Pese a que los ejecutivos tienden a mantener el statuo quo, los colegas egipcios que participaron en las protestas de la Plaza Tahrir buscan frenar la corrupción y mejorar las oportunidades de negocios de su país, amén de más democracia y libertad.
El rol de los nuevos hombres de negocios pasó prácticamente inadvertido durante la revolución de Egipto, que terminó con la caída del presidente Hosni Mubarak, luego de 30 años en el poder.Al menos, para los medios occidentales.
Sin embargo, los ejecutivos -en especial los jóvenes- no estuvieron ausentes de las movilizaciones, y no como meros ciudadanos, pues Egipto tiene un índice de corrrupción de 3,5 según Transparencia Internacional, ocupando el puesto 98, entre 178 países. Algo que les preocupa y conculca sus oportunidades de negocios.
Si bien muchos altos ejecutivos egipcios han estado hace años en el ojo del huracán, siendo objeto de desconfianza por la opacidad de los negocios en Egipto, hay nuevas generaciones que quieren reivindicarse. Un grupo de hombres de negocios, empresarios e ingenieros que se unieron a las protestas, para demostrar que el destino de su país puede ser distinto.
La egipcia Sandy Samaan (31), alumni de la española IE Business School, trabaja como manager asociada de Citibank en Egipto y es representante del IE en ese país, y cuando estallaron las protestas no dudo en asistir.
No fue sola. Ella junto a otros profesionales, como Abdellatif Waked, máster en economía del University College of London y actual consultor de McKinsey & Company, conformaron un grupo de ejecutivos que quisieron sumarse. No eran más de 30, pero no fueron el único grupo organizado de ejecutivos jóvenes del país.
La experiencia revolucionaria
“La revolución empezó con gente de las clases A y B. Estaban involucrados ingenieros, médicos, hombres de negocios, empresarios de comercio. Tuvieron un gran rol en todo esto y así es como comenzó”, dice Samaan.
Sobre el papel que jugaron en las protestas, Samaan dice que “estuvimos ahí, pensando en lo que queremos y le hablamos a la gente, trabajamos en Facebook, invitando a todo el mundo para que se vaya a la Plaza Tahrir”.
Cuando el entonces presidente Mubarak anunció elecciones para septiembre, fue cuando más presión se hizo. En las redes sociales se leían mensajes como “no se rindan”, “este es un régimen corrupto, no le crean, nada va a cambiar”, cuenta Waked.
Ambos se presentaron en la plaza principal innumerables veces. La mayoría de ellas, con vendajes y medicamentos para los heridos.
Dos tipos de ejecutivos
Samaan describe dos tipos de hombres de negocios: el honesto y corrupto. “Algunos de los presidentes o cabezas de empresas son corruptos, pero no significa que todo el mundo lo sea -dice Samaan- aunque, es difícil no ser corrupto en este país, porque tienes que ir derecho, sin pagar dinero porque te ayuden a pasar un papel más rápido. Así y todo hay gente que puede administrar bien su negocio”, asegura.
Según Lluís Renart, profesor del IESE y director del Africa Initiative de esta escuela española, "Egipto tiene una enorme tradición comercial, ya en tiempos de los romanos se construyó el primer canal navegable que comunicaba el Mar Rojo con el Mediterráneo, y en la Edad Media, El Cairo fue un punto de encuentro entre el comercio con Oriente y el Mediterráneo. Entonces, el hombre de negocios diligente, honrado y emprendedor tiene prestigio en Egipto y en todo Oriente Medio”.
Para Samaan, sin embargo, la ética no es un ramo que se pueda enseñar en las escuelas de negocios. Piensa que ésta ya debería estar implantada en la gente, ya que está en la religión y en la sociedad. Waked, por su parte señala que la ética es uno de los pilares del Islam. “El Corán te enseña a luchar contra la corrupción, te enseña a se honesto. Todo lo que no pasaba en el régimen anterior”.
¿Hombres de negocios protestando?
Según Lluís Renart, el hecho de que personas con educación, inteligencia y un nivel de preparación elevado hayan tomado un papel importante en las protestas, se debe a que “aunque en cualquier país serían vistos como 'el futuro', quizás están desesperadas por no encontrar caminos personales de desarrollo y progreso, en una sociedad estancada, o menos progresiva como la egipcia".
El profesor Alfredo Behrens, de la FIA de Sâo Paulo, tiene ciertos resquemores sobre la importancia de la actuación de los hombres de negocios en las protestas, ya que “suelen ser más conservadores y tienden a mantener el statu quo”.
Sin embargo, cree que muchos de ellos han sido incentivados individualmente a tomar posiciones en favor del cambio. “Un esquema represivo, como el de Mubarak, tiende a favorecer a personas de mayor edad, entonces los nuevos hombres de negocios encuentran esos espacios ocupados y se resiente”, dice.
Si bien la economía del país ha experimentado un crecimiento saludable en los últimos años, no ha generado empleo para los profesionales jóvenes.
Esa es la explicación de Behrens al surgir de las protestas de jóvenes educados en general. Asegura este profesor, quien ha dedicado parte de su trayectoria a entender el fenómeno cultural en el mundo de los negocios, que ahora es mucho más fácil mostrar el descontento que en la época de la Guerra Fría, porque los profesionales de ahora tienen un manejo experto de los social media. Por tanto, su poder de convocatoria es mucho mayor.
“Ha llegado una nueva generación de gente más dispuesta, más idealista, y creo que se pueden articular de manera más fácil en torno a una propuesta”, dice.
Es más, para Behrens esta nueva generación va a marcar un hito, ya que los jóvenes mencionados difícilmente van a entrar a las empresas a absorber posiciones subalternas. “Darán bastante trabajo a la organización de la empresa, tienen un poder de presión bastante mayor, y los liderazgos de las empresas ahora tendrán que escuchar más a la gente”, concluye Behrens.
La nueva generación
Abdellatif Waked asegura que el rol de los hombres de negocios es más importante después de las protestas que durante éstas. “Soy muy optimista, hay mucho espacio por explorar para la gente de negocios, nuevas direcciones”, asevera.
Samaan indica que la nueva generación de hombres de negocios están cerca de los treinta años. “Son muy ambiciosos, energéticos, tomadores de riesgos, y buscan nuevas oportunidades constantemente”.
“La corrupción es la principal rabia de la gente. Por eso estoy seguro de que no se va a volver atrás”, dice Waked. Sin embargo, Samaan no está tan segura. “La corrupción en el mundo entero no va a desaparecer tan rápido -dice esta ejecutiva- pero la nueva generación es muy optimista al respecto y obligará a la aplicación de una nueva era, sin corrupción”.
Respecto del futuro económico de Egipto, ambos indican que tomará un tiempo estabilizarse. Probablemente hasta fines de 2012.
En el corto plazo, Waked teme que antes de las elecciones nadie quiera invertir debido a la incertidumbre. Pero está seguro de que la economía en su país va a prosperar en el largo plazo.
Pese a todo, Waked está contento con la ola de revolución en los países árabes. “Es positiva desde lo político hasta los negocios. Primero se sufrirá, tanto en Egipto como en Túnez o Bahrein, pero luego vendrán nuevas ideas, y eso favorecerá el futuro, los negocios, y todos los aspectos de la economía”.
La oportunidad de las B-Schools
En caso de que las previsiones de Waked se cumplan, las inversiones volverán en el futuro y serán significativas e innovadoras en Egipto. A la vez sería un aliciente para la creación de nuevas escuelas de negocios, en un país en que sólo existen cuatro para 83 millones de habitantes, contando a una norteamericana y una canadiense con sedes allí.
“Es ahora cuando deben crecer, porque en el futuro se necesitará a muchos expertos en negocios. Aumentará la inversión y se necesitarán expertos, personas que hayan sido educadas para administrar”, dice Waked. Más, si el mundo occidental decide políticamente apoyar el proceso de cambio, lo que suele estar asociado a recursos.
Para Alfredo Behrens, el gran desafío al que se enfrentarán las nuevas escuelas egipcias es adaptar los planes de estudio a su propia cultura, como lo han hecho los indios y chinos.
“No deben copiar todo lo que se hace en Estados Unidos y Europa. De ese tipo de escuelas tan orientadas hacia occidente solo sale una elite que luego va a trabajar en una multinacional, pero el desarrollo económico necesita mucho más que eso”, dice.