, y Álvarez Barba. En 2008 los ingresos del grupo superaron los US$ 432,6 millones. Un imperio que se fortalece con los años.