Una ciudad que poco a poco se sitúa en el mapa de innovación con una oferta particular que seduce a países de América Latina.
No es difícil reconocer a la torre Agbar en Barcelona, la que emerge despampanante entre los otros edificios, diferenciándose de estos por su altura y colores. Pero lo que podría ser únicamente una estructura más dentro de la lista de edificaciones que hay que ver en esta ciudad catalana, es mucho más: es la puerta de entrada al distrito tecnológico de esta ciudad, conocido como 22@, es decir, algo así como la puerta al futuro o eso pretende.
Y es que en esta ciudad no es difícil escuchar de creatividad, innovación e investigación. De ahí que se hayan creado iniciativas como el Distrito 22@, el Parque Científico de la Universidad de Barcelona y el parque de innovación de Esade Business School, Creapolis. Las cuales abogan por innovar, pero desde ángulos distintos y complementarios, como clústers.
Uno de los más grandes espacios de innovación es Distrito 22@, que surgió hace 11 años en medio de un proceso de transformación urbanística, económica y social, impulsado por el Gobierno de Cataluña. En esta zona, con 115 cuadras y que antiguamente era utilizada por industrias, trabajan en conjunto empresas privadas y públicas, universidades y centros tecnológicos. El énfasis: la articulación de actores.
“Como el suelo estaba en manos de privados, se crea un plan urbanístico, conocido por todos, y que establece que quien tenga espacio industrial puede cederlo para que sea un espacio industrial basado en conocimiento. Quienes lo hagan así, incrementan el techo de edificación para la empresa, lo que constituye un incentivo. Se le pide al propietario entonces que ceda el 30% del suelo para vivienda social, zona verde y equipamiento de universidades y centros tecnológicos”, explica Josep Miquel Piqué, consejero delegado, de 22@ Barcelona.
El Parque Científico de la Universidad de Barcelona se enfoca del lado de las ciencias. Fue fundado en 1997 en esta ciudad y cuenta con 79 empresas, 9 plataformas tecnológicas, 36 unidades tecnológicas y 3 institutos de investigación. A su vez, también se investiga acerca de energía, economía, TIC, propiedad intelectual y bioética.
Desde su fundación se han instalado 1.502 empresas. El 40% de estas son nuevas y existen 44 mil trabajadores de la economía del conocimiento. A esta parte de la urbe llegan los departamentos de innovación de diversas empresas, desde pequeñas hasta grandes corporaciones, y donde empresas latinoamericanas han mostrado interés.
Dentro de este parque se encuentra el CNAG-Centro Nacional de Análisis Genómico, creado en septiembre de 2009 y donde están elaborando un proyecto piloto relacionado con la secuenciación de muestras tumorales y que está vinculado con la participación de España en el Consorcio Internacional del Genoma del Cáncer (ICGC). Un buen ejemplo de lo que ahí se desarrolla.
Esade, como muestra de lo que puede generar una escuela de negocios, desarrolló hace dos años Creapolis, bajo el concepto de ser un Parque de Innovación, y donde se pueden hallar más de 50 empresas multisector. Entre estas se encuentra la empresa tecnológica de origen brasileño, Goods That Talk.
Por medio de la consultora Global Business esta empresa sudamericana evaluó instalarse en Barcelona. Tras decidirse por esta urbe, analizaron en qué sitios específicos localizarse para lo cual quedó finalmente seleccionado Esade Creapolis. “Es exactamente este concepto de intercambio de experiencias e ideas lo que atrajo de esta iniciativa. Junto con la posibilidad de desarrollar proyectos en conjunto con empresas de tecnología, este espacio es óptimo para desarrollar y compartir ideas con empresa”, explica Carlos Olsen, socio fundador de Global Business.
¿América Latina necesita a Barcelona?
“Los latinoamericanos que inician actividades en España, utilizan Barcelona como rótula de conexión de los dos mercados. América Latina crecerá mucho durante los próximos 10 años, tanto en el mercado interior como en su capacidad de exportación. Si una empresa latinoamericana quiere competir en el mercado europeo tiene que tener plataformas estables en el continente. En este caso Barcelona es ideal”, dice Piqué.
Y es que Barcelona se está desmarcando de Madrid y otras urbes europeas, buscando ser vista como la zona ideal para vivir y trabajar, y también para captar a empresas y a profesionales que quisieran emprender e innovar. Algo así como lo que postuló el economista estadounidense Richard Florida hace dos años atrás a través de su libro Las Ciudades Creativas. "Por qué donde vives puede ser la decisión más importante de tu vida”, por algo dice el libro.
"Gracias a la influencia del conocimiento como recurso y de la innovación como sistema para mejorar la competitividad y calidad de vida, se puede impulsar el desarrollo. De esta forma los jóvenes profesionales, quienes son esa clase creativa, escogerán vivir en urbes donde sientan que ganan en calidad de vida", dice Piqué.
Se trata de un esfuerzo que está dando frutos, porque en 2010 Barcelona fue galardonada con el premio Eurocities Awards 2010, en la categoría de innovación, durante la Asamblea General de la red Eurocities, dejando atrás urbes como Dublín y Edimburgo. Esta ciudad fue reconocida gracias al programa de atracción de talento ‘Do it in Barcelona’.
“Se está presentando como una ciudad que atrae el talento más creativo, de diseño o biotecnología, por ejemplo. Se comienza a posicionar como el clúster de la innovación, mientras que Madrid se asocia más al negocio tradicional”, dice Gloria Batllori, directora de la Unidad de Programas MBA, en Esade Business School.
Es lógico que se cuestione la similitud de Barcelona con Silicon Valley, en Estados Unidos, y es que no es la misma sus ofertas de valor. “Barcelona pone una contribución diferenciadora, porque para el Silicon Valley un niño que nace en un barrio pobre de San José nunca trabajará en Google, no hay nada que lo garantice, porque el sistema no está creado para eso. No hay mecanismos de ascensores sociales, del crecimiento inclusivo”, comenta Piqué.
Todas estas razones son la carta de presentación de una ciudad que no sólo intenta diferenciarse de iniciativas similares a nivel nacional sino también extranjeras. Por lo mismo, intenta captar el talento de otros lugares, donde América Latina es relevante.
Parques tecnológicos en América Latina ligados a Barcelona
Si bien hay corporaciones y emprendedores latinoamericanos que ya están ubicados en esta ciudad y otros se encuentran en conversaciones para instalarse, lo hecho en Barcelona comienza a ser referente de parques tecnológicos ya instalados en América Latina o próximos a iniciar.
En prácticamente toda la región hay iniciativas similares. Sin embargo no todos van a igual ritmo. Mientras Brasil es uno de los países más activos, Perú representa aquellos donde comienzan a emerger experiencias de este tipo.
Ya en 1984 se creó el Programa Brasileño de Parques Tecnológicos, iniciativa que tomó como referentes a Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Sin embargo, se ha reconocido que existe un bajo nivel de cultura de innovación en el país.
Aun así, hay movimiento. Por ejemplo, Cenpes y Porto Digital son una muestra de los esfuerzos que se han hecho hasta el momento. El primero es un centro de innovación y desarrollo, con el foco en satisfacer las demandas tecnológicas que impulsan proyectos de Petrobras. El segundo, en tanto, alberga a 178 instituciones y empresas especializadas en tecnologías de la información en Recife.
De este modo ha sido natural que se tejan vínculos entre Brasil y Barcelona. Olsen, de Global Business, explica que el Estado de Santa Catarina y el Gobierno de Cataluña están en conversaciones para un proyecto de cooperación. “Santa Catarina, es muy industrializada y fuerte desde el punto de vista económico. Existen desde industrias de mecánica hasta agroindustria. Pero, así como Cataluña ha hecho un trabajo de innovación que lleva años, el Estado brasileño debe hacer lo mismo”, dice. ¿Por qué mirar a Europa? “En el sur de Brasil tenemos una cultura muy europea, hay inmigrantes italianos y alemanes, lo que genera que haya una similitud cultural”, agrega Olsen.
Perú está recién en proceso de desarrollo del primer parque tecnológico ubicado en la ciudad de Arequipa, y que lleva casi dos años de trabajo. Fernando Calienes, responsable del parque, explica que se tomaron referencias latinoamericanas, estadounidenses y europeas, donde Barcelona juega un rol importante.
Calienes cree que “a los parques tecnológicos de Barcelona les fue bien, porque supieron planificar el desarrollo desde la perspectiva del conocimiento. Pero no se puede importar el modelo tal cual se efectúa en otros países, sin tomar en cuenta las diferencias culturales. Hay que ver la gran tragedia de Perú, porque existe una brecha académica que juega en contra”, dice.
Entre algunos de los beneficios que se prevén en Perú, está la generación de 1,600 puestos de empleo con orientación tecnológica dedicados a la exportación de tecnología con calidad internacional, capacitar desde el colegio en materia de innovación y para el que se ha invertido casi US$ 5.000 millones en 20 colegios de la zona. Junto con esto, también se han formado a jóvenes egresados de diversas carreras en esta materia.
Así como la torre Agbar se sitúa como uno de los edificios emblemas de la innovación en Barcelona, países como Brasil y Perú están a la espera de un diseño y arquitectura en innovación que también les permita marcar un hito.