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La historia de cómo aterrizó el primer MBA en Cuba
Martes, Octubre 11, 2011 - 17:34

Conversamos con los principales actores de esta nueva entidad que, al amparo de la Iglesia Católica, pretende acompañar a los nuevos emprendedores cubanos que surgen en la reciente apertura económica.

Gladys ha tenido que empezar muchas veces de cero. Se graduó de Licenciatura en Historia en la Universidad de La Habana (UH), pero al ver que el salario no alcanzaba decidió valerse de sus propias manos para buscarse el sustento. Entonces colgó el título y comenzó a trabajar como peluquera. Eso fue hace unos cinco años, cuando aún Fidel Castro timoneaba los destinos de Cuba y su hermano Raúl era solo su mano derecha. Y tampoco es que Gladys viviera de su salario de peluquera, pero sí tenía acceso a los productos de la peluquería estatal y los usaba para trabajos particulares, con lo que redondeaba las cuentas a fin de mes. Pero las cosas han cambiado

Desde finales de 2010, el gobierno de Raúl Castro transformó las reglas del juego. Para contrarrestar el constante desangramiento de las arcas del Estado, provocado, en parte, por tantos que como Gladys se veían obligados a tomar recursos de las entidades estatales y usarlos por su cuenta para sobrevivir, se dictó una nueva regulación que abrió el campo a una mínima iniciativa privada. 

A partir de noviembre de 2010 ya se anunciaba que algunas actividades como las peluquerías o pequeñas cafeterías pasarían a ser administradas por privados. Con el cambio, Gladys tuvo que comenzar a invertir en los productos que antes le salían gratis, y encima pagar impuestos. Se dio cuenta de ya no se trataba de "redondear" gastos, sino de administrar una pequeña empresa, para lo cual no bastan su oficio de peluquera y su licenciatura en Historia.

Para los cambios, un MBA

Gladys es un personaje ficticio, pero bien que puede resumir en sí la hoja de vida de decenas de miles de cubanos. En personas como ella pensaba el cardenal cubano Jaime Ortega Alamino cuando le comentó a José Luis Mendoza, presidente de la Universidad Católica de San Antonio (UCAM) en Murcia, España, sobre la necesidad de asistir a todos los administradores y dueños de pequeños negocios en Cuba, los cuales se han multiplicado luego de que el último Congreso del Partido Comunista de Cuba hiciera oficial la política de fomentar pequeñas formas de gestión privada

Así lo cuenta Gonzalo Wandosell, vicedecano del de Administración y Dirección de empresas de la UCAM: “el cardenal reflexionaba sobre esto a partir de las medidas y reformas económicas impulsadas por el presidente Raúl Castro, y nuestro presidente se ofreció a cubrirlas”. 

Desde el 26 de septiembre comenzaron las clases del MBA que auspician la Iglesia Católica cubana y la española UCAM. La imagen no podría ser más simbólica. El edificio donde se imparten las clases, hoy sede del Centro Cultural Padre Félix Varela, es una de las construcciones más antiguas del país: el antiguo seminario de San Carlos y San Ambrosio, el mismo edificio que en 1689 fundara el obispo Don Diego y donde se formaron generaciones de sacerdotes, se reciben ahora a los 45 estudiantes elegidos para cursar el programa MBA. En La Habana, a la vista de un envejecido Malecón, parece iniciarse un camino hacia el rejuvenecimiento

Es significativo que la iniciativa haya partido de la Iglesia Católica y que el financiamiento sea español, porque desde 1959 el clero cubano fue el antagonista por excelencia de la Revolución. Aunque desde 1998, con la visita del Papa Juan Pablo II, y últimamente con la liberación de presos políticos, el cariz de estas relaciones ya no es tan áspero. Y simbólico que el financiamiento total de este MBA venga de una institución universitaria en España, la que fuera metrópoli hasta 1898 y a la que muchos aún llaman Madre Patria, dados los fuertes vínculos entre ambos países, los que nunca se congelaron ni siquiera durante la Guerra Fría y que hoy se expresan en una amplia inversión española en Cuba. 

Así, este programa es único en su género porque no sólo se dirige esencialmente a los cuentapropistas, aquellos que hasta hace muy poco figuraban en la lista negra de las autoridades cubanas, sino porque es la primera vez en más de 50 años que una iniciativa educativa de cualquier índole deja al margen el pensamiento marxista-leninista

“La UCAM asume el pago de los profesores, tanto de los españoles como de los cubanos, además del coste de los viajes y lo relacionado con la cuestión académica”, apunta Wandosell. Mientras, el Centro Cultural Padre Félix Varela de la Iglesia “brinda la instalación y todos los instrumentos necesarios para que se desarrolle el máster, y además coordina con los profesores locales”, tal como refiere su director el padre Yosvani Carvajal. 

En este sentido, continúa Carvajal, “a los estudiantes se les aclaró que este título aún no es reconocido por el Ministerio de Educación Superior”. O sea, todavía no se homologa con ninguna institución universitaria cubana.
Sin embargo, Carvajal confiesa sus expectativas de que “en un futuro no lejano, con el paso del tiempo y cuando termine este curso del máster, la UH y el Estado cubano reconozcan el título”. Argumenta en este sentido que ya se han firmado acuerdos y establecido colaboraciones entre la UCAM y la UH.

Al respecto, Majel Reyes Quesada, licenciada en Lengua Inglesa y alumna del MBA, revela que en su caso personal no persigue el título de “Máster”, sino que decidió postular por una razón pragmática: “tengo la visión de que posiblemente con las nuevas aperturas pueda hacer algo, una empresa privada, una PYME”.

Es quizás por eso que en su naturaleza el máster se enfoca a lo práctico. “Es lo que llamamos en España un máster profesional”, explica Wandosell. “Lo que pretende es ofrecer conocimientos avanzados en la dirección de empresas, pero muy orientado a las pymes, micropymes y las cooperativas, que son los emprendimientos que se están formando ahora en Cuba”. Dicho de otro modo, los egresados no tendrán en su país nada que buscar dentro del área académica, al menos, no si su diploma se mantiene sin ser reconocido por el gobierno cubano.

Cuando se analiza el perfil de los alumnos del MBA, Wandosell refiere que entre estos 45 primeros elegidos -entre 175 que postularon- los hay procedentes de empresas estatales y de la gestión privada, y que no fue un requisito la afiliación al catolicismo sino que fueran graduados universitarios. “Son ingenieros, abogados o economistas, el objetivo es que aprendan técnicas que se utilizan en todas partes del mundo para manejarse como cuentapropistas. Son gente emprendedora, tienen en la mente la idea de en un futuro poder llevar su propio negocio, y es en esta meta que el master pretende ayudarlos”.

Un programa dentro del contexto cubano

¿Pero cómo diseñar un MBA para cubanos? ¿Qué contenidos incluir o desechar para estudiantes que han crecido y se han formado en un entorno diametralmente distinto al de cualquier joven ejecutivo de prácticamente cualquier lugar del mundo? 

En la actualidad, aún persisten obstáculos para el desarrollo de una PYME en Cuba. Tres condiciones específicas dificultan un progreso económico. 

Por una parte, la lista de “actividades autorizadas para el ejercicio por cuenta propia” impide alcanzar un desarrollo que no sea feudal. Por ejemplo, la lista autoriza las licencias para remendadores de libros, pero no a quienes quieran abrir una editorial. Se puede ser albañil y poner los azulejos de un baño, pero no se puede abrir una empresa constructora. Y ninguna empresa de este tipo podrá nacer en Cuba mientras la Constitución cubana reconozca que “el sistema de economía basado en la propiedad socialista” es el que rige la gestión económica.

Además, no funciona aún un sistema de créditos o microcréditos. Sin acceso a un financiamiento inicial, las oportunidades de iniciarse una actividad por cuenta propia se reducen para un cubano promedio. Incluso, supone un gran esfuerzo para aquellos que cuentan con la remesa de familiares en el extranjero. 

Tampoco se implementan hasta el momento "los mercados de aprovisionamiento que vendan a precios mayoristas y brinden los servicios de alquiler de medios y equipos, sin subsidio, al sistema empresarial, al presupuestado y a las formas de gestión no estatal”, lo que fue una de las resoluciones del último congreso del Partido Comunista

Sin embargo, al parecer el diseño del programa ha sabido tener en cuenta el particular entorno cubano. Majel insiste en que “la visión de los profesores es muy realista. No edulcoran nada, pues no hablan de soluciones mágicas ni de que la economía despuntará de súbito. Y se agradece ese nivel de realismo”. 

Al reflexionar precisamente sobre la gestación del programa y las peculiaridades a las que se tuvo que adaptar, Wandosell comenta que una de las limitaciones mayores es la escasa penetración de internet en Cuba. “La limitación digital hace que el máster sea presencial. Normalmente podríamos dar clases online, pero en este caso estamos obligados a desplazar nuestros profesores a Cuba, y a contratar también profesores cubanos”. 

En cuanto a los contenidos, fue el propio Wandosell quien diseñó el programa. Para ello visitó antes La Habana, donde indagó y conversó sobre el contexto económico cubano, y luego concluyó que “hacían falta nociones básicas de las funciones que se manejan en un negocio”. 

En tanto, el MBA consta de siete materias. Cada una se prolonga durante un mes y termina con un examen. La duración total será entre el 26 de septiembre y el próximo 9 de junio de 2012. Mientras, los estudiantes recibirán materias concernientes a los entornos económicos cubano y extranjero, márketing (que de momento es la asignatura más popular, según algunos estudiantes que entrevistamos), economía financiera y contabilidad, comportamiento organizacional, producción y gestión de la calidad (que compete de cerca a las cooperativas, estrategia y empresa) y, por último, el sistema tributario de una empresa. 

Sin dudas, este MBA propone materias que en Cuba tienen resonancias que para muchos abren la puerta a un capitalismo que por cinco décadas intentaron mantener a raya. Para otros, será una herramienta útil para un mejor pasar económico.

Autores

Daniela Arce